Shalom.
Gracias por participar nuevamente a partir de este texto reciente.
Ay... ¿las razones para quemar
los excedentes de alimentos en lugar de donarlos a los necesitados y pobres
o venderlos barato para respetar la dignidad ajena (y propia)? ¿Las razones
para conquistar en lugar de compartir?
Bien, ya de algunas hablamos en otra
ocasión, pero ahora veremos qué más podemos aprender.
Pero empecemos con tu duda:
¿el mundo tiene suficiente para todos?
La respuesta ya la dimos, y la reiteramos. Sí, lo tiene, y si no está
disponible realmente, al menos cuenta con el potencial para satisfacer a
cada ser.
Depende solamente de nosotros, de nuestras acciones, de que podamos repartir
los bienes que están al alcance de nuestro trabajo. El paraíso en la tierra
es posible de alcanzar, si se trabaja por él.
Presta atención al castigo que Dios le impuso a Adam por la
desobediencia de comer del fruto del Árbol del Conocimiento:
"Con el sudor de tu
frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste
tomado."
(Bereshit / Génesis 3:19)
¿Sabes lo que significa
(aparte de lo evidente)?
Que la provisión está disponible por todos los días, para cada uno de los
descendientes de Adam, si es que trabaja para conseguir el pan, el
alimento.
Claro, si su hermano (otro hijo de Adam) le permite gozar de su esfuerzo.
Pero, además, Dios ha creado
mecanismos de regulación precisos en todos los sistemas. Mira en ti, o a tu
entorno y descubrirás los dispositivos para establecer o sostener el
equilibrio interno y con lo externo. Piénsalo un instante, y lo
corroborarás.
Es el hombre el que adrede trastoca el equilibrio o la búsqueda del mismo.
Así pues, no deberías preocuparte por si la Tierra o el Cosmos puede
soportarnos, por si hay o habrá alimentos para todos los seres humanos, pues
la Naturaleza ha sido equipada con los mecanismos que tienden al equilibrio.
Así pues, si se diera el caso de una superpoblación, y las personas fueran
leales al Eterno y Sus mandatos, o se hallaría el modo de proveer a todos
con justicia, o ya el equilibrio se ajustaría a su manera (catástrofes
naturales, pestes, baja tasa de natalidad espontánea, etc.)
Hasta ahora los sistemas habían funcionado con eficacia y eficiencia, y es
solamente la arbitrariedad humana y el despojo que realiza contra el prójimo
y el ambiente lo que deteriora el equilibrio hasta el punto de parecer
irrecuperable.
Te reitero, medítalo, compruébalo en tu vida cotidiana, pues evidencias no
te puedo aportar de este hecho.
Tan sólo te daré un texto, para que te guíe:
"Guardad, pues, todos Mis
estatutos y todos Mis decretos, y ponedlos por obra. Así no os vomitará la
tierra a la cual Yo os llevo para que habitéis en ella.
No hagáis según las prácticas de la gente que Yo voy a echar de delante de
vosotros; porque ellos hicieron todas estas cosas, y Yo los abominé.
Pero a vosotros os he dicho: 'Vosotros poseeréis su tierra, y Yo os la
daré por posesión: una tierra que fluye leche y miel.'"
(Vaikrá / Levítico 20:22-24)
¿No es claro?
Pasemos ahora a lo que los
ricos y poderosos hacen y/o dejan de hacer.
Se me ocurren al menos tres razones:
-
Manejarse por la ley del
mercado, es decir oferta y demanda. Cuando un producto escasea o es
difícil de procurar, su precio aumenta, y crece el poder de aquel que lo
produce, posee o comercia.
Si la UE (o quien sea) quema excedentes de alimentos en lugar de regalarlo
o venderlo barato, o la OPEP juega con sus barriles de miserable petróleo,
es porque el amo del mercado precisa que el precio sea elevado.
Así se enriquecen aun más.
Así mantienen o acrecientan su poder sobre los demás.
Así ahuyentan los fantasmas que los persiguen, los fantasmas que su propia
impudicia crea y recrea a cada instante.
Así mantienen lejos los infiernos que están fabricando
continuamente, pero paradójicamente avernizan sus paraísos falaces.
-
Priorizar el objeto y no
el sujeto.
Es decir, se considera más valioso el tengo al comparto con.
Cuando el egoísmo es el anteojo por el cual se percibe el mundo,
rápidamente las personas pierden el estatus de personas, y pasan a ser
números, datos, estadísticas, objetos.
Lamentablemente los así cegados por su vanidad, no reconocen que ellos
mismos se transforman en objetos, en bienes, en productos, cuando
objetivan a otro ser humano.
-
Falta o poco amor propio.
Aquel que sabe su lugar en el mundo, no teme, ni ataca, ni ofende al otro.
Aquel que ha llegado a la armonía interna, y sabe adecuarse a las
variaciones sin perturbar el entorno, no busca en el deterioro ajeno lo
que le falta o cree que le falta. Vive en paz, respeto, equilibrio y
crecimiento.
El que no sabe de sí, tampoco sabe del otro.
Es un foco de trastornos.
Tu que tienes la dicha de
vivir en la UE, mira, analiza, y no te avergüences habiendo tanto para hacer
por la causa del Bien.
Y por favor envíame tus comentarios que serán ansiosamente esperados, pues
si sabemos qué acontece, quizás podamos ayudar a poner en funcionamiento los
dispositivos correctos para enmendar la grave situación del mundo (claro,
empezando por casa que es la forma más adecuada de comenzar).
El mecanismo que está faltando, es el llamado Mashiaj, ¿te das cuenta?
Sus
comentarios son bienvenidos, y recuerden que quedo a las órdenes.
Iebarejejá H' - Dios te
bendiga, y que sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco
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