Gracias por comunicarse nuevamente.
Luego del 11 del 9 muchas personas sintieron
una proximidad inusitada con los EEUU.
Muchos lloramos por las víctimas.
Muchos lamentamos el fanatismo, la crueldad, la maldad, la sin-razón del
odio...
Muchos se sintieron americanos.
Algunos (que no son ciudadanos EEUU), izaron banderitas de barras y
estrellas.
Algunos (que no son ciudadanos EEUU), se preocuparon más por las
víctimas en EEUU que por los miles que mueren o sufren a diario en otras
partes del orbe.
Algunos hicieron más duelo por esas víctimas (a las que nosotros
también homenajeamos con el respeto que merecen los mártires) que por
otros, tan vícitimas como aquellos (por ejemplo, los muchachos a la
entrada de la Disco en Israel asesinados por otro fanáticos extraviado;
un ejemplo entre tantos otros...)
Y, ¡está bien! Cada uno siente lo que siente... ¿quién se arroga el
derecho de juzgar el sentimiento (positivo) de otros? Todos nos sentimos
vejados por el horror del fanatismo cruel...
Mi amigo Carlos Fernández es una de estas buenas personas que son
compungidos pro-yanquis, y pobló sus ropas (pantalones amplios y rayados,
camisa con la palabra "UCLA", tiradores, calzado deportivo
"Naiki") de escarapelas americanas, su casa de banderas y
electrodomésticos "Made in USA", su tocador de CDs con música
en inglés, su pantalla de TV con CNN y MTV, sus lecturas con Twain, King,
Fitzgerald y Auster, su coche es Ford, sus palabras cotidianas:
"OK... bye... CU... Dear... Friend...", su equipo predilecto es
LA Lakers, y su comida (¿cómo no?) la chatarra de McDonalds.
Mi amigo Carlos siente un yanquismo tal, que si uno lo ve por la
calle no duda en reconocerlo como americano.
Mi amigo Carlos siente un yanquismo que lo lleva a aprender
american-english, en un curso rápido, intensivo y de excelente nivel.
Y se inscribió en un curso de historia del arte americano (del Norte).
Y en otro de poetas de la Unión del siglo XIX.
E incluso encontró un ratito para el cursillo de historia de la Guerra
Civil, y la abolición de la esclavitud por parte de Abe Lincoln.
Porque, mi amigo Carlos, siente que su yanquismo lo habilita a ser
ciudadano de los EEUU. Aunque, no es correcto decir "habilita",
sino, "le da derecho".
Un día que los Globe-Trotters vinieron de visita, mi amigo Carlos quiso
sentirse un poco en casa, y trató de hallar cófrades entre los
visitantes... sin embargo, le respondieron con seco hielo... cosa que
estremeció por un instante al buen americano de Carlos, que
encontró alguna excusa para olvidar el percance.
Y, mi amigo Carlos, un buen día sube a un avión de la United (o de la
American o de Delta, no recuerdo) Airlines, y baja en el aeropuerto de
Miami a reclamar sus derechos como ciudadano de EEUU.
Pide para bajar por escalerilla, para así poder arrodillarse a besar la
sacra tierra de sus ensueños.
Con orgullo campea sus dos banderitas de la Unión mientras se aproxima a
esa cabina federal que le dará la bienvenida a SU hogar.
Los señores de inmigración, ¿qué harán al ver su pasaporte
latinoamericano sin visa de ingreso?
Y, ¿quién podrá, cabalmente, objetar la federal decisión?
Estamos trabajando para conseguir
autorizaciones para lanzar un programa de estudios sobre judaísmo (vía
Internet) que sea el escalón segundo (el primero es el deseo personal) en
el camino hacia la conversión.
Mientras tanto, reitero lo de oportunidades pasadas, el que realmente
desea ingresar a la Casa de Israel, tiene la puerta entreabierta, pero que
no suponga que se le abrirá drásticamente porque siente un gran deseo de
que eso ocurra.
Cada cosa tiene su tiempo. Y los procesos de conversión también. Así
como un costo en energías, dinero, relaciones, etc.
Quedo a las órdenes, deseando para todo
Salud y Paz.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y nos permita pronto construir
Shalom.
Yehuda Ribco
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