Gracias por comunicarse.
Rosh HaShaná además de un día de
alegría, es el Día del Juicio Universal.
Por lo tanto, ¿cómo se prepara uno para el juicio?
Evidentemente hay que hacer algo en el plano externo, pero principalmente
en el interno.
En lo superficial está el vestir ropas agradables, primordialmente
blancas, pues es el color de la pureza. Se alhaja el hogar. Se tiende la
mesa festiva. Se preparan manjares diversos, algunos típicos como la jalá
(pan) redonda y dulce, o la manzana con miel, o la torta de miel. Se
intenta celebrar en familia y con amigos, aunque no se alza la copa a
medianoche, ni se tiran cohetes, ni se estila embriagarse o atiborrarse de
delicias culinarias. Pues, como dijimos, es una alegría circunspecta,
pues estamos siendo juzgados -por el Juez,
y por nuestra conciencia que no descansa- (recomiendo leer particularmente
el relato en este
artículo). Por lo cual, se concurre a la sinagoga con más firmeza
que en el resto de los días del año, se intenta reflexionar, hacer un
balance personal con el ánimo de valorar lo positivo, y corregir lo
adverso... en definitiva, comenzar a poner manos a la obra, y si ya se
está en eso, entonces, hacer una breve pausa para recargar las baterías
y dar más impetú al empeño positivo.
Es la ocasión propicia para el encuentro con el otro, el Otro, y uno
mismo.
Le recomiendo leer: "Re-equilibrar",
que quizás apunta con mayor claridad al estatus re-generativo del
"Año Nuevo Judío", que como hemos mostrado
recientemente, en realidad debería ser considerado como "Año
Nuevo a secas".
Y, recordando que -aunque hayamos hecho
mucho o no- añun queda mucho por hacer, y que aunque no somos
responsables de acabar la tarea, nuestra parte nos corresponde conducirla
-lo mejor que podamos- a nosotros.
Un abrazo, ¡ARRIBA!
Shaná Tová - Buen Año.
Shalom, Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y nos traiga la Paz.
Yehuda Ribco
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llegar que son siempre muy bienvenidas. |