(Tevet 9, 5762 - 24/12/01)

Beshem H' El Olam


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 Una historia de navidad

Hola Yehuda;

Leí en el artículo titulado "Espíritu navideño" la
misiva de una chica que se reconoce como judía, pero
que le encanta el "espíritu navideño".

No me corresponde decir qué festividad se debe o no se
debe celebrar, pero deseo compartir dos historias que
guardan algunas similitudes y que nos enseñan las
grandes diferencias entre la Torá y las creencias de
otros pueblos.

Una historia de navidad

Por Shmuel Golding

El joven Naftalí había vivido en Babilonia toda su
vida y conocía bien las tradiciones del pueblo con el
que cohabitaba. Siendo judío, se le había inculcado
servir al Di-s de sus padres, el Di-s de Israel y se
le había enseñado que el adorar ídolos era una
abominación. Sin embargo, Naftalí sentía en este
particular día del año, el solsticio de invierno,
cuando toda Babilonia estaba celebrando el nacimiento
de su dios Tamuz, un vacío en su interior, un
sentimiento de no pertenecer a esa grande y poderosa
nación. Naftalí sentía un gran deseo de ser como los
otros chicos de su edad y participar en aquella alegre
festividad que todos celebraban. Veía cómo un árbol
era sacado del bosque y era ataviado con oro y plata.
Este árbol era acompañado de regalos envueltos en
colores azul y púrpura, dejados por una imágen tallada
en él. Escuchaba la música de los flautistas y veía a
la gente bailar. Naftalí deseaba tanto bailar y llegar
a ser una parte de aquella nación y de su gente.

Naftalí no estaba solo. Había otros judíos de su
generación que sentían que el viejo profeta, llamado
Jeremías, estaba exagerando al advertir que no se
debían seguir las conductas de la nación. "¿Qué sabe
Jeremías sobre la buena vida? ¿Acaso no ve lo mejor
que está nuestro pueblo aquí en Babilonia ...",
razonaba Naftalí, " ... comparado con nuestros
sufrimientos en Israel, el viejo país?" "Y miren",
continuaba Naftalí, "cúantos de nuestra gente se han
casado con babilonios y se han convertido en un pueblo
y en completos ciudadanos de este poderoso territorio.
Decir que su dios es sólo un objeto de madera muestra
que Jeremías no entiende el verdadero espíritu de esta
religión."

Primero, fueron las celebraciones, las procesiones, el
cargar a su dios quien parecía tan viviente, casi
humano, siendo alzado por las calles, lo que ganó la
admiración de Naftalí. Cuando finalmente acogió las
conductas de los babilonios, encontró algunas
respuestas para dárselas a su familia, amigos y
parientes. Dura, su novia babilonia, lo ayudó. Ella
estaba dispuesta a explicar el simple y fundamental
credo de la religión y lo ayudó a convencer a su
familia cómo el dios de Babilonia era también el mismo
dios único que el Di-s de Israel. El universalismo de
este dios abrazaba a todos los pueblos, por lo tanto
los judíos también eran bienvenidos a adorarlos en sus
altares. Naftalí vió (transgiversando las palabras de
la Torá de Moisés) que el exilio y la adoración a
Tamuz había sido deseado por Di-s y fue previsto por
Moisés y los Profetas. Naftalí se había convertido en
un "Judío por Tamuz-Adonis". De una vez por todas
encontró que la soledad de ser un judío en el exilio
había desaparecido. Los habitantes de la región se
hicieron sus queridos y cercanos amigos. Sus fiestas
se hicieron suyas y era por fin capaz de compartir su
alegría en el cumpleaños de su dios.

Moshé Posen había vivido toda su vida en los Estados
Unidos. Conocía muy poco sobre su judeidad, sólo sabía
que era judío, había tenido un bar mitzvá que para él
le había parecido más bar que mitzvá, y había asistido
en su vida a unas pocas celebraciones de las Altas
Fiestas. Estas festividades le parecían soñolientas,
el servicio de la sinagoga aburrido, e incluso que
aquello era toda la extensión del judaísmo de Moshe
Posen.

Ahora, siendo una persona inteligente y de buenos
modales, como lo son la mayoría de chicos judíos,
tenía varios amigos entre la gente de la región.
Realmente Moshe Posen se sentía orgulloso de ser
norteamericano, un ciudadano de aquel grande y
poderoso país. Pero vaya, había un momento en
particular cada año en el cual Moshe Posen no se
sentía cómodo.

Se sentía rechazado, como si no fuera un verdadero
estadounidense, algo faltaba en su vida. Este
sentimiento de no pertenencia llegaba cada solsticio
de invierno, cuando los cristianos adoraban a su dios
Jesús.

Miraba admirado cómo los árboles eran traidos a la
ciudad desde los bosques y la gente iba decorándolos
con cintas plateadas y doradas e iban colocando
regalos a los pies del árbol envueltos en papeles
púrpura, azul y otros colores brillantes. Adoraba
escuchar a la gente cantar sus villancicos a llos
habitantes de la zona. Se sabía más los villancicos
navideños que los himnos judíos y le parecía difícil
negarse a sí mismo cantarlos en esta alegre temporada
del año. Su padre, sin embargo, era un tipo
complaciente que sabía qué tan duro era para un chico
sentirse fuera y se hizo una promesa. Cada janucá, un
árbol de navidad sería llevado a la casa y se le
decoraría de la misma forma, la única diferencia era
que sería llamado un árbol de jánuca y los regalos
pasarían a ser regalos de janucá.

Por vez primera ésto complació a Moshe Posen, pero
pronto, como muchos otros de su generación, deseaba
más del verdadero espíritu navideño. Finalmente Moshe
Posen aceptó a Jesús, el dios de los cristianos, y
pronto empezó a distorcionar la biblia hebrea a fin de
darle justificación a sus nuevas creencias. De hecho,
ahora argumenta que no está siguiendo los caminos de
la gente de la región sino que se ha convertido en un
judío completo. Sostiene que la Torá de Moisés y todos
los Profetas, hablaron sobre su dios Jesús, cuyo
nacimiento Moshe Posen actualmente celebraba. Lo que
es más, había sido tan exitoso en persuadir a otros
judíos confundidos a seguirlo, que la gente a la cual
se unió lo hizo uno de sus pastores y con su ayuda era
capaz de imprimir anualmente un aviso de página
completa en un diario principal diciendo: "Soy judío y
celebro navidad".

Moshe Posen, no obstante de todos sus esfuerzos de
convertir a sus semejantes judíos, pudo influenciar
solo a aquellos, que como él, eran asimilados y se
sentían avergonzados de ser judíos. Los sabios y
líderes eruditos de la comunidad sabían que sus
escrituras hebreas decían "¿Quién es como Tú, O Di-s,
entre los dioses?" (Éxodo 15:11). El Di-s de Israel
era un Di-s, único, sin igual, mientras que Jesús, el
dios de Moshe Posen, era más parecido a los antiguos
dioses de Babilonia, Egipto y Persia que incluso los
sabios de la Iglesia estaba avergonzados por las
similitudes.

Mitra, el dios sol de Persia, nació en forma humana de
una roca, un 25 de diciembre. Los pastores fueron sus
primeros adoradores. El primer día de la semana, el
domingo, el día del sol, era el día santo mitraico.

Osiris, el más grande de los dioses egipcios, nació un
25 de diciembre y fue llamado "rey de reyes y señor de
señores". Fue condenado a muerte por traición y
resucitó entrando al cielo.

Isis, la gran madre de Egipto y esposa del dios
Osiris, se embarazó a través de la luz y dió
nacimiento a Horus, un 25 de diciembre, en el
solsticio de invierno.

Tamuz-Adonis, el dios de la vegetación de Siria y
Babilonia, nació de la virgen Myrra, también un 25 de
diciembre. Después de enfrentar una muerte violenta,
Adonis descendió al infierno donde a través de la
intervención de Afrodita, resucitó y ascendió a los
cielos en la época del solsticio de primavera.

Dionysus-Bacchus, el dios del vino y la vegetación de
Grecia, nació un 25 de diciembre. Murió en forma
violenta y se dice que volvió a la vida. Una cabra, un
toro y en otros lugares un hombre, sustituido por un
cordero, era partido en pedazos y su carne comida por
los seguidores durante un ritual marcado para celebrar
la muerte de Dionysus. En estos ritos, los sacerdotes
transformaban "mágicamente" el agua en vino. Estos
adoradores de Dyonisus creían que estaban matando a su
dios, comían su carne y bebían su sangre.

Buda nació de la virgen Maya, el nacimiento de Krishna
fue anunciado por una estrella y fue adorado por
pastores luego de su nacimiento. Krishna fue
crucificado y resucitó, ascendió a los cielos y se
espera que regrese en los días finales.

Tomados en conjunto, las coincidencias del dios Jesús
con los dioses paganos son tan cercanas y numerosas
para ser accidentales. En los ojos de los adoradores
del Di-s de Israel, Moshe Posen fue un alma perdida,
más que eso, un paria y un engañador de su pueblo.
Este fue el precio que Moshe Posen tuvo que pagar,
pero él sintió que era un mérito, especialmente en la
época de navidad, cuando era por fin aceptado como un
norteamericano completo.

Escucha la palabra que el Señor te dice O Casa de
Israel ... No aprendan el proceder de las naciones ...
Las costumbres de la gente son vanidad. No es sino un
palo cortado del bosque ... Ellos lo decoran con plata
y oro ... Son brutos y tontos. Las vanidades de las
cuales han sido instruidos no son mejores que (el
ídolo mismo) el tronco. Esto no es sino algo enfermo.
No es así la porción de Jacob. Israel es la tribu de
su patrimonio. (Ver Jeremías 10).
 



Referencia de los dioses paganos:

Jews, Jesus and the New Testament por Sidney Kaye.

Bible Myths por T.W Doane.


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