Shabbat: Jeshvan 17, 5766; 19/11/05
Un
comentario de la Parashá Vaierá
Vivir
y dar vida
En el comienzo de nuestra parashá nos
encontramos con un pormenorizado relato del encuentro de Avraham con los
tres enviados celestiales, que a los ojos humanos tenían apariencia de
pordioseros idolátricos del desierto.
Se nos cuenta del gran respeto de Avraham por ellos (sin reconocerlos como
ángeles), de los que les ofreció para agasajarlos, de los preparativos de
los alimentos y del momento del ágape.
Detalles de un suceso que en sí mismo era de suma importancia, pero
aparentemente las pinceladas mencionadas son superfluas.
En realidad, la misión central de los mensajeros celestiales era anunciar el
nacimiento de Itzjac, hecho fundamental en la historia de Israel y de la
humanidad, entonces, ¿para qué darnos tantos detalles que no hacen al fondo
del relato?
Por otra parte, la Torá en su faz escrita no
hace siquiera una breve mención a acontecimientos de principal relevancia en
la vida del primer patriarca.
Por ejemplo, gracias a la Torá oral sabemos que el perverso y maldito rey
Nimrod1 ordenó que el juvenil Avraham
eligiese entre permanecer con vida pero aceptando públicamente a los falsos
dioses, o que muriera en la hoguera; y Avraham optó por la muerte antes que
la vida infame del idólatra.
El Eterno, en Su inescrutable Misericordia, permitió que el patriarca
sobreviviera y se sobrepusiera a las infamias del despreciable rey.
Me pregunto: ¿acaso no es más notable este
suceso que el darle de comer y beber a unos -aparentes- pordioseros del
desierto meso-oriental?
¿Acaso no fortalece nuestra "fe" y nuestro amor a Dios el relato del
coraje y determinación de Avraham, dispuesto a inmolarse en honor del
Todopoderoso?
¿Por qué este hecho es silenciado en la Torá escrita, pero es relatado en
abundancia un agasajo a unos vagabundos?
¿Por qué otras peripecias interesantes y movilizadoras son narradas por la
Tradición oral, pero no fueron plasmadas en la Torá escrita?
¿Por qué ni siquiera son mencionadas o enumeradas; pero se dedica tantas
letras a un hecho común y bastante corriente?
El rabino Natán Tzvi Kinkel suele usar este
tipo de preguntas para revelarnos un profundo conocimiento del jesed
-misericordia, bondad, generosidad o altruismo-.
El Eterno creó el universo y constantemente lo mantiene en existencia,
merced a Su jesed.
Si quisiéramos resumir la relación del Eterno hacia el universo y hacia cada
uno de nosotros podríamos decir que es jesed.
Es cierto que Él es Juez y que juzga y
preserva los límites y leyes por Él impuestos; pero si fuera Juez solamente
no tendríamos existencia, pues a cada rato quebrantamos Sus leyes.
Es por eso que Él manifiesta Su faceta misericordiosa constantemente, y así
estamos sustentados con vida.
Si faltará Su jesed aunque sea un pequeño segundo, el universo
desaparecería engullido por nuestras iniquidades bajo el peso de Su estricta
Justicia.
¡Atención!
¡Qué quede claro!
No es que el universo caería en garras del mal, de un supuesto enemigo
antagonista del Todopoderoso, sino que seríamos juzgados por el Eterno con
tal severidad que ni siquiera una mota de error sería tolerable ante Sus
ojos.
Pero, gracias a Él Su juicio viene endulzado por la copa de la Misericordia.
Ahora bien, siglos luego de Avraham en la Torá
se nos estimula con el siguiente precepto a que emulemos al Eterno:
"En pos del
Eterno vuestro Elokim andaréis, y a Él temeréis. Guardaréis Sus
mandamientos y escucharéis Su voz. A Él serviréis y a Él os adheriréis."
(Devarim / Deuteronomio 13:5)
Avraham no poseía acceso a la Torá, tal como
la tenemos nosotros, sin embargo él ya predefinía muchos de los aspectos que
nosotros nos encontramos más tarde concretados en nuestra santa Torá.
Como un émulo del Eterno, la hospitalidad de
Avraham, su altruismo, era una expresión de su profunda creencia y
reconocimiento del Eterno.
Él andaba en los pasos del Eterno, y por eso equilibraba la justicia con una
gran dosis de bondad.
De esta manera, cuando estuvo ante unos vagabundos, no los juzgó por su
apariencia, ni hizo cálculos de conveniencia o posibles retribuciones, sino
que desplegó ante ellos su amor auténtico, su reconocimiento de que aquellos
extraños también son criaturas del Padre celestial, hechos a imagen y
semejanza de la divinidad.
Pleno de devoción, imbuido de verdadera espiritualidad, la energía de
Avraham era para sostener el mundo con generosidad, y de esa manera
contribuir a engrandecer y embellecer el Nombre del Eterno.
Amaba a su prójimo y se amaba a sí mismo, por eso era capaz de conducirse de
acuerdo a los caminos del Eterno.
Es por esto que la Torá no se detiene a
narrarnos sucesos heroicos del patriarca, sino aquellos que destilan su gran
generosidad, su amor por el prójimo, su efervescencia a la hora de actuar
con altruismo en honor al Eterno.
El heroísmo es valioso, pero la construcción del shalom lo supera con
creces.
De esta manera aprendemos que a ojos del
Eterno, tal como está en la Torá, es preferible la santificación del Eterno
por medio de nuestra entrega auténtica y amorosa a otros en lugar de
entregar nuestra vida en nombre de la "fe".
Cuando estamos dispuestos a morir por fidelidad al Eterno,
demostramos un grado de grandeza difícil de equiparar.
Pero, cuando estamos dispuestos a vivir con auténtico amor por el
Eterno, a través de acatar Sus preceptos y de actuar con generosidad con el
prójimo, estamos alcanzando un sitial de grandeza reservado para los más
cercanos a Él.
Todos podemos llegar a esa proximidad con el
Eterno, es cuestión de dedicarnos con autenticidad a la tarea.
¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Cuídense y gocen de lo permitido para qué sepamos construir shalom!
Moré Yehuda Ribco
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Notas:
1-
Nimrod, que entre otras desgracias tiene el ingrato honor de ser en la
historia el primer falso dios humano que fuera crucificado para -supuesta-
redención de sus fieles.
Entre sus mitos se encuentra la historia fantástica que nació de una virgen
impregnada por un supuesto dios.
Su señal era la cruz y uno de sus apodos era "cordero de dios que quita el
pecado".
Su imperio fue inmenso, tenía gran poder, basado en la brujería, la
sugestión de masas y el imperio del terror pues no vacilaba en asesinar,
torturar y amenazar a sus opositores. Durante muchos años el castigo
preferido para los que él consideraba infieles era la hoguera.
Recordemos que este oscuro personaje vivió alrededor del año 1800 AEC.
Cualquier similitud con otros falsos dioses más conocidos y otro imperios
infernales en la tierra, no es pura coincidencia.
Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los hallan
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