Lamento profundamente que el dolor esté a
su puerta, y me parece muy triste el que una criatura padezca.
Sobre por qué Dios permite que las cosas
sucedan, ya he escrito un artículo hace un tiempo, pero en verdad, ¿qué
sabemos nosotros acerca de los designios del Todopoderoso? ¿Qué méritos
poseemos para cuestionar Su Creación?
Lo que podemos hacer es confiar en que Su Sabiduría es nuestro amparo.
Y que Su Merced es infinita.
Aunque suframos ahora.
Aunque no comprendamos Sus razones y motivos.
Aunque gritemos llenos de dolor y horror.
Aunque la impotencia nos venza.
Tan solo nos queda luchar por hacer lo mejor que está a nuestro alcance,
en tanto confíamos en Su Bondad.
Por lo que he podido indagar con
especialistas, quizás la niña sufra de un error genético.
Si es así, es una formación que -lamentablemente- puede ocurrir, y que
-al día de hoy- está más allá de cualquier prevención o acción que
los padres hubieran podido tomar. Obviamente, más allá de preferencias
rituales o religiosas.
Es un hecho de la naturaleza, de las leyes dispuestas sabiamente por Dios.
Leyes que incluyen la posibilidad del error y del accidente.
Por lo tanto, ¿qué clase de viciosa mente los acusa del padecimiento de
su hija?
¿No es suficiente con el dolor que están padeciendo?
¿No es suficiente?
¿Quiénes, se ateven a acusar a unos dolientes padres en su momento de
inocente angustia?
¿Acaso esos acusadores saben algo de lo qué están hablando?
¿No es suficiente el dolor, que les escupen además odio y culpas que no
se merecen?
¿Cómo se atreven esos enfermos de malicia y vanidad a hablar en nombre
de la divinidad?
¿Cómo se atreven a acusar, sin hacer penitencia y arrepentirse por toda
la semilla de maldad que devora sus entrañas?
El mejor favor que esos perversos se pueden hacer, y que puden hacer a la
familia dolida, y al mismo Dios, es callarse y apartarse del camino de las
personas de buena fe.
Dejar de hablar de Dios.
Dejar de hablar de los pecados de otros.
Y comenzar el camino del verdadero retorno a la esencia del Bien.
En verdad, comprendo plenamente al padre.
Respeto su disgusto y su alejamiento.
¿Cómo no sentirse herido, si además de las circunstancias más allá de
las mejores intenciones, debe soportar el dedo acusador, y la burla de los
pecadores?
En verdad, estoy con el padre... y si para mitigar su dolor, y si para
ahogar las vacías maldiciones dichas por los que se llaman creyentes y
representantes de la divinidad quiere creer que Dios no existe,
pues... yo sigo junto el padre... ya Dios se encargará de hacerle ver Su
Sabiduría...
Usted me pregunta: ¿Qué decirle a la
madre?
Y, ¿qué decirle?
Me parece preferible si usted, como amiga fiel, se mantiene a su lado, la
apoya en lo que pueda, la escucha, y la comprende.
¿Qué más puede hacer?
Recuerde cuánto NO ayudaron los que se llamaban amigos de Iyov / Job,
cuando intentaban demostrarle que él era causante de sus desgracias y que
Dios es Justo.
Sin embargo, el verdadero amigo es aquel que está junto al amigo,
especialmente en las crisis.
El amigo, es el que no acusa.
El amigo, es el que no añade penas al dolor.
El amigo, es el bastón para los momentos de quebranto.
El amigo, es la lámpara que mantiene encendida la esperanza cuando la
densa oscuridad parece ahuyentar el próximo amanecer.
Y, si sus amigos sufrientes continúan
inquiriendo a Dios. Si siguen enjuiciándoLo... pues, ¡están en su
derecho!
Cuando el pesar está presente, no es momento ni de condolerse, ni de
hallar explicaciones... ya el tiempo traerá oportunidades propicias para
ambas cosas...
Manténgase con sus amigos firme.
Mantenga usted la confianza en el Eterno.
Deles a probar del cuenco de la esperanza, pues, Dios es Justo en todos
Sus caminos...
Estoy con ustedes, siempre a las órdenes.
Afectuosamente,
Iebarejejá H' - Dios los bendiga, y nos permita pronto construir
Shalom y conseguir salud.
Yehuda Ribco
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