Gracias por sus buenos deseos.
Mi amigo Omar desde muy niño estudiaba
en un colegio inglés, aquí en Montevideo.
Como parte de su programa de estudios se incluía el adiestramiento en
Rugby.
Así que antes de decir "papá" ya decía "daddy"; y
antes de conocer un arco, un balón de fútbol (del nuestro, de ese del
que fuimos varias veces campeones del Mundo), ya practicaba las reglas del
otro juego inglés de equipos.
Pasaron unos años. En secundaria mi amigo se enteró, vaya uno a saber
cómo, de la existencia del Football, ese que los yanquis llaman fútbol,
porque al nuestro le llaman Soccer.
Y mi amigo Omar cautivado quedó con los uniformes, los protectores, los
cascos, los campos, las cheer-ladies, la parafernalia de los yanquis
puesta al servicio del espectáculo deportivo.
Y viendo Omar que había similitudes entre su viejo juego y ese tan
impactante, no estuvo a más de un instante de hacer la transición.
Con él se fueron a jugar otros viejos rugbistas.
Y así, en medio de Montevideo se fundó un cuadro de Football Americano,
que jugaba contra... ellos mismos, pues eran los únicos, por ahora.
Mandaron traer equipamientos de los USA. Pues, ¿cómo conseguirlos en este
alejado país del sur de Sudamérica? Con manuales sacados de bibliotecas,
con folletos, a base de películas, con lo que encontraran se armaron de
coraje e interpretaron las reglas del juego a partir de sus conocimientos
del Rugby, y de un poco de buena voluntad.
Crearon nuevas estrategias de juego. Y a veces practicaban contra los Old
Christians White Dressed Black Rugby Boys.
Cuando una tarde, después de algún tiempo sin vernos, nos encontramos con Omar y le
preguntamos de deportes, nos dijo excitado que jugaba al fútbol. Y nos sorprendió al principio, pues
sabíamos que el no sabía nada ni de Nacional, ni de Peñarol, ni de
Maracaná, ni del Inter, ni del Juventus, ni del Barza, ni nada de nada...
hasta que nos dimos cuenta de a qué Football se refería cuando
mencionaba al mariscal, las anotaciones de campo y no sé
cuántas palabras anecdóticamente extrañas más... sin dudas, ¡Omar no
sabía nada de fútbol, del nuestro, del VERDADERO!
Pero, como Omar no era tonto, aunque sí fanático de sus foráneos
deportes, se enteró de nuestras caras de extrañeza.
Y comenzó a indagar... y para su sorpresa, en su casa, en su país, en su
continente, fútbol, lo que se dice fútbol... ¡ES OTRA COSA!
Así que congregó a sus camaradas. Les iluminó con la nueva-verdad. Y a
partir de un enorme esfuerzo comenzaron a jugar a nuestro fútbol.
Claro que con unos mínimos inconvenientes técnicos: en el juego se llevaban a los adversarios
por delante, a veces los tacleaban, y jugaban el balón con la mano...
pero... al menos las
hombreras, coderas, rodilleras y cascos ya no los usaban.
Ojalá encuentre un camino luminoso hacia el crecimiento y la armonía.
Yehuda Ribco
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