| Shalom, jag sameaj.Gracias por participar con tan oportuna e interesante cuestión.
 Yo también había escuchado de 
    este invento moderno del quinto hijo, y 
    realmente no tengo idea de dónde surge, ni en qué fuente de la Torá se basan 
    para insertarlo en el pensamiento del judaísmo. Lo más extraño, al menos 
    para mí, es que sean personas respetuosas de la Torá y las mitzvot 
    los que más hablan de este hijo que no está en la Hagadá.Y le voy a explicar qué tiene de extraño.
 Tomemos la Hagadá y 
    leamos: "Kenegued arbaa banim dibera haTorá... - De cuatro hijos 
    habla la Torá".Es decir, las cuatro personalidades referidas en el Séder ¿son una 
    creación de los Jajamim -Sabios-, o se basa en palabras tomadas 
    directamente de la Torá?
 La respuesta es evidente, es la Torá la que nos brinda los cuatro tipologías 
    de hijos, es decir, de judíos.
 No son hijos reales de cada familia.
 No son hijos presentes necesariamente en torno a la mesa del Séder, 
    porque la Torá no los introduce a los cuatro hijos/tipos en conjunto, 
    sino en diversos lugares/textos.
 Por lo que podemos comprender que representan categorías de modos 
    intelectuales/vivenciales de relacionarse con el judaísmo.
 Como toda categoría/etiqueta que refiera a 
    personas, son entidades ideales, por lo que es bastante improbable 
    que hallemos a una persona que sea exactamente tal cual es descrito por 
    ella.
 Este presunto quinto hijo no 
    es mencionado en la Torá. ¿Acaso en épocas de Mitzraim no hubo asimilados a 
    otras culturas? Sabemos que sí, pues tal como está enseñado, tan sólo un 
    quinto de los Hijos de Israel tuvieron el mérito de ser redimidos, pues los 
    otros cuatro quintos ya estaban asimilados a Mitzraim.Este quinto hijo o es reconocido por lo antiguos Maestros. ¿Acaso en épocas 
    de los Tanaim o los Amoraim o los Gueonim, etc., no existía la asimilación y 
    las herejías? Sabemos que sí, y el Sidur en la Amidá 
    diaria no lo recuerda con la berajá Velamalshimin.
 En nuestra época que la nueva Shoá  de la asimilación nos atenaza, 
    ¿debemos nosotros introducirlo alegremente? Mi modesta respuesta es que no. 
    No es necesario, tal como no lo fue en generaciones previas.
 Y si decimos que no es necesario, no lo hacemos por aferrarnos a tradiciones 
    o a viejos esquemas, sino porque leemos con atención lo que la Hagadá 
    presenta de cada uno de los cuatro hijos.
 Leamos una breve descripción y encontraremos que el hijo apartado, el que se 
    asimila, el indiferente a su identidad judía, ya está hace siglos en el 
    texto que recibimos de nuestros mayores.
 El sabio: está 
    interesado en investigar, en indagar, en profundizar, en ampliar, en 
    conocer, en acatar, en recibir, en transmitir. El rebelde/perverso: se 
    excluye de la comunidad y niega a Dios y la Tradición. No comparte los 
    hábitos de la familia, se burla, reniega e incluso usa la violencia. Suele 
    ser muy perspicaz, aunque por razones emocionales prefiere ser duro de 
    entendimiento como una piedra. El simplón: Recibe y 
    acata, sin preguntar nada más que lo llano y accesible sin esfuerzo. El que no sabe preguntar: 
    es un misterio, pues no habla. A este tipo hay que conducirlo con cuidado, 
    pues es el más próximo al tipo perverso. Ahora que los tenemos delante 
    nuestro, ¿es difícil descubrir entre éstos al hijo que se aparta de la 
    familia y se introduce de lleno a otras culturas y tradiciones? Es decir, el 
    que los inventores modernos llaman "quinto hijo".Pues, es bastante fácil.
 El que busca la asimilación, a simple vista, es el segundo hijo.
 Lo único que le interesa del judaísmo es como no estar relacionado con él.
 Éste es el que toma la bandera de la asimilación y la porta como un emblema 
    por el cual luchar y morir en batalla.
 A este tipo se lo debe tratar con firme determinación rayana en la agresión, 
    por su bien, y por el de sus hermanos.
 Pero, seamos un poco más 
    sagaces y descubramos a otro posible hijo asimilado.¿No lo reconocemos en el cuarto hijo?
 Un hijo que como dijimos es un misterio, pero, su apatía, su falta de 
    motivación, su indiferencia manifiesta en su silencio; ¿no nos recuerda al 
    que se asimila por falta de interés y vigor por encontrarse a sí mismo en su 
    esencia?
 Pues, también está el que se asimila pasivamente. El que se deja llevar por 
    la corriente. El que fluye en dirección de los demás.
 Por poseer un fondo similar al del hijo perverso, es que se le comienza 
    instruyendo con el mismo versículo que aquel, aunque sin exigirle más allá 
    de sus escasas fuerzas.
 ¿No es la indiferencia y la abulia un camino más resbaloso que el hacerse 
    portador de la asimilación?
 Pues, al hijo perverso se lo reconoce como tal, y se lo puede intentar de 
    corregir.
 Pero, al que en silencio se extravía, ¿cómo liberarlo de su tibia sordidez?
 Sin dudas, este cuarto hijo, es un mejor modelo de "quinto hijo" que el que 
    propugnan los reformadores religiosos de la Hagadá.
 Y el tercer hijo, el simplón, 
    el ingenuo, el que recibe y no indaga, ¿no puede ser un prototipo de persona 
    judía asimilada?Recibe y hace.
 Recibe y hace.
 Recibe y hace.
 Un día, recibe un mensaje diferente, y hace.
 Al día siguiente recibe el mismo mensaje distorsionado, y vuelve a hacer.
 Y no critica. Vive en la nube de su simplicidad intelectual.
 Y un día le dicen que Dios se hizo hombre y murió para salvarlo de sus 
    pecados, y el hijo simple lo recibe, cree, y hace conforme.
 Y al día siguiente le dicen que en verdad la Torá es un cuentito bastante 
    deplorable, y que lo más importante es ser buena persona y no preocuparse 
    por las mitzvot, y el bonachón del simple recibe, no procesa la 
    información, y hace lo que no es correcto.
 Y otro día le dicen que las tradiciones ya fueron, que ahora todos somos 
    liberales, humanistas, intelectualoides, existencialistas, newagers, etc.; y 
    el nublado hijito, toma, se cree liberado y cae en la esclavitud de la 
    carencia de identidad y raigambre.
 ¿Está muy lejos el tercer hijo de ser un modelo del "quinto hijo"?
 Ah, pero el primer hijo, el 
    sabio, ese seguramente que no será un asimilado a otras culturas.Pues, también el sabio puede trastabillar hacia donde su hermano el activo 
    en la rebeldía cayó, su hermano el pasivo fue arrastrado, su hermano el 
    incauto fue conducido.
 ¿Cómo, si es sabio? ¿Puede un sabio errar?
 Bueno, obviamente que cualquier humano yerra, incluso el sabio.
 Y también el sabio puede ser asimilado.
 Prestemos atención a lo que pregunta este hijo en la Hagadá: "¿Qué 
    son estos testimonios, y decretos y juicios que les ordenó nuestro Dios el 
    Eterno?"
 Dice: "les ordenó", y no dice "nos ordenó".
 También en él anida el deseo natural (del Ietzer HaRá -tendencia a lo 
    negativo-) a la disgregación, a la dispersión, a la separación.
 Sin embargo, no es un hijo rebelde, pues reconoce a Dios, y que es "nuestro 
    Dios", dice "nuestro", y no dice "vuestro". Esto es lo que lo ubica en una 
    posición diametralmente opuesta al del hijo rebelde.
 Pero, vimos como este hijo también está en riesgo.
 Por lo que debemos hacer: "Entonces tú dile las normativas de Pesaj, que 
    no se añade luego del Afikomán".
 Esto se puede traducir como: hijo, tu eres un alma inquisitiva, noble, 
    atenta; pero, reconoce que hay normas y límites, si los transgredes en pos 
    de tu búsqueda, en lugar de andar por los camino de la corrección, te 
    apartas y te pierdes.
 Si el hijo sabio, es sabio por demás, es decir, por creerse tan 
    especialmente dotado pretende eludir lo que está establecido y reglamentado, 
    terminará en el mundo de la asimilación también.
 Y no por pasividad, o actividad negativa, o modorra, sino por buscar 
    estrellas con un microscopio.
 Como podemos comprender, todos 
    estamos en el péndulo que nos aproxima a la asimilación, o a fortificar 
    nuestra identidad. Pues, todos somos parte de uno o más de un de estos tipos 
    de hijos, de judíos.Piense y reconocerá en estos hijos a aquel amigo que se casó con una gentil, 
    o al que no le hizo la circuncisión al hijo, o al que sostiene la bandera de 
    reformismos que atentan contra lo tradicional e identificatorio, o al que 
    cree en la idolatría, o al que hace lo que lo demás, o al que por mucho 
    meditar perdió la ruta, o...
 El quinto hijo está en nosotros, a nuestra mesa... ¿por qué señalar al 
    prójimo en lugar de inspeccionarnos a nosotros mismos?
 
    Sus 
    comentarios son bienvenidos, y recuerden que quedo a las órdenes.Les deseo que pasen un Pesaj Casher VeSameaj
 Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que 
    sepamos construir Shalom
  Yehuda Ribco   |