Shabbat: Shevat 27, 5766; 25/2/06
Un
comentario a la Parashá Mishpatim
En
lo simple
Apreciado amigo y discípulo:
Nuestra parashá comienza afirmando:
"Éstas son las
sentencias que pondrás ante ellos"
(Shemot / Éxodo 21:1)
Mishpatim, como el nombre de la
parashá, significa sentencias, determinaciones legales, en este;contexto refieren a un tipo particular de mandamientos.
Permíteme que te explique una de las maneras de categorizar los
mandamientos:
-
Mishpatim, sentencias.
Son preceptos que entran dentro de la capacidad racional humana.
Eventualmente, la sociedad humana hubiera podido llegar a estos
mandamientos sin la entrega de la Torá. La Revelación fue una especie de
atajo, para brindar a las personas lo que ellos estaban en potencia
capacitados para determinar como normas justas de convivencia.
Por ejemplo: no asesinar, no robar, ser solidario, etc.
-
Eduiot, testimonios.
Preceptos que fueron dictados para conmemorar algún evento particular en
la historia judía.
Estos mandamientos nos sirven para rememorar, revivir en parte, y
reencontrar la profundidad espiritual de los sucesos fundamentales de
nuestra identidad nacional.
Por ejemplo: comer matzá en Pesaj, Shabbat en recuerdo a la Creación,
morar en la Sucá, etc.
-
Jukim, decretos.
Preceptos cuya motivación está por encima del entendimiento humano, son
supra-racionales.
Como no sabemos qué los motiva, no podemos comprender su verdadera
esencia, por tanto al cumplirlos confiamos en que estamos haciendo lo
correcto, solamente porque es una orden dictada por el Eterno, y nada
más.
Por ejemplo: no mezclar carne con leche, no comer animales terrestres q
no tengan pezuña y no sean rumiantes, usar las cenizas de una vaca
totalmente roja para purificar, etc.
Es evidente que las tres categorías son
indispensables, y que es imposible entender al judaísmo si faltara alguna de
ellas.
Ahora bien, es evidente que los mandamientos
del tercer tipo son los que directamente demuestran la adhesión de la
persona al Eterno, y el deseo de ser fieles a Él.
Siendo así, ¿por qué son mishpatim los preceptos dictados
inmediatamente después de matán Torá -entrega de la Torá-, cuando el
Pueblo reunido ante el Eterno estaba dispuesto a convertirse en fieles
servidores del Él?
¿No era más lógico que se les dictará jukim -edictos-, para dejar
bien sentado que el mando lo tiene el Eterno y cuál es nuestro minúsculo
lugar en la creación?
Por supuesto que al hacer estas preguntas,
estamos inquiriendo por los motivos del Eterno, y como sabemos éstos están
velados a nuestro entendimiento, a no ser que Él los revele expresamente.
Así pues, ayudémonos con la antorcha de
nuestra Tradición, para dar Luz a estas dudas.
El gran erudito Rashi nos explica que la Torá es como la vestimenta para el
Eterno, pues Su infinita sabiduría se reviste en conceptos que los meros
mortales podemos alcanzar a comprender. ¿Cómo comprender lo incomprensible?
¿Cómo alcanzar lo que no tiene límites? ¿Cómo comprender la Voluntad del
Eterno?
La respuesta: por medio de la Torá, que es el vehículo, la vestimenta, con
la cual se revisten los pensamientos que el Eterno nos ha querido revelar.
Cuando una persona estudia realmente Torá, entonces está penetrando
en la Sabiduría del Eterno, y su mente pasa a estar en sintonía con la
"mente" del Eterno. Y, para sorpresa del educado fuera del pensamiento
clásico del judaísmo: esa unión se encuentra precisamente en las materias
más terrenales que la Torá expone, pues esas son las temáticas que más se
aproximan a la realidad personal.
¿Llegas a comprender esto?
Cuanto más terrenal y más banal parece un tema que exhibe la Torá, por su
intermedio mayor proximidad puedes hallar con el Eterno, si es que estudias
realmente Torá.
Por esto, no resulta extraño el siguiente
comentario:
"A [el rey]
Menashé/Manases, el [pecador] hijo del rey Jizkiá/Ezequías, le gustaba
burlarse de la Tradición. Decía: '¿Acaso Moshé no tenía otra cosa que
hacer que escribir: "Timna era la concubina de Elifaz"
(Bereshit/Génesis 36:12); o también: "La
hermana de Lotán era Timna" (Bereshit/Génesis 36:22)?'
(TB Sanhedrín 99b).
Refiriéndose a este pasaje del Talmud, Iosef Albo hace constar que
aquellas frases aparentemente insignificantes no son sin embargo
superfluas..."
(Rav. E. Munk, "La voz de la Torá", in situ. Ver también Sifri Devarim
336:47.)
¿Lo entiendes claramente?
No hay frases superfluas en la Torá, ni siquiera aquellas que nos parecen
faltas de cualquier profundidad o mensaje trascendente... incluso esas son
imprescindibles, y por eso el divino Autor las incluyó en Su perfecta Torá.
Como resumiera Moshé:
"'Aplicad vuestro
corazón a todas las palabras con que yo os advierto hoy, para que las
encarguéis a vuestros hijos a fin de guardar y poner por obra todas las
palabras de esta Torá.
Porque no son palabras vanas; pues son vuestra vida, y a causa de estas
palabras prolongaréis vuestros días en la tierra que para tomarla en
posesión cruzáis el Jordán.'"
(Devarim / Deuteronomio 32:46-47)
No hay palabras huecas, vanas, inútiles en la
Torá.
Cada una de sus palabras son el camino a nuestra verdadera vida, y la de
nuestros hijos.
La Torá cuando de corazón es llevada a la acción: es vida.
Revisa por favor el texto de la Torá Escrita,
y cuenta cuántas frases "teológicas" encuentras, cuenta las invocaciones a
la fe, cuántas son las descripciones de cielos e infiernos...
Creo que los dedos de una mano te sobrarán en esta búsqueda.
Pero luego, tómate el tiempo para enumerar las ocasiones en que la Torá te
ordena que actúes de acuerdo a los mandamientos, cuenta las acciones de
bondad y justicia que se exigen de ti.
Entonces verás que la Torá no contiene grandes discursos plenos de filosofía
o rebuscados conceptos, no contiene mensajes mesiánicos ni vanas promesas de
espiritualidad desconectada de terrenalidad. La Torá habla tu idioma, en
realidad, el de hace 3300 atrás, pero es el idioma que comprende tu corazón
y no atenta contra tu razón.
La Torá habla a la persona, te habla a ti, te expone lo que el Padre quiere
que tú sepas para que vivas en Este Mundo y en el Venidero, y por esto mismo
no te trae lindos cuentos de superhéroes, ni mística para iniciados.
En propias palabras de la Torá:
"Ciertamente este
mandamiento que te mando hoy no es demasiado difícil para ti, ni está
lejos.
No está en el cielo, para que digas: '¿Quién subirá por nosotros al
cielo y lo tomará para nosotros, y nos lo hará oír, a fin de que lo
cumplamos?'
Tampoco está al otro lado del mar, para que digas: '¿Quién cruzará el
mar por nosotros y lo tomará para nosotros, y nos lo hará oír, a fin de
que lo cumplamos?'
Ciertamente muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón,
para que la cumplas"
(Devarim / Deuteronomio 30:11-14)
La Torá no está en los cielos, ni al otro lado
del mundo.
La Torá no está en manos de un poderoso señor, ni detrás de portones
herméticamente clausurados.
La Torá está en tu boca y en tu corazón, allí esta el mensaje de la Torá...
para que LA CUMPLAS...
Y recuerda:
"Hasta la cosa
más simple de la Torá, de esa que ustedes dicen: '¿Para qué fue
escrita?'; incluso en esa hay vida para Este Mundo y para el Venidero"
(Pesikta Zutrata, Lekaj Tov, Devarim, Haazinu 60b)
¿Quieres espiritualidad verdadera?
Entonces, descubre hasta en el elemento más insignificante de Este Mundo su
valor espiritual.
Especialmente, reconoce en el prójimo y en ti mismo, que somos hijos del
Eterno, creados a Su imagen y semejanza; por tanto, debemos valorarnos
correctamente, amarnos, respetarnos y actuar entre nosotros con bondad y
justicia.
Recuerda:
"Vosotros sois
hijos del Eterno vuestro Elokim"
(Devarim / Deuteronomio 14:1)
Sin condiciones, sin presiones,
somos hijos del Eterno,
por tanto,
como tales debemos actuar,
y como tales debemos reconocer a nuestro prójimo.
El camino al Eterno se encuentra a través de
los mandamientos que tenemos que cumplir en relación al prójimo, tanto como
en los que son de índole ritual, no lo olvides.
Recuerda la enseñanza del anciano Hillel:
"Lo que es odioso
para ti, no se lo hagas a tu prójimo. Esto es la totalidad del Torá;
todo lo demás es comentario. Ve ahora y apréndelo."
(TB Shabbat 31a)
Por esta profundidad en la terrenalidad es que
los preceptos que siguen a la Revelación en Sinaí corresponden a la
categoría de mishpatim, pues son del tipo más humano, más cercanos a
nuestro pensamiento.
Recuerda esto cuando te relaciones con tu
prójimo, recuerda que lo más profundo del Eterno se encuentra en las cosas
sencillas.
Tal como Ben Azai te aconseja:
"No menosprecies
a ningún hombre, y no desdeñes ninguna cosa, pues no hay hombre a quien
no le llegue su hora, y no hay cosa que no tenga su lugar."
(Avot 4:3)
Si actúas de esta manera, no solamente
siembras serenidad y armonía, sino que además te pones en el camino del
encuentro íntimo con el Eterno.
Él nos ha dado estos preceptos, estas sentencias, para darle santidad a
nuestra vida, un sentido trascendente a las menudas cosas cotidianas, de
modo tal de conectar el plano más bajo (lo terrenal) con lo más excelso (lo
espiritual).
A tus cosas también debes valorar
adecuadamente, no lo olvides.
Es un vicio muy extendido el de "sentirnos des-graciados", pero debes saber
que detrás de este estilo de vida destructivo anida el egoísmo. Si nos
corregimos podemos sentirnos felices y completos y hacer más felices a los
otros.
El camino a esta integridad: el cumplimiento de los mandamientos de la Torá,
especialmente aquellos que parecen menos llamativos.
Luego de que la persona se ha compenetrado con
esta realidad, cuando el respeto y amor por el prójimo es parte de su
naturaleza, cuando los preceptos terrenos son vividos como plenamente
espirituales, recién entonces está capacitado para introducirse al más
profundo estudio de Torá. Recién ahí es capaz de interiorizarse de los
preceptos que son supra-racionales, dentro de los humanos límites.
Por esta razón luego de la Revelación en
Sinaí, el Eterno se dedicó a enumerar preceptos que tratan de asuntos,
aparentemente, superficiales, poco "esotéricos", para nada "teológicos",
pues... para el Eterno la verdadera teología no se hace con huecas palabras,
sino con actos de bondad, actuando conforme a los mandamientos que Él nos ha
dado.
"Rebi (Rabí
Yehuda Hanashi) dice: ¿Cuál es el sendero recto que debe elegir el
hombre? Todo aquel que lo ennoblezca y le haga ser ennoblecido por la
gente. Sé tan escrupuloso con un mandamiento nimio como con uno
importante, pues no conoces el otorgamiento de recompensa por los
mandamientos. Evalúa la pérdida de un mandamiento con respecto a su
recompensa, así como el beneficio de una trasgresión con respecto a la
pérdida que entraña. Y reflexiona sobre tres realidades y no caerás en
trasgresión: sabe lo que hay arriba de ti, que un ojo te ve y un oído te
escucha, y que todos tus actos se escriben en un libro."
(Avot 2:1)
¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj! ¡Cuídense y gocen de lo permitido para qué sepamos construir
shalom!
Moré Yehuda Ribco
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Notas:
1-
Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los hallan
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