Shalom.
Gracias por participar. ¡Claro que me acuerdo de ti!
Bienvenido nuevamente, es un placer contar contigo.
Te pido que leas la
respuesta anterior, que tiene mucha relación con tu pregunta.
El mantener relaciones
sexuales fuera del matrimonio (sin estar casado) es un error, una
inmoralidad.
¿Sabes por qué?
En parte, porque en lugar de usar las enormes fuerzas del deseo sexual en la
búsqueda de una pareja idónea, y de ese modo darle vida a una relación
constructiva, lo que se hace es desperdiciar el potencial en mero placer del
momento, que puede ser muy bueno, pero no al costo de perder algo superior.
Es decir, se cambia el tesoro del crecimiento compartido, por gozar un
instante olvidable.
Pero, se reconoce que el ser
humano a veces no puede prevalecer sobre sus impulsos instintivos. Si eso
ocurriera, y si luego de luchar con uno mismo, vencen los deseos carnales
del soltero, uno puede recurrir a los servicios de una prostituta, pero
reconociendo en ese acto un equívoco, un mal con el cual se transige.
Así que, para responder brevemente a tu cuestión: la prostitución no es
permitida, sino tolerada.
Repito algo que ya expresé.
En lugar de buscar desagotar las energías en la cópula (o alguna otra
práctica) con una prostituta, que no tiene beneficios trascendentes, lo
apropiado es usar esa energía en procura de pareja, para que se convierta en
cónyuge, en alguien con quien la relación sexual sea algo más que procrear,
o satisfacer el deseo, La pareja es aquella persona con la que la relación
sexual puede ser una de las herramientas del crecimiento personal y de la
pareja.
En cuanto a la prostituta, la
obrera sexual tal como se la conoce en la actualidad, se la considera
como una persona, con los mismos derechos y deberes que cualquier otra
persona. Destratar a una prostituta, por el trabajo que ejerce, es
una afrenta a su imagen y semejanza
de Dios.
Sin embargo, no podemos obviar que en muchas ocasiones, ella por comerciar
con su cuerpo en un trato inmoral, pareciera demostrar que no es muy
proclive a respetar tal afinidad con Dios. Es decir, por acción u
omisión la prostituta acepta convertirse en objeto
de uso, y eso es una falta contra la esencia divina que hay en ella.
Igualmente, el que recurre a sus servicios, lo sepa o no la está tratando
como a un objeto, por lo cual, su acción lo convierte también en un objeto,
en alguien alejado de su dimensión humana.
Así que, si bien la
prostitución es tolerada, resulta que es bastante perjudicial.
Para la prostituta, para el que usa de sus servicios, y para la sociedad.
Lo mejor sería que la sociedad fueran más justas en sus repartos y
organizaciones, haciendo que nadie debiera recurrir a ejercer el meretricio
para subsistir (o enriquecerse)
Y que las sociedades educaran a las personas a reconocer su dimensión
plenamente humana (de ser imagen de Dios), para que el tratar a otro
como objeto, en lugar de ser algo cotidiano (como lamentablemente lo
es), sea un mal recuerdo del pasado.
Y, por último, retomar el valor del matrimonio consolidado, que potencia las
cualidades de sus componentes y de las familias que surgen de él.
A las órdenes.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos
construir Shalom
Yehuda Ribco
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