Shabbat: Kislev 9, 5766; 10/12/05
Un
comentario a la Parashá Vaishlaj
Serenidad
en la tormenta
En la parashá nos encontramos con el siguiente
testimonio:
"Entonces Iaacov [Jacob] tuvo mucho temor
y se angustió."
(Bereshit / Génesis 32:8)
En una primera lectura, Iaacov estaba asustado
porque a la mañana se encontraría con su hermano Esav, quien había jurado
destruirlo.
Es fácil comprender que temía Iaacov por sí mismo y por sus familiares, por
los posibles males que Esav les podría causar.
Pero también temía Iaacov por sus padres, quienes sufrirían al enterarse que
un hermano mató al otro.
Y, aunque a simple vista no pareciera, temía Iaacov por Esav, pues quizás él
se viera obligado a eliminar a su bravío hermano.
Era una noche de angustia y temor, sin dudas.
Pero esa noche fue también la que significó una bisagra en la vida de
nuestro patriarca.
Es la noche en la cual él luchó consigo mismo, con su conciencia, y aprendió
un estilo de vida diferente al que estaba llevando hasta ese entonces.
Hasta entonces Iaacov a veces engañaba, a
veces no era tan auténtico como corresponde.
A partir de aquella noche, algo en su personalidad murió para dar nacimiento
a algo mejor.
Nació el auténtico Iaacov bajo el signo, bajo el nombre de Israel.
Tengamos en claro que los dos hermanos mellizos, Iaacov y Esav,
en su esencia representan
dos maneras de ser, de proceder en la vida, así como dos finalidades.
Iaacov es conocido por su laboriosidad y
carácter afectuoso, era capaz de sacrificios personales con tal de llegar a
sus metas. Si bien en su juventud cometió algunos errores, los cuales lo
lastimaron a sí mismo como a su prójimo, su intención última no era el
perjudicar a otros para vencer, ni su lema era "el fin justifica los
medios". Cuando tropezaba y cometía alguna inmoralidad, su conciencia se lo
advertía disparando la señal de alerta que despertaba a su pura alma hacia
el arrepentimiento.
Con el tiempo, mientras iba ascendiendo en la escala de la espiritualidad,
Iaacov fue modificando su personalidad, hasta adquirir una nueva identidad,
la de Israel.
Por esta cualidad de perseverar para ir de menos a más, es que nosotros lo
tenemos entre nuestros patriarcas, como recuerdo por su nobleza, y para que nos sirva como modelo e
inspiración a todas las generaciones.
Iaacov ya no está entre nosotros, pero está claro que no se ha "evaporado"
de nuestra realidad, sino que su influjo es constante, por tanto es como si
no hubiera muerto.
Así es posible entender un extraño comentario talmúdico: "Iaacov
no murió" (Taanit 5b), un justo muere para Este Mundo pero su
influjo lo mantiene con vida en las obras de bien y en los emuladores que le
suceden.
Esav, por el contrario, estaba centrado en la
búsqueda del éxito mundanal, el poder y la excitación del reconocimiento
social. Para alcanzarlos no importaban las cabezas que tuviera que pisotear
ni los aliados que traicionar. Su conciencia, que también la tenía, estaba
amordazada y anestesiada por los placeres de la vida terrenal. Para
liberarse de inconvenientes engañaba y se auto-engañaba, para encontrarse a
la postre sometido a su propia falsedad, esclavo de su miedo a la vida.
Esav al igual que su hermano quería ascender, pero a diferencia de él, su
escala era la del poder externo, la de la riqueza, la de la fuerza, la del
dominio sin concesiones.
Por eso su modelo es efímero. Es copiado en sus acciones por otros
ambiciosos, pero su memoria ha sido abandonada, y su persona ya no es
estimada.
Como
sabemos, los que dedican su existencia al pecado incluso en vida son
considerados como si estuvieran extintos (ver Metzudat David a Tehilim
115:17).
Es que, debemos recordar este versículo:
"Sólo vosotros,
que permanecéis adheridos al Eterno vuestro Elokim, todo de vosotros
está vivo hoy."
(Devarim / Deuteronomio 4:4)
Si somos exactos al momento de estudiarlo,
podemos darnos cuenta de que vivo puede ser considerado solamente aquel que
es fiel y se adhiere al Eterno.
Los que no están adheridos por medio de Torá y preceptos al Eterno, pueden
estar respirando, procreando, pasando, pero no están auténticamente con
vida.
Es triste, es estremecedor, pero es ni más ni menos lo que el Todopoderoso
nos está advirtiendo desde las profundidades de su perfecta Torá.
Ahora, ¡contemplen qué paradoja!
Aquel que se afanó con desespero por hacerse un sitial en Este Mundo, ha
muerto y su recuerdo ha sido consumido.
Pero el que se esmeró para crecer espiritualmente, viviendo intensamente en
Este Mundo pero con la vista puesta en el Venidero, aunque su tiempo ya haya
pasado, él permanece.
Tomemos las palabras y captemos su profunda
sabiduría:
"Lo que el impío
teme,
eso le vendrá;
pero a los justos les será dado lo que desean."
(Mishlei / Proverbios 10:24)
Esav, y la gente que como él actúa, temen el
anonimato, temen el sentirse ignorados por la sociedad, temen no ser tenidos
en cuenta. También temen el fracaso en lo material, le huyen como si fuera
la peor de las pestes.
Para no caer en la ruina material ni en el rechazo, hacen hasta lo
imposible.
Y en su desesperación, eso que temen es finalmente los que los atrapa y ante
ello sucumben.
Por su parte, los seguidores de Israel/Iaacov,
que viven con justicia y rectitud, no huyen del temor sino que desean el
crecimiento, y eso precisamente tarde o temprano alcanzan.
Cuando tienen miedo, emplean esa situación para catapultarse en lugar de
hundirse en el pesar que esclaviza. Hacen resaltar su creatividad, su
solidaridad, su ingenio, su ánimo positivo, su confianza, su pragmatismo...
en fin, una larga serie de virtudes que se refuerzan con cada momento
desgraciado o que emergen precisamente cuando la vida se oscurece por alguna
adversidad.
Tal es uno de los sentidos metafóricos del enfrentamiento nocturno entre
Iaacov y el miserioso personaje, que comúnmente es considerado como un ángel
(Bereshit / Génesis 32:25 y siguientes).
En palabras del inspirado salmista:
"Aunque ande en
valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás
conmigo."
(Tehilim / Salmos 23:4)
¿Qué nos dice el salmista?
¿Qué para el justo no habrá desdichas?
¿Qué el Eterno hará milagros constantes para evitar todo daño y malestar al
justo?
¡Nada de esto!
Nos indica que a pesar de los malos momentos, de las pérdidas, de los
dolores, de todo lo que pueda estar en contra y ser pesado, el Eterno da
serenidad y confianza al justo.
Es decir, cuando la sombra del temor, de la aniquilación, del mal se ciernen
sobre el justo, éste lógicamente teme (si no sería un tonto, o un ángel),
pero no se deja vencer por el temor, ni actúa en base al mismo. Sino que se
mantiene firme en el camino que la luz del bien le ha venido trazando.
De esa manera cada evento pesaroso es vivido con verdadera espiritualidad,
como un trauma que sirve también para crecer.
¿Cómo se aprende a vivir en justicia y bondad?
Es claro que estudiando Torá y cumpliendo con cabalidad los preceptos de la
misma.
Pero, en un sentido más general, haciendo caso de la sentencia que dice:
"Apártate del mal
y haz el bien, y vivirás para siempre."
(Tehilim / Salmos 37:27)
Como apoyo e incentivo está siempre la
Cterapia,
para ahuyentar los miedos y traer luz a las oscuridades del alma, y entonces
poder emprender con seguridad el camino de ascenso espiritual.
Cuando nos damos cuenta que no podemos solos, que es necesaria la asistencia
de alguien preparado para que nos sirva de guía y luego nos deje andar con
independencia, cuando nos percatamos de esto, es cuando podemos requerir la
orientación de la Cterapia.
Pero, es tan difícil dejar esa parte de Esav que tenemos para darnos el
permiso de pedir ayuda...
¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Cuídense y gocen de lo permitido para qué sepamos construir shalom!
Moré Yehuda Ribco
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Notas:
1-
Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los hallan
HACIENDO CLIC
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