Gracias por comunicarse.
El libro de Iyov / Job (caps. 1 y 2) nos presenta a un
personaje del mundo espiritual, a uno de los numerosos enviados del Eterno
(denominados en el lugar como "hijos de Elokim"), cuya
específica y particular misión es fisgonear las acciones de las personas
en la Tierra, y ser luego el acusador ante el divino Trono. Se lo señala
como "satán", que es una forma de denominarlo en relación a su
función, pues lehastín en hebreo es "acusar". Como
verá, no es un nombre propio, sino el de una profesión.
La misma voz se utiliza para denominar al que está en contra, o es un
adversario.
En este libro del Tanaj, es evidente que el satán -el acusador- no
es una potencia contraria al Eterno, ni un ente maléfico, ni una persona
que tienta e induce al mal, ni nada de lo que comúnmente nos venden los
paganos como Satán (en mayúsculas), sino, un obrero de Dios. Un obrero
de rango inferior, pues su sitio no está en el mundo
espiritual, sino "recorriendo y andando por la Tierra"
(Iyov / Job 2:2)
En el Tanaj en otras tres oportunidades se hace uso de este verbo de un
modo que puede interesarnos al respecto de su consulta:
-
"y el enviado de Hashem le dijo: --¿Por qué
has azotado a tu asna estas tres veces? He aquí, yo he salido como
adversario (lesatán), porque tu camino es perverso delante de
mí."
(Bemidbar / Números 22:32)
-
"Después me mostró a Iehoshua [Josué], el
sumo sacerdote, el cual estaba delante del enviado de Hashem; y satán
[el acusador] estaba a su mano derecha para acusarle.
Hashem dijo a Satán [el acusador]: --Hashem te reprenda, oh satán
[el acusador]. Hashem, quien ha escogido a Ierushalaim [Jerusalén],
te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del fuego?"
(Zejariá / Zacarías 3:1-2)
-
"Satán [el acusador] se levantó contra
Israel e incitó a David a que hiciese un censo de Israel."
(1 Divrei Haiamim / I Crónicas 21:1)
Expliquemos las tres citas brevemente.
-
El enviado de Dios actúa como satán
-adversario acusador-, ante aquel que por propia decisión decide
andar por el camino del error. Y se interpone en ese camino, para
refrenar el avance hacia el mal, o para desviarlo hacia un puerto
mejor. Así que, en lugar de actuar en contra de los mejores intereses
de la persona, está oponiéndosele para encaminarlo hacia el Bien.
-
En este caso el acusador aparece en una
visión profética en sueños del profeta Zejariá, y simboliza el
error del Sumo Sacerdote Iehoshua (mencionado en el versículo) que
teniendo a sus propios hijos desposados con mujeres idólatras no hizo
nada para que enmendaran tal situación (Ezrá / Esdrás 10:18). Es
decir, satán en esta cita, no es una persona ni un personaje,
ni una entidad separada del nombrado Iehoshua, sino el símbolo del
error o pecado que con su presencia estaba acusando al Sumo Sacerdote.
El estigma del pecado, que porta la conciencia del pecador.
Para el que encuentra en el Tanaj un pozo de profunda sabiduría,
comprenderá así que satán, es algo bastante diferente al
cornudo de los cuentos infantiles. El satán está en nosotros,
lo creamos nosotros... ¡para hacernos conscientes de nuestros yerros
y que podamos enmendarnos! Sin satán, no hay conciencia del
pecado... ¿se entiende la profundidad de esta aseveración? ¿Se
entiende qué tan alejado estamos los fieles al Eterno de los
idólatras que entronizan a personas, a cosas, o a demonios?
-
Aquí tenemos en la voz satán a otra
personificación de una de las fuerzas que mueven a los humanos. Nos
recorren dos pulsiones básicas, una que tiende hacia el Bien (Ietzer
hatov), en tanto que la otra pulsión nos incita hacia el error (Ietzer
hará).
Es común corporizar -simbolizar- a esta última pulsión como
el Satán. Si releemos la explicación "2", podremos
quizás comprender la razón.
El Hombre, puede optar por andar por el sendero del bien o del mal. Al
deseo por este último lo podemos representar como el satán,
pues si erramos y nos extraviamos, nuestro error atestiguara en
nuestra contra, nos señalara como lo hace un buen acusador,
acusador que es el error que nosotros hemos generado, el acusador que
proviene de nosotros. Error que si es remarcado, nos da la oportunidad
de ser enmendado y de reparar lo reparable...
Ninguna de estas 3 citas contradice la primera del libro
de Iyov, que presenta al satán como un ángel -enviado de
Dios- pues si lee este artículo comprenderá que los ángeles son
instrumentos, en ocasiones energías, en ocasiones acciones de las
personas, personas como usted o yo.
Ahora bien, ¿existen personas que sean satán?
Si relee lo que hemos recién dicho, comprobará que sí, pero repito, el satán
en realidad no está buscando nuestra perdición, sino al contrario, que
nos elevemos sobre nuestras bajezas, que eludamos el corto sendero del
mal, que retornemos hacia la esencia de todo lo que es correcto.
¿Esto hace del satán un buen muchacho, del cual es loable ser amigo?
No.
Ni buen amigo, ni deseable su compañía. ¿Para qué esperar caer en el
error y de ahí recuperarnos, si podemos actuar con corrección desde
antes?
Ya el más sabio de los hombres expresó:
"No entres en el sendero de los impíos, ni
pongas tu pie en el camino de los malos.
Evítalo; no pases por él. Apártate (sté - de misma
raíz que satán) de él; pasa de largo."
(Mishlei / Proverbios 4:14-15)
Por último, demonios, al parecer existen. Son
otro tipo de criaturas, al igual que el resto de lo existente son seres
creados por Dios, y que cumplen algún papel en Su Obra. Por lo que
parece, son en esencia habitantes de dimensiones o mundos paralelos al
nuestro. Que no comprendamos su naturaleza o su modo de existencia (que
nos podría resultar estremecedor o aberrante, si fueran como las
películas nos los muestran según las fantasías de los autores), no los
convierten en seres malvados, sino en entidades difíciles de definir, y
de compatibilizar con nuestros estándares. (Dicho de manera más simple,
un león que aterroriza a una aldea no es malo -ni bueno-, es meramente un
león a-moral, que hace lo que está determinado genéticamente a hacer)
Quedo a las órdenes.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y nos permita pronto construir
Shalom.
Yehuda Ribco
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