Claves: Dios, Hashem, profeta, profecía, libertad, independencia,
autonomía, gobierno, pasiones, deseos, instintos, voluntad, Torá, Biblia,
mandamiento, precepto, esclavo, amo, fiel, cumplir
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Shalom.
Gracias por participar a partir de un texto de
nuestra autoría.
En verdad para el judaísmo el ejercicio de la
libertad no es un ente ideal, un pensamiento abstracto de filósofos y
poetas.
Para el judaísmo la libertad es cuestión de cumplir voluntariamente con los
mandamientos del Eterno; y así desplegar hasta el máximo posible el inmenso
potencial que cada uno de nosotros atesora en su interior.
Quizás esto le puede parecer contradictorio: ¿el verdadero ejercicio de
libertad se consigue mediante el cumplimiento de unas ordenanzas? ¿Cómo es
esto? ¿Acaso ser libre no es hacer lo que se le antoja a uno, sin
compromisos, sin afiliaciones?
Pues bien, no es así.
Que el ejercicio de la libertad se consigue a través de la aplicación a un
código objetivo y superior, es relativamente sencillo de demostrar.
Piense lo siguiente: aquel que está sometido al influjo de sus
pasiones, ¿puede considerarse libre? ¿O es realmente esclavo de sus deseos
indomeñados?
Esto significa que el salvaje, o el libertino, o e rebelde que se guía por
sus impulsos personales; realmente es uno de los esclavos más apesadumbrados
que pueden existir; pues, ni siquiera se da cuenta de su estado de
sometimiento total, que le cercena la posibilidad de intentar liberarse.
Pero, al voluntariamente hacernos partícipes del Deseo divino, del único
modo posible para nosotros que es acatando Sus mandamientos, estamos
adueñándonos de nuestras elecciones, de nuestros pasos, y por lo tanto
educando nuestros instintos, decidiendo nuestro destino. Así estamos
ejerciendo nuestra libertad, pues, libremente decidimos qué es lo que
deseamos hacer con nuestra vida.
Atención que libertad e independencia son cosas diferentes. Pues, los
humanos podemos conseguir ejercer nuestra libertad en mayor o menor grado;
pero no tenemos escape al tener que ser dependientes de algo o alguien (en
mayor o menor medida).
Por último, solamente el hecho de acatar Sus mandamientos es lo que permite
el desarrollo de la libertad humana real, pues, de acatar fielmente las
leyes de individuos o de grupos, estamos deponiendo nuestra voluntad, para
pasar a estar sometidos a la voluntad ajena, a su vez sometida a otras
esclavitudes (o quizás a la esclavitud de someter a su esclavo).
Pero, el someterse a Dios brinda liberación, pues Él en nada se beneficia (o
perjudica) por nuestros actos, ni para nada depende de nosotros. Somos
nosotros los únicos beneficiados al cumplir los mandamientos del Eterno.
Aunque, nuevamente le pido atención: cuando somos leales a las leyes
nacionales que guardan coherencia con los mandamientos eternos (7 noájidos,
613 de la Torá), obviamente que estamos siendo leales al Deseo de Dios, y
por lo tanto contribuyendo a esparcir el ejercicio real de la libertad.
¿Comprende porqué?
Reflexione por favor en este asunto, mientras le recuerdo lo que dijeron
nuestros Maestros en el Talmud: "La normativa (justa) del estado, es la
normativa (a acatar)" (Nedarim 28a).
Píenselo por favor, y si lo desea hágame
llegar sus comentarios que serán bienvenidos.
Y recuerde:
"Tu Torá guardaré siempre, para siempre
jamás.
Andaré en libertad, porque he buscado Tus mandamientos."
(Tehilim / Salmos 119:44-45)
Aprovecho para desear a todos un 5763 de
plenitud y bendiciones, ¡Shaná Tová!, y recuerden que la tzedaká
es uno de los fundamentos del mundo.
Si este texto le ha sido de provecho, no
olvide que este sitio se mantiene gracias a SU colaboración
económica. No cierre su mano, y abra su corazón bondadoso.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco |