Shalom.
Gracias por comunicarse nuevamente y feliz cumpleaños. Le recuerdo que el
título que me asigna, no me corresponde.
Para poner al tanto a los
lectores del tema, daré una idea del texto que usted adjuntó a su misiva.
Allí se comenta como entre grupos de judíos progresistas se ha instalado la
idea de que la Torá no es una obra divina, y esto se difunde y propaga
incluso desde los púlpitos de los templos. Se rescribe la Torá, con una
visión renovadora y poco apegada a la Tradición, y se pretende que este
texto se convierta en la Torá progresista. Y se cuestiona la
existencia de los personajes fundamentales de nuestro pueblo, entre ellos
Avraham, Moshé y David.
Como soporte para este movimiento revolucionario, se pretende el concurso de
las ciencias con sus procedimientos.
En breve: se busca establecer como verdad la negación de la legitimidad
histórica/divina de la Torá
(Si cree que me falta o sobra algo en mi descripción, le ruego que me lo
haga saber a la brevedad para subsanar la posible falta)
Bien, usted me pregunta por lo
motivos para esta posición.
A riesgo de ser simplista le diré tres palabras: pereza, excusas y
asimilación.
Para entender mi respuesta, le ruego que lea este texto.
Pero, aparte de lo que podamos
razonar, tenemos también un ejemplo excepcional en el Tanaj.
Lo invito a que me acompañe al estudio de las circunstancias para el pedido
del primer rey para Israel.
"Aconteció que habiendo
envejecido Shemuel [Samuel], puso a sus hijos como jueces de Israel...
Pero sus hijos no andaban en los caminos de él. Más bien, se desviaron
tras las ganancias deshonestas, aceptando soborno y pervirtiendo el
derecho."
(1 Shemuel / I Samuel 8:1-3)
Tenemos Shemuel, el líder
espiritual/político de Israel que habiendo sido fiel a la Torá, a Dios y a
su pueblo, no ha sabido inculcar cabalmente a sus hijos en sus caminos.
Pretende que lo emulen, pero ellos, si bien aptos y entendidos, tenían
inclinaciones negativas que los hacían trastabillar respecto a lo que es
correcto. Contaban con una gran herencia familiar, con un enorme caudal
cultural, con capacidades de liderazgo y enseñanza, pero también con grietas
espirituales que no se preocuparon en enmendar.
Aparentemente por esto ocurrió que:
"...todos los ancianos de
Israel se reunieron y fueron a Shemuel [Samuel], en Ramá, y le dijeron:
–He aquí que tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos. Por
eso, constitúyenos ahora un rey que nos gobierne, como tienen todas las
naciones."
(1 Shemuel / I Samuel 8:4-5)
Se apersonan los ancianos, que
son dirigentes locales ante el líder nacional y le piden un rey que los
gobierne, y argumentan que:
-
Shemuel está viejo;
-
Sus hijos no califican como
líderes, para ocupar el cargo tras su deceso;
-
Ellos -los ancianos del
pueblo- pretenden igualarse a las naciones (a los gentiles)
La reacción de Shemuel fue:
"Estas palabras
desagradaron a Shemuel [Samuel], porque dijeron: ''Danos un rey que nos
gobierne.''
Shemuel [Samuel] oró a Hashem"
(1 Shemuel / I Samuel 8:6)
Shemuel comprendió el pedido y
lo que estaba detrás de él.
-
No era un asunto personal.
-
No era un asunto de familia.
-
Era un asunto religioso.
Querían desligarse del Rey, poner sobre ellos un rey, una persona, en
lugar de Dios. Una legislación y reglas humanas, en lugar de las
establecidas en la Torá (Escrita y Oral)
En definitiva: querían ser
como las otras naciones.
Esta comprensión motivan el desagrado del justo varón, y su deseo de recibir
dirección y sentido por parte de Dios. Entonces, ora.
Y la respuesta, triste respuesta:
"y Hashem le dijo:
–Escucha la voz del pueblo en todo lo que te diga, porque no es a ti a
quien han desechado. Es a Mí a quien han desechado, para que no reine
sobre ellos."
(1 Shemuel / I Samuel 8:7)
Dios le confirma que no es
contra él, contra su dirección.
Le asegura que no está en Shemuel y sus prácticas lo que mueve al pueblo a
pedir un rey que los equipare, que los asimile a las naciones.
Le confiesa que el problema está en que no quieren más la unión
especial con Dios: Sus mitzvot -preceptos-, y Su Torá.
Y, a pesar de este drástico y trágico anhelo del pueblo, Dios le dice al
líder: déjalos hacer... son libres de crecer o de petrificarse como los
ídolos que ansían...
Luego, hasta el versículo 17
se nos da un panorama de lo que la liberación de Dios promueve: el
libertinaje que deriva en opresión, esclavitud y decadencia.
Y cuando el abandono llegue a la conciencia:
"Aquel día clamaréis a
causa de vuestro rey que os habréis elegido, pero aquel día Hashem no os
escuchará."
(1 Shemuel / I Samuel 8:18)
Y sí... lo que molesta y que
es puesto debajo del tapete tarde o temprano emerge a la conciencia. O por
las buenas, o por las malas.
Y tal parece que cuando es la relación esencial con Dios lo que se intenta
esconder detrás de argumentos que acicalen la rebeldía en Su contra, el
resultado es que el alejamiento entre el errado y Dios es trabajoso de
acortar.
Éstas son advertencias, anuncios para no encaminarse por el camino erróneo:
"Sin embargo, el pueblo
rehusó escuchar a Shemuel [Samuel]. Y dijeron: –¡No! Más bien, que haya
rey sobre nosotros.
Entonces nosotros seremos también como todas las naciones. Nuestro rey nos
gobernará, saldrá al frente de nosotros y llevará a cabo nuestras
batallas."
(1 Shemuel / I Samuel 8:19-20)
Pero, el deseo por
-
la supuesta-libertad,
-
la pereza de no cumplir la
parte que toca cumplir,
-
la búsqueda de hacer
desaparecer lo propio para integrarse a lo ajeno
parece poseer más fuerza que
el deseo por hacer lo correcto y buscar la Verdad...
Oponerse a:
"...a vosotros os he dicho: 'Vosotros poseeréis su tierra, y Yo os
la daré por posesión: una tierra que fluye leche y miel.' Yo soy Hashem,
vuestro Elokim que os he separado de los pueblos."
(Vaikrá / Levítico 20:24)
es bregar por alejarnos de la
promesa de alcanzar la Tierra Prometida (literalmente Israel, y
metafóricamente el crecimiento integral)
En las lejanías con Dios
tenemos el
-
oponerse abiertamente, sin
excusas, ni deseos de aproximarnos al Eterno. Esto es una rebeldía
perniciosa pero sincera.
-
Otra, es buscar la excusa
fácil para desligarse. Este es el camino de los extraviados e ignorantes.
-
Otra es complicarse con
argumentos muy sofisticados y que no llevan a nada positivo. Tal como
hacen los perdidos que guían a otros a las perdición. Estas personas
harían bien en preguntarse: ¿Qué valor tiene la presencia o no de un resto
de un cacharro, ante el imperativo divino: "ama a tu prójimo como a ti
mismo, porque Yo soy Dios"?
-
Y otra, aceptar nuestra
separación, y nuestro estado de lejanía, pero asumir que podemos mejorar,
y que no tenemos la razón al oponernos a Dios. Este es el modo del
permanente jozer biteshuvá -el que retorna a
su esencia, y a Dios-, a pesar de pecar.
Los resultados de nuestras
acciones estarán a la vista, más temprano que tarde...
Hasta aquí el estudio.
Le ruego que busque los paralelismo con la situación por usted descrita, y
si lo desea, será para mí un placer y honor recibir su respuesta.
Las ideas paralelas que me surgen, son estremecedoras...
Sus
comentarios son bienvenidos, y recuerden que quedo a las órdenes.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco
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