Claves: Torá, Shavuot, entrega, Moshé, Moisés, revelación, Sinai,
Horeb, Joreb, Hashem, Dios, rabino, sabio, profeta, mitzvá, precepto,
mandamiento, Ieshu, Jesús, Pablo, falso, pecado, ley
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Shalom.
Gracias por su participar nuevamente.
Es imprescindible haber leído y comprendido
con claridad lo que he tratado de enseñar en la respuesta
previa, antes de continuar con la respuesta presente.
La Torá expresa sin dudas:
"Tendréis cuidado de hacer todo lo que Yo
os mando; no añadiréis a ello, ni quitaréis de ello."
(Devarim / Deuteronomio 13:1)
Esto significa lo que está escrito: nadie
tuvo, tiene, o tendrá derecho para añadir o para quitar un mandamiento de
los 613 enunciados en la Torá. Ni tampoco para hacer variar su normativa de
acuerdo a lo recibido en la Tradición oral, desde Sinai en adelante.
Por lo tanto, ni profetas, ni rabinos, ni sabios, ni otras personas, ¡ni
siquiera el mismo Dios!, pueden modificar lo que la Torá da como un
mandamiento para los israelitas.
Lo que los profetas han hecho en ocasiones, es
revelar aspectos de la Torá que estaban velados para las generaciones que
les precedieron, pero, obviamente, los aspectos renovadores que
expresaron estos profetas jamás estuvieron en contra de lo que ya era
normativa vigente, ni añadidos, ni enmiendas, ni quitas.
En alguna circunstancia, por imperio de la necesidad y urgencia, un profeta
tenía el derecho de interrumpir temporalmente el cumplimiento de un
mandamiento, tal como se puede hacer cuando está en peligro de vida alguna
persona. Pero, si tal interrupción hubiera sido algo más que por un breve
lapso, eso era demostración suficiente para condenar al profeta como
falsario, y por lo tanto, incluido en la reglamentación referida a los
profetas falsos, sobre los que está escrito:
"Si se levanta en medio de ti un profeta
o un soñador de sueños, y te da una señal o un prodigio, si se cumple la
señal o el prodigio que él te predijo al decirte: 'Vayamos en pos de otros
dioses' –que tú no conociste– 'y sirvámoslos', no escuches las palabras de
tal profeta ni de tal soñador de sueños; porque el Eterno vuestro Elokim
os estará probando, para saber si amáis al Eterno vuestro Elokim con todo
vuestro corazón y con toda vuestra alma.
En pos del Eterno vuestro Elokim andaréis, y a Él temeréis. Guardaréis Sus
mandamientos y escucharéis Su voz. A Él serviréis y a Él seréis fieles.
Pero tal profeta o tal soñador de sueños ha de ser muerto, porque predicó
la rebelión contra el Eterno vuestro Elokim que te sacó de la tierra de
Egipto y te rescató de la casa de esclavitud. Él trató de desviarte del
camino por el que el Eterno tu Elokim te mandó andar. Así eliminarás el
mal de en medio de ti."
(Devarim / Deuteronomio 13:2-6)
¿Recuerda a Ieshu o a Pablo el de Tarso? Pues
bien, son exponentes perfectos de un falso profeta, idólatra, pervertidor de
los ingenuos que los escuchan...
Por completo diferente a estos farsantes
pecadores, se encuentran los iluminados profetas del Eterno, y
los
verdaderos Sabios consagrados de Israel, quienes además de ir revelando
lo oculto en la Palabra, tienen el derecho (de parte de Dios) de legislar,
es decir, de elaborar nuevas leyes acordes a las épocas, en tanto no sean
contrarias a la Torá, ni se las sume al número de 613 mandamientos, tal como
está escrito:
"Cuando te sea difícil decidir en un
juicio en tus tribunales, ya sea en asuntos de homicidio o de derechos o
de ofensas físicas o en otros casos legales, entonces te levantarás y
subirás al lugar que el Eterno tu Elokim haya escogido.
Irás a los sacerdotes levitas y al juez que haya en aquellos días y
consultarás. Ellos te indicarán la sentencia del juicio.
Harás según la sentencia que te indiquen en aquel lugar que el Eterno haya
escogido, y tendrás cuidado de hacer según todo lo que te declaren.
Harás según la Torá [la instrucción] con que ellos te instruyan y según el
juicio que pronuncien. No te apartarás de la sentencia que te indiquen, ni
a la derecha ni a la izquierda.
Quien proceda con soberbia y no obedezca al sacerdote que esté allí para
servir delante del Eterno tu Elokim, ni al juez, esa persona morirá. Así
eliminarás el mal de Israel."
(Devarim / Deuteronomio 17:8-12)
En conclusión:
-
Las leyes de la Torá son la Constitución
básica y superior de Israel, emergida de Dios, por intermedio del fiel
siervo Moshé.
-
Nadie puede modificar, agregar o eliminar
los preceptos de la Torá.
-
Se puede interrumpir el cumplimiento de un
mandamiento por breve tiempo y en procura de salvar una vida.
-
Ni profetas ni Sabios han modificado,
añadido o quitado a los 613 preceptos de la Torá.
-
Profetas y Sabios consagrados tienen derecho
divino para legislar, y sus leyes deben ser considerados de estatus
superior a meras normas humanas.
-
El que se presenta en nombre de alguna
divinidad, y procura modificar la Torá, es un falsario, un pecador, y no
se le debe prestar ninguna atención. Además debe ser llevado a juicio, y
que pague por su abominable delito.
Será un placer recibir los comentarios
edificantes de los lectores en la casilla de e-mail:
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Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco |