Gracias por comunicarse.
Sobre los korbanot
(sacrificios dedicados al Eterno), ya hemos escrito.
Ahora veremos brevemente tres tiempos de los korbanot.
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Ofrenda como medio.
En
un principio, con Caín y luego Ebel, las personas recordaban la
existencia del Eterno, pero ya lo sentían apartado, como una
presencia lejana. Como en la mente concreta de los primitivos humanos,
lo más alejado y tremendo era el firmamento, ubicaron a Dios en los
cielos. Eso les creaba una dificultad, pues, ¿cómo harían para
llegar hasta allí? La única manera era volando, pero... ¿cómo
volar? Encontraron que el fuego ascendía, y que el humo de lo quemado
era como la esencia que se elevaba. Por lo tanto, decidieron
tomar objetos subrogados, y lo llamaron ofrendas, para que se
elevaran hasta los Cielos devorados por las llamas, y así aproximarse
a Dios. Precisaban objetos intermediarios, pues, si ellos se
incineraban para ascender en esencia corporal, ¿cómo gozar de
los beneficios del contacto con la divinidad?
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Ofrenda como fin.
Pasado el tiempo, las personas enmascararon al Uno y Único detrás de
multitud de ídolos y falseades. El Eterno dejó de estar presente en
las mentes (e incluso los corazones) En aquella época sombría, se
consideraba al sacrificio, como la entrega material de un
alimento necesario para la subsistencia o gozo de la divinidad (que
nosotros sabemos falsa) Así que, la quema de la ofrenda, no era usada
como antaño, como vehículo para aproximarse a la deidad, sino como
un fin en sí mismo. Claro, este acto aunaba al adorador con su dios,
pero, de un modo completamente físico, carente de esencia o
trascendencia.
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Ofrenda como símbolo.
Israel en la Torá recibió prescripciones para servir al Eterno
también por medio de los korbanot (aunque no sea un modo
excluyente de otros)
Éstas leyes pueden ser tomadas como una concesión al estado del
contexto social y cultural de aquella época, y que podrían ser
innecesarias en otra situación. Los korbanot eran necesarios,
pues, ¿cómo hacer olvidar a las personas tan pronto lo que era parte
de todas las culturas, y durante tantos siglos? Así que se
reglamentan las ofrendas, se las ordena y organiza. Pero, ahora no
deben ser tomadas como único vehículo para adherirse a Dios. Y mucho
menos como el mecanismo necesario para suplir las carencias del
Todopoderoso.
Sino como un símbolo. El acto de ofrecer el korbán, tiene la
virtud de brindar la oportunidad para que el oferente tome conciencia
de su estado, de su ser integral en el mundo, y que construya un mejor
modo de relacionarse con el entorno, con Dios, y consigo mismo.
De este modo, el korban, con cierto grado de evolución de la
persona y la sociedad, puede ser omitido, tomando su papel la completa
entrega de la persona a la Voluntad de Dios.
Lo que usted menciona acerca de los "malos pensamientos", puede
ser entendido desde esta perspectiva. No olvide que justamente el korbán
olá (holocausto o completamente incinerado) para ser bien realizado,
debía procederse a una confesión de pecados previa, y a una toma de
conciencia del incorrecto proceder para encauzar la propia vida hacia el
Bien (Mishné Torá, Maasé HaKorbanot 3:14)
Así pues, el olá (que proviene del verbo "ascender"),
promovía la ascensión, la elevación de la persona, no en el humo de un
animal degollado y asado, sino en el trabajo interno de afanarse para
crecer, para ascender en pos de Dios.
Otro punto a considerar, es que el olá se ofrendaba exclusivamente
de machos de animales aptos. Simbólicamente lo masculino representa la
expansión, lo activo, la entrega, el hacer. Por lo tanto, cuando se
entrega olá, se podría querer expresar el deseo de dominar la
acción, de detener un instante la actuación, para tomar en cuenta otros
planos. Entonces, tenemos aquí otro aspecto que se asocia a la
elevación.
Quedo a las órdenes.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y nos permita pronto construir
Shalom.
Yehuda Ribco
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