Gracias por tan interesante pregunta.
Nuestra relación con El Eterno puede ir por
dos canales: considerándolo como Rey y como Padre (de acuerdo a Kidushin
36).
Cuando nos comportamos como hijos, es Padre (y se lo conoce por su nombre
de cuatro letras).
Cuando actuamos en el rol de pecadores, Él es Juez = Rey (y se lo llama
como Elokim).
Ser sumisos, sin voz ni voto, no es exactamente lo que el judaísmo
predica, sino que se nos pide que seamos sabios de corazón. Es decir,
penamientos con conciencia, sensibilidad con razón.
Mire a Avraham cuando litigó con Él para salvar unas ciudades perversas
(Bereshit / Génesis 18:20 al final).
Mire a Moshé cuando lo corrigió cuando Él quería destruir al
Pueblo (Bemidbar / Números 14:11-20).
Mire a Iyov / Job, que desde la carne abierta clama e interpela al Eterno,
y sin embargo su voz está incluída en las páginas del Tanaj.
Mire todo el Tanaj, y la cultura judía y verá al hombre en diálogo con
Él, incluso en oposición, y no a un siervo sumiso y callado acatando
como bestia...
Es Dios el que nos dice:
"Mira, pues, Yo pongo hoy
delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal, con el fin de que
ames al Eterno tu Elokim, de que andes en Sus caminos y de que guardes
Sus mandamientos, Sus estatutos y Sus decretos, que Yo te mando hoy..."
(Devarim / Deuteronomio 30:15-16)
Es una esclavitud opcional.
Un servicio a Dios, que nada precisa de nosotros.
Una servidumbre destinada a favorecer al que está involucrado en ella.
Pues, está dispuesta por Uno que sabe mejor que nosotros, que es lo mejor
para nosotros...
Por lo tanto, una subordinación que en lugar de transformar a la persona
en instrumento, le posibilita alcanzar la plenitud que mora en su esencia.
Para mejorarnos, debemos enfrentarnos a los
obstáculos, vencer las dificultades, incluso aprender a superar nuestro
limitado ego que nos impulsa a creernos centro, eje y parámetro.
Si reconocemos que nuestra inteligencia puede llegar a cúspides inmensas,
pero es un arañazo a la superficie de Su Inteligencia, entonces, a veces
hay que someterse a Su Inteligencia, cuando no comprendemos las cosas, y
podemos mofarnos, hacerlo a desgana, o no hacerlo, eso depende de
nosostros. Cada uno hace o deja de hacer e acuerdo a sus posibilidades.
(Le recomiendo que lea el diálogo
sobre los grados de tzedaká recien publicado, para comprender
sobre este punto)
Y, ¿por qué cumplir si no quiero ni entiendo ni me preocupo?
Y la respuesta: ¿Por qué el papá es tan malo que alienta a que
la enfermera torture a su hijito con la inmensa jeringa? ¿No sabe acaso
que su hijo sufre con eso? ¿No lo ve patear, berrear, llorar, moquear,
intentar huir, sufrir? ¿Qué daño le causó su hijo que el infeliz padre
lo pone en esa encrucijada dramática?
El niño, no lo sabe... ¿y usted?
Dialogar, eso es el judaísmo.
Diálogo con el otro.
Con el Otro.
Con-migo.
Pero, vuelvo a lo anterior, si un padre
dialoga con su rebelde hijo pre-adolescente, y le trata de explicar de que
aspirar cocaina es dañino... ¿el niño le oirá a su padre?
Depende de él, y de su inteligencia, y de su confianza, y de la sumisión
a la inteligencia del mayor... el niño en el judaísmo es usted, y su
libertad es bien suya, ya vimos que lo dice la Torá, parafraseando:
"mira, pongo hoy ante ti la vida y la bendición, la muerte y la
madición, para que elijas, según tus capacidades y preferencias,...
pero, te recomiendo, te ruego, te exijo amorosamente que sepas elegir la
vida... pues, es tu vida, tu única vida, y hoy debes vivirla, al menos,
eso es lo que quiero..."
Para finalizar, atienda, por favor al Ialkut
Shimoni, parashat Ki Tisá, y verá como nuestros Sabios nos educan a
confrontar a Dios, manteniendo las distancias correspondientes:
"Rabbí Berajiá en nombre de Rabbí Leví dijo:
Se parece al caso del rey que tenía un viñedo y lo dió a cuidar a un
encargado.
Cuando había buen vino, el dueño exclamaba: 'Qué bueno es el vino de mi
viñedo'.
Cuando el vino se agriaba decía: 'Qué mal vino el que hace el
encargado'.
Le dijo el encargado: 'Mi rey, cuando el vino es bueno, es tuyo; pero si
es malo, ¿es mío? Bueno o malo, siempre es tuyo.'
Del mismo modo ocurrió que el Santo Bendito Sea le dijo a Moshé: 'Ahora
vé y extrae a mi Pueblo, los Hijos de Israel' (Shemot / Éxodo 3:10)
Pero cuando cometieron el pecado del becerro dorado, está escrito que
Dios le dijo: 'Vé, desciende porque se ha pervertido tu pueblo' (Shemot /
Éxodo 32:7)
Entonces Moshé le dijo al Santo Bendito Sea: '¿Cuando erran son míos, y
cuando son inocentes son tuyos? ¡No! Extraviados e inocentes, siempre son
tuyos. 'Ellos son Tu Pueblo, Tu Heredad' (Devarim / Deuteronomio
9:29)"
Reconocimiento, acatamiento, inteligente
sumisión, rebeldía controlada... y no mera ceguera disfrazada de
santurronería vacía...
Quedo a las órdenes.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y nos permita pronto construir
Shalom.
Yehuda Ribco
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