Aclaración.
Como indica el título de este texto, éste es un trabajo que brinda UNA perspectiva judía acerca de la muerte, lo que implica que no sea quizás LA única perspectiva.
Mayormente me baso en el pensamiento del Rambam, y en especial en su comentario a la famosa mishná Sanhedrin 10, capítulo primero. Pero, he introducido otros matices y conceptos que me han parecido relevantes y asequibles para la mente del hombre de nuestra época.
Además, es un texto introductorio, por lo que necesariamente es breve y fragmentario.
Queda en la disposición del lector continuar sus estudios e investigación, para de esa manera tener una más amplia y profunda comprensión de este abstruso tema.
Olam HaBá
Este Mundo (Olam HaZé) es un mundo de apariencias, muy real para nosotros que en él vivimos, pero no es la realidad última.
Tal como el útero no es la única y final vida para el feto, sino solamente una etapa en un largo viaje que se prolonga en otra realidad, bastante diferente a la conocida hasta ese momento.
Dentro de la placenta se manejan ciertos códigos, modos, estilos de existencia, que cambian radicalmente cuando se nace, que en cierta manera es cuando se muere para la vida del útero y se pasa a la vida en el mundo.
De manera similar, Este Mundo, el que tanto amamos y padecemos, éste que podemos considerar nuestra única existencia, realmente no es la realidad definitiva, sino solamente un pasaje, un lugar de tránsito, un tiempo y lugar para el entrenamiento y el aprendizaje.
Tal como enseñan los jajamim (Sabios) en el Talmud, Este Mundo es un pasillo, o antesala, que nos lleva al recinto principal del palacio, denominado Olam HaBá (Posteridad, Mundo Venidero, Más Allá).
En palabras del Rebbe de Kotzk: “Morir es solamente mudarse de una casa a otra. La persona sabia dedica sus mejores esfuerzos a embellecer aquella casa a la cual se mudará en el futuro.”
En nuestra muy humana y limitada percepción de las cosas, no estamos capacitados para describir exactamente esa dimensión ajena a nuestras percepciones y conceptos que es el Mundo Venidero. Es una dimensión totalmente diferente a lo que experimentamos o conocemos, ya que no es material, sino completamente espiritual.
Al no haber materia, no hay espacio, no hay distancia, no hay tiempo, ni movilidad, ni cambios.
No hay visión, ni sonido, ni hambre, ni calor, ni frío, ninguna de las percepciones que nos sumergen e invaden desde el momento de nuestra concepción hasta nuestra muerte.
Tal como el feto en el útero no tiene capacidad para comprender cabalmente ese «otro mundo» que se desarrolla fuera de su placenta, estamos nosotros, incapacitados para develar el misterio que se oculta más allá de esta vida.
Es un «algo» totalmente diferente a todo lo percibido y vivido por nosotros, pero del cual podemos afirmar que existe y que en algún momento TODOS llegaremos a ese «lugar», o mejor dicho «estado del ser».
Este «estado del ser» al no depender de la materia es denominado también como «Mundo de la Verdad», puesto que no hay velos, ni excusas, ni justificaciones, ni mentiras, ni escapes, ni ilusiones. Todo es cierto, correcto, ordenado, pulcro.
¿Difícil de entender o de admitir?
Hay muchos aspectos que conciernen a esta temática que no podemos pensar o concebir, puesto que son hechos que son completamente diferentes a todo lo que conocemos, que no tienen manifestación en nuestro mundo.
Es como querer explicarle a un feto, en el seno materno, qué son los colores y la suave caricia de la brisa marina. Podemos darle una idea al feto, pero él no ha experimentado ni colores ni brisas, por lo que solamente captaría un poquito, a través de analogías.
Todo Israel
De acuerdo a Maimónides (en su comentario a la Mishná), el requisito básico para ingresar al Olam HaBá es haber cumplido al menos una vez en la vida una mitzvá de manera integra.
Ciertamente que a lo largo de nuestra existencia terrena tenemos innumerables ocasiones de certificar nuestra porción de eternidad en la Posteridad (por más detalles ver del R. Iosef Albo en su Sefer HaIkarim, discurso 3, capítulo 29).
De tal manera, nuestros Sabios dicen con rotunda claridad, en el pasaje notorio y famoso: «Todo miembro de Israel tiene su porción del Mundo Venidero» (TB Sanhedrín 90a).
En el mismo sitio se brinda una lista de acciones que quiebran la posibilidad de ingreso al Olam HaBá:
- por negar la divina revelación e integridad de la Torá,
- por negar que la resurrección futura de los muertos está en la Torá (se encuentra evidenciada en Devarim 32:39),
- por ser rebelde e ir adrede en contra de la Torá, sus preceptos, y los Sabios de la misma,
- por sumirse en estudios de idolatría.
Quiero destacar, aunque no es el tema de este artículo, que toda persona (judía de nacimiento o gentil) que vaya en pos del Ieshu (y especialmente los que se hacen llamar «judíos mesiánicos»), está arriesgando su vida eterna, pues está en oposición al Eterno, usurpa identidades ajenas, se hunde en idolatría y corrompe la rectitud con sus creencias y acciones.
También gentiles justos
Los noájidas, es decir gentiles que conocen y acatan los mandamientos que les corresponden a su identidad espiritual, también tienen su porción y placer en el Mundo Venidero.
Tal como deja en claro Maimónides en el siguiente pasaje halájico:
«A todo gentil que se compromete y cumple con los Siete Preceptos Universales,
se lo denomina un gentil «devoto» y es merecedor del Mundo Venidero»
(Mishné Torá, Leyes de Reyes 8:11)
El gozo del Mundo Venidero
El Olam HaBa permite una forma de existencia superior a todo lo que podamos experimentar en Este Mundo.
Al respecto nuestros jajamim nos enseñan que: «más vale una hora de dicha en el Mundo Venidero que toda la vida en Este Mundo» (Abot 4:17).
Esa dicha es descrita por los sabios como «la adhesión al Eterno», estar ante Su Presencia y gozar de manera indescriptible del mayor de los placeres inimaginables, incomparable a cualquier otra cosa.
Por lo cual, cualquier deleite de Este Mundo es despreciable en comparación con la recompensa a cosechar en el Olam Habá (al respecto leer Rav Yehuda HaLevi, ‘Sefer HaCozarí’, 1:126).
En Este Mundo cualquier placer, lujo o satisfacción que el malvado posea, le será debitado de su placer a obtener en el Olam HaBá. ¿De qué vale una mansión obtenida con engaños, si eso cuesta un instante del infinito placer de la eternidad?
Por otra parte, cada dolor, escasez o desilusión que sufra el justo, serán tomadas en consideración para incrementar su gozo en el Mundo Venidero. ¿No vale la pena el pinchazo de la anestesia, si eso nos quitará el dolor y la enfermedad?
Así pues, si bien cada contrariedad que sufre el justo,
como cada beneficio que recibe el malvado,
pueden aparecer como incomprensibles actos de injusticias de parte del Eterno, o demostraciones de Su falta de poder o inexistencia,
en los hechos en el Mundo de la Verdad se comprende que todo lo mundanal es pasajero y efímero.
Pero, el placer inefable de la adherencia al Eterno es eterna.
La cosecha de lo sembrado
A pesar de lo anterior, Este Mundo tiene una particular relevancia.
Es que, todas nuestras acciones en Este Mundo son fundamentales, pues enseñan JaZa»L (Sabios de bendita memoria): «Es mejor una hora de arrepentimiento y buenas obras en Este Mundo que toda la vida en el otro» (Abot 4:17).
Tal como la cosecha queda determinada en gran medida por lo que se ha sembrado previamente, así lo que se nos retribuye corresponde en su mayoría a las acciones que hemos desarrollado durante nuestro pasaje por Esta Vida.
Toda acción, hasta la que consideramos más pequeña y secreta, es medida y pesada por la vara de Justicia celestial; nada queda librado al azar, oculto u olvidado, tal como dijo la profetisa: «Porque el Eterno es un Elokim de todo saber; por Él son examinadas las acciones.» (1 Shemuel / I Samuel 2:3).
De acuerdo al patrón de medida de la Justicia divina, cada acto lleva su correspondiente retribución, por tanto, quien siembra en vida semillas de mal, ciertamente tendrá una cosecha de miseria y penurías en el Mundo de la Verdad. Aunque, gracias al Cielo, podemos atenuar nuestra retribución negativa a través de la Misericordia divina, que encuentre motivos para comprender ciertas acciones y no juzgarlas en su plena severidad.
Lo cierto es que también en esto estamos limitados, no sabemos nunca la exacta retribución por nuestros actos, ya que los mecanismos para juzagarnos y perdonarnos del Eterno son comprendidos y aplicados solamente por Él. En palabras del profeta:
«¡Buscad al Eterno mientras puede ser hallado! ¡LlamadLe en tanto que está cercano!
Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos. Vuélvase al Eterno, quien tendrá de él misericordia; y a nuestro Elokim, quien será amplio en perdonar.
Porque Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son Mis caminos, dice el Eterno. Como son más altos los cielos que la tierra, así Mis caminos son más altos que vuestros caminos, y Mis pensamientos más altos que vuestros pensamientos.»
(Ieshaiá / Isaías 55:6-9)
En resumen, debes hacerte a la idea que el pasaje por esta antesala que llamamos «vida» es lo que determina el estado en el cual nuestra esencia espiritual se sumirá en el Olam HaBá.
De acuerdo a la fidelidad e integridad al cumplir con los mandamientos, se obtiene la retribución en la Posteridad. Quien más y mejor haya cumplido con los mandamientos, más y mejor gozará del placer infinito del Olam Habá.
Cada uno de acuerdo a sus acciones e intenciones.
Pero, ten en cuenta que no debes actuar mezquinamente, ni pedir cuentas del Eterno. Tu obligación es cumplir con los preceptos que Él te ha encomendado, su a raíz de ellos obtienes bendiciones y bienestar… ¡bienvenidos sean!
Pero no debe ser el premio el aliciente para tus acciones en lo que respecta a la divinidad.
Que se el amor el Eterno el motor de tus acciones. Y, si no has alcanzado tal grado de altruísmo, pues, que sea la reverencia al Eterno en su reemplazo lo que te mueve a cumplir con Sus mandamientos. No dejes que el Ietzer HaRá (egoísmo o tendencia negativa) sea el que te domine e incluso a la hora de cumplir con los mandamientos lo hagas por beneficio personal exclusivamente.
Pero, si aún no sirves al Eterno por amor, ni siquiera por temor o reverencia, entonces al menos sírveLo a través de tu egoísmo. Cumple con Sus mandamientos aunque sea para obtener ventajas personales con esto, pues, de ser constante en tu cumplimiento, terminarás por ser íntegro y fiel para con Él. Aunque Le sirvas con egoísmo, igualmente mereces alguna recompensa; y en la constancia está también el camino al creciemiento y la integridad.
Por otra parte también, de acuerdo al grado de hundimiento en los pecados y errores resulta la mayor distancia de la Fuente del placer, por tanto, el menor gozo y la mayor aflicción. Ésta no resulta como castigo impusto arbitrariamente, sino como la lógica consecuencia de no haber nutrido el espíritu correctamente, con las consiguientes debilidades y falencias que se deben superar en el Mundo Venidero.
Uno de los motivos por los cuales el Eterno nos proveyó de vida terrenal, es para que tengamos experiencias sensoriales, de manera de ir aprendiendo y enriqueciendo con sentimientos y sensaciones nuestro acervo espiritual.
El espíritu es insensible a las sensaciones, por tanto precisa de un vehículo sensorial, para experimentar de la riqueza de emociones y sensaciones.
Así pues, el cuerpo percibe placer y necesidades, esto es traducido e integrado en el plano espiritual, y ya no queda solamente como un dato frío, sino como un conocimiento cargado de energia emocional.
No sé si me llego a expresar de manera de ser comprensible.
Al morir, en el Mundo Venidero lo que hemos hecho, lo que hemos sembrado en nuestra vida, es aquello que cosechamos. Sin excusas ni dobleces, pues es el mundo de la Verdad.
Si hemos actuado con justicia, con bondad, con fidelidad, cumplimos con los mandamientos, etc., entonces gozaremos de acuerdo a nuestra siembra. Y el gozo no queda solamente en el plano de lo conceptual, sino que también en lo vivencial, pues ya hemos experimentado gozo en Este Mundo, por tanto, nuestra memoria emocional que fuimos construyendo aquíes la que nos posibilita la intensidad de nuestro gozo allá.
Idéntico sucede con la contraparte, el sufrimiento. Lo que hemos sembrado de espinas, malas hierbas y otras cosas nefastas, será lo que padezcamos allá.
Cielo e Infierno
Tal como habrás podido entender de lo anteriormente mencionado, el «infierno» NO existe como lo han planteado ciertas creencias muy extendidas y carentes de contacto con la fuente de Sabiduría de la Torá.
No hay un «lugar» dirigido por un demonio, o por malos ángeles que se gozan con el sufrimiento y anhelan el dolor y la corrupción.
El verdadero infierno no es un lugar, sino un estado del ser; otra manera de exisitir en el Olam HaBá.
TODOS tenemos nuestro destino en el Olam HaBa, pero allí tendremos «estados de ser» diferentes, que nos permitirán gozar más o menos, o aún sentir displacer por habernos integrado a la Fuente de Vida Eterna, que es el Eterno.
El verdadero infierno es la conciencia clara de todos los malos recuerdos, de la memoria de las incorrectas acciones ejecutadas en Este Mundo.
Considera cuánto sufre el espíritu si no puede escapar de la vivencia terrorífica de reconocerse realmente como fue en vida, sin máscaras, sin mentiras, sin excusas, con la verdad desnuda y acusadora…es el peor de los infiernos imaginables…
Imagina cuánto puede dolerle al espíritu cuando reconozca el daño que se ha causado a sí misma la persona, al ocultar su Luz interior, al oscurecer con cáscaras (malas acciones) su belleza esencial. Al tener conciencia del placer que podría estar sintiendo, pero que ahora padece…
Por su parte, el recuerdo de las buenas acciones, de los mandamientos cumplidos, del amor desarrollado, de las vivencias saludables y permitidas, se convierten en un deleite impresionante, junto al gozo inexplicable de la Presencia del Eterno… esto es el Paraíso…
De ti depende
Por lo anteriormente expuesto, tengamos conciencia de nuestras acciones, para que edifiquemos nuestra vida y sembremos para nuestra Posteridad.
Esto se alcanza al apartarse de lo que se nos ha prohibido, para gozar de lo tenemos permitido.
¿Cómo sabemos lo que tenemos prohibido y lo que nos está permitido?
Pues, estudiando Torá y aplicando sus preceptos a nuestra vida.
Tal como lo expresa el Eterno en Su Palabra revelada a Israel:
«Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal: Porque yo te mando hoy que ames al Eterno tu Dios, que andes en Sus caminos, y guardes Sus mandamientos y Sus estatutos y Sus derechos, para que vivas y seas multiplicado, y el Eterno tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para poseerla.
A los cielos y la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que les he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición: escoge pues la vida, porque vivas tú y tu simiente.»
(Devarim 30:15, 16 ; 19)
El sabio e inspirado consejero lo expresó en el siguiente pasaje, cuando hace hablar a la Torá:
«Ahora pues, hijos, óiganme: Bienaventurados los que guardaren mis caminos. Atiendan el consejo, y sean sabios, Y no lo menosprecien. Bienaventurado el hombre que me oye, Velando a mis puertas cada día, Guardando los umbrales de mis entradas. Porque el que me hallare, hallará la vida, Y alcanzará el favor
del Eterno. Mas el que peca contra mí, defrauda su alma: Todos los que me aborrecen, aman la muerte.»
(Mishlei 8:32-36)
De ti depende, eso es lo que te debe quedar claro.
Aquí ya ahora es cuando pones en juego tu plenitud de gozo en el Olam HaBá.
No hay minuto despreciable ni ocasión ociosa, siempre estamos en la corriente, o para progresar o para retroceder.
A la hora de rendir cuentas ante el Juez Supremo, de nada valen las excusas, las comodidades del momento, las opiniones, los dictados del corazón, los deseos o sentimientos. Solamente se te pide que cumplas con los mandamientos que el Eterno ha diseñado de acuerdo a tu esencia espiritual.
De ti depende, recuérdalo…
Entiéndelo, de ti depende…
Todas las personas cometemos errores y omisiones.
Todos podemos hacer un poquito más de bien de lo que hacemos y hemos hecho.
Por lo que siempre estamos a la espera de desarrollar el potencial con el cual contamos; por lo que nunca alcanzamos la meta de ser completos, perfectos.
Al morir, nuestro tiempo-espacio para mejorarnos culmina.
Al morir, nosotros, nuestro espíritu descarnado está provisto de lo que en vida (terrenal) pudo acarrear, tanto de los puntos a favor, como en contra.
Cada elemento adverso (pecado, error, omisión, falta) provoca en el alma un alejamiento de la Fuente de todo Bien (Dios). A elemento negativo más poderoso, mayor es la brecha. (Debes entender que alejamiento y cercanía a Dios, no trata de realidad físicas, de distancias materiales, sino de estados de belleza del alma).
Cada elemento positivo (cumplir mandamientos, hacer actos de bien, estudiar Torá, etc.) son aproximaciones a Dios.
Entonces pues, al morir el alma se enfrenta a su relación con Dios sin tapujos, sin máscaras, (casi) sin filtros.
A mayor proximidad con Dios, mayor gozo del placer eterno que es contemplar Su Presencia (es lenguaje figurado, presta atención).
A mayor lejanía, menor gozo de contemplar Su Presencia.
Además, la existencia en el Mundo Venidero, que como dijimos es sin disfraces, hace que todos los hechos de nuestra vida sean sentidos en su justo término, así el que hizo mal y no percibió los efectos negativos en esta vida, ni los enmendó correctamente, los sufrirá inapelablemente en Aquella vida. Y el dolor sin estar mitigado por el filtro del cerebro humano: ES INSUFRIBLE…
Similarmente, pero en sentido contrario, ocurre con el que goza el placer de las obras buenas que hizo en este mundo… un gozo INDESCRIPTIBLE.
El que ha acumulado en vida más negatividad que positividad, el que en vida hizo de la materialidad su eje y meta, sin dudas que la existencia en el Mundo Venidero le resultará intolerable, pero, no por deficiencia del Mundo Venidero, ni por malicia de Dios… sino por la carga negativa que su alma acarrea (gracias a Dios que en la mayor parte de las ocasiones, el tiempo que tarda el alma descarnada en aliviarse de su negatividad es menor a un año).
Pero además, nuestra Tradición enseña que las acciones que hemos realizado en Este Mundo, mientras vivimos, son las que nos preparan a la vida espiritual en el Más Allá. Es decir, aquella persona que ha entrenado su espíritu para lo espiritual gozará en el Mundo tras el morir; en tanto que aquel que hizo de Este Mundo su principal foco de interés, despreciando su dimensión espiritual, tendrá menos capacidad de gozar de los bienes del Más Allá, que son exclusivamente espirituales.
Te daré un ejemplo muy simplón, pero que espero que te sea de utilidad.
Si una persona durante su vida la única música que escuchó es el golpeteo frenético de tambores, ¿tendrá desarrollada su capacidad de gozar de Mozart, Bach, o incluso del rumor de las olas en la playa? Lo más probable es que no. Incluso, puede darse que le parezca muy aburrida y llegue a sufrir por no soportar las cadencias melódicas.
En tanto que aquel que desde niño ha educado su oído a la armonía sonora, hallará la belleza en la música y tiene desarrollada la capacidad de saborear cada vibración por desapercibida que pase a oídos ajenos/no entrenados.
Aquel que entrena su espíritu, mediante el cumplimiento de preceptos, actos de bien, estudio de Torá, está fortificando su personalidad en Este Mundo, pero especialmente para el Mundo Venidero.
Aquel que se aparta de la Torá, que desecha los preceptos, está acumulando cáscaras que oscurecen su luz espiritual, lo enceguecen al placer infinito del Eterno.
Por todo esto, el paraíso (así como el infierno) radica en cada uno de nosotros, pues somos nosotros el que lo construimos.
La estructura de la persona
Nuestra existencia se compone de dos vidas.
Una es la terrenal, que nosotros conocemos con nuestros sentidos, con nuestro raciocinio, que es Esta Vida, de la cual está dicha: (Bereshit 3:19) «En el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra; porque de ella fuiste tomado: pues polvo eres, y al polvo serás devuelto.»
Pero existe una Vida que es diferente, netamente espiritual, por tanto inefable, que transcurre en un estado del ser que denominamos Olam HaBá: (Kohelet 12:7) «Y el polvo se torne a la tierra, como era, y el espíritu se vuelva al Eterno que lo dio.» (Al respecto está el midrash acerca de las palabras que comienzan la parashá Jaiei Sará – Las vidas de Sará, que precisamente fallece en esa sección de la Torá).
Como hemos dicho, una existencia ligada a la eterna Presencia del Eterno.
En palabras de la profetisa: «la vida de mi señor será conservada en el conjunto de los que viven con el Eterno tu Elokim.» (1 Shemuel / I Samuel 25:29).
Así pues, un componente de nuestra estructura es material, ligada a Este Mundo y que permanece en Este Mundo, sujeto a las leyes de la naturaleza.
El otro componente es el espiritual, que comparte el cuerpo durante el período de vida terrenal, pero que luego permanece ligada a la Fuente de Vidas Eterna, en el Olam HaBá.
Veamos un poquito e detalle este componente espiritual (en otros artículos en serjudio.com he desarrollado más profundamente esta temática).
Debes saber que la palabra «Nefesh», que es traducida generalmente como «alma», también significa también «persona» y «vida».
Es el elemento espiritual que dota de energía, de vitalidad, al cuerpo. «Nefesh» es lo que marca la diferencia entre materia animada e inanimada. Es la vitalidad que recorre cada una de nuestras células, haciendo que estas vivan y que en su organización estructural den vida al cuerpo.
Otro elemento espiritual es el «Ruaj», el ánimo, hálito o aliento vital.
Se conecta con lo emocional, la faceta más animal del ser humano.
El elemento «Neshamá», es traducido como espíritu.
Es la sección espiritual que registra y codifica todas nuestras acciones, nos permite conectarnos con la eternidad. Es lo que se reintegra, luego del deceso, al caudal de Vidas en el Olam HaBá.
En un símil, el cuerpo es la PC; el nefesh es la electricidad; el ruaj el Windows y los programas; la neshamá es la información personal que se maneja.
Al momento de fallecer la persona, ¿qué ocurre?
Veamos nuevamente el ejemplo.
Los elementos de la PC son reciclados, el plástico, el metal, etc.; es decir, el cuerpo se reintegra al ciclo de la naturaleza, se descompone, es reutilizado para continuar el ciclo de vida terrenal.
La electricidad que ya no alimenta la PC queda disponible, ahora se dirige hacia otros destinos, enciende otras vidas.
El sistema operativo y los programas de la PC individual, ya no se usan; se pierden o son recuperados y usados para activar otras máquinas.
En tanto que la información personal, esa por la cual es útil la PC, se envía a un gran disco duro central, en el cual quedan registradas todas las informaciones de cada una de las personas. Allí estas informaciones personales, lo auténticamente individual, se preserva en existencia, plenamente, disponible para ser revisado una y otra vez, en cada detalle.
Mientras la persona está viva en Este Mundo, el sistema personal funciona integrado, tal como si fuera unidad. Se suele distinguir sus elementos solamente en casos extremos, tales como accidentes o enfermedades, cuando quizás se advierte que no es el cuerpo nuestro «Yo Auténtico», sino un algo indefinible, que recibe el nombre de «espíritu».
Espíritu que permanece activo y lleno de su información al momento de morir.
Al morir
Cuando el alma parte del cuerpo, en un primer instante el espíritu se encuentra desorientado, pues durante el lapso de su vida terrena estaba habituado a una manera corporal de funcionar.
De pronto, el espíritu descarnado no sabe cómo manejar la realidad que le circunda (que suma pasado y presente indistintamente) y que llega sin los filtros que el cuerpo brinda. Es monumental la cantidad de información a la que puede acceder en estado descarnado, y se satura rápidamente el espíritu no acostumbrado a tanta Luz, como que se atemoriza por todo lo que «siente» y no sabe cómo manejar. Es como una persona que estaba en oscuridad profunda y prolongada, y de repente se encienden delante de sus ojos focos intensísimos que le hacen enceguecer por unos instantes, y le confunden y producen cierto malestar (Cuanto mayor compromiso hacia el estudio de Torá y cumplimiento de los mandamientos durante la vida, cuanta mayor bondad contenga la memoria perpetua de la persona, más rápidamente percibe el grandísimo placer que destila esa nueva percepción, esa Luz. Así, una persona de bien encontrará gozo casi instantáneo en ese nuevo estado de existencia).
Ciertamente que este estado de pesadumbre pasa al poco tiempo, pero es tan fuerte el impacto que el espíritu busca refugio en un asilo conocido: su cuerpo.
Pero, cuando la muerte está sentenciada y cumplida, el espíritu ya no puede regresar a su cuerpo. Por lo cual, el espíritu «sobrevuela» entorno al cadáver de lo que hasta hacía un rato conocía como su «yo» (Por supuesto que esta es una imagen metafórica, pues en realidad el espíritu no vuela ni se encuentra en este mundo material. Quizás lo pueda entender mejor con la imagen de alguien que ha partido pero dejó encendida una cámara en su casa que le trasmite imágenes de allí. La persona no se encuentra en torno a la casa, pero mantiene un contacto y un interés).
En su estado de percepción mejorada, el espíritu distingue con precisión todo lo que está aconteciendo alrededor de su cuerpo, y en las inmediaciones; y en cierta manera sintoniza con los sentimientos y emociones de los que se vinculan con el cadáver.
Por ejemplo, cuando el espíritu de un padre observa el dolor de sus hijos, por supuesto que se apena, pero al mismo tiempo encuentra consuelo, pues reconoce que su obra no ha sido en vano, que ha vivido en verdad y ha dejado una buena herencia: hijos que lo aman y mantienen ese amor a pesar de que el padre ya no puede retribuirles materialmente ese sentimiento.
Es esta proximidad del espíritu al que fuera su cuerpo uno de los motivos por los cuales se debe ser sumamente respetuoso y honorable con el occiso, puesto que no solamente es la imagen y semejanza de Dios, sino también para no causar malestar al espíritu descarnado.
Imagínese el dolor para el espíritu de la tía difunta que atisba a sus sobrinos repartirse las alhajas y propiedades incluso mientras su cadáver aún sigue tibio.
Algunos espíritus descarnados intentan comunicarse con sus deudos, hacerles llegar un último mensaje, un pedido, un consuelo. Por supuesto que esto no es percibido por los que estamos con vida, puesto que ya no compartimos con los difuntos un mismo plano de interacción. Sin embargo, algunas emociones o inspiraciones surgen de una percepción muy tenue de ese mensaje del difunto (A veces los animales domésticos tienen mayor percepción de esto, pero por favor, no ingresemos en estados de delirio o búsqueda desesperada por conectarnos con el otro lado, pues es un asunto que Dios terminantemente prohíbe).
El espíritu suele acompañar a su cuerpo hasta la tumba y permanece todavía allí por unas horas o días más. Por supuesto que si ve que sus deudos siguen interesados en su bienestar, por ejemplo cuando recitan el Kaddish en su honor, o cuando dan dinero a buenas causas en memoria de él, su espíritu recibe como una especie de bálsamo que mitiga cada vez más la turbación y lo va preparando para el pasaje hacia el Mundo de la Verdad, el Más Allá.
Pero, cuanto mayor ambición materialista tuvo en vida, más difícil para el espíritu partir y aceptar la sentencia. Para algunos es terrible el dolor momentos antes de elevarse definitivamente al Plano Espiritual, cuando percibe a su cuerpo en corrupción mortal, siendo que en vida le había dado tanta preeminencia sobre otras cosas (esta es otra faceta de lo que se llama «infierno»).
Finalmente el espíritu es conducido hacia «el otro lado», hacia un mundo de recolección y gozo de los frutos que ha sembrado en vida. Un mundo de reencuentros, pues vuelve a encontrar a aquellos seres queridos que ya habían muerto, un encuentro de profunda espiritualidad. Un mundo de Verdad, en donde la Luz no hace sombras…
Dicen los que saben, es decir, los Sabios sostenes de la Tradición, que al llegar a la Corte celestial se nos hacen tres preguntas:
- ¿Fuiste íntegro-honesto?
- ¿Marcaste tiempos para el estudio de Torá y los respetaste?
- ¿Tuviste esperanza en que el Mundo puede ser un mejor lugar?
Otras vidas
Resurrección
Es creencia firme que en algún punto de la historia de Este Mundo, cuando sea la Era Mesiánica, los muertos resucitarán, que el Eterno volverá a la vida material a aquellos que han fallecido.
El espíritu volverá a habitar un cuerpo idéntico al que ha fallecido.
¿Cómo lo hará? ¿Qué será? No podemos decirlo con exactitud ya que son cosas que nunca han pasado en el mundo (aunque hay hechos paralelos, que no mencionamos ahora). Sin dudas, es otro de los enigmas que permanece sumido en el secreto para la mentalidad humana.
Algunos pensadores modernos pero profundamente tradicionales suponen que habrá clones de los difuntos, que serán perfeccionados mediante ingeniera genética. A estos nuevos cuerpos el Eterno le adherirá el mismo espíritu de antaño. Tal como al adquirir una nueva PC se puede reinsertar el mismo contenido, la misma información personal. Todos estos no son pensamientos descabellados… de hecho, ponen en palabras modernas y técnicas referencias milenarias que se encuentran en los textos de nuestros Sabios.
Fantasmas y aparecidos
Un tema que suele provocar ansiedad, miedo, confusión, curiosidad es el de la aparición de fantasmas.
No es el momento ni el lugar para explayarme sobre este tema, por lo que adrede seré breve.
Al morir la persona, se cancela la energía anímica que lo sostiene en vida y por tanto se interrumpe la existencia de su cuerpo físico y sus relaciones materiales.
Pero, para el espíritu no hay un final al momento de la muerte física, sino un continuar, en otro plano de existencia.
Continuamos existiendo en un plano espiritual que no es el de la tierra.
Sin embargo, el corte con los lazos terrenales no se produce definitivamente de forma inmediata, sino que el espíritu de a poco se va dando cuenta de su nuevo estado de existencia, hasta que finalmente (en general entre una y tres semanas terrestres tras el deceso) termina por elevarse hacia el plano espiritual.
Aunque, lo que determina la tardanza en esta elevación, es el apego que la persona haya tenido a lo largo de su vida por las cosas materiales. Cuanto más materialista haya sido, cuanto mayor adhesión tuviera por las cosas físicas, más le costará dar el paso al Más Allá.
Eventualmente, todos los occisos lo dan… eventualmente…
Pero, en ocasiones el apego por lo material es muy grande, entonces parte de la energía anímica (Ruaj) queda impregnado en objetos y lugares. Hay una carga energética desprovista de cuerpo, pero ligada de cierta forma a elementos materiales. Esta energía puede ser percibida en ocasiones por personas muy sensibles.
Debes recordar que nuestras percepciones, en realidad todo nuestro organismo, funciona en base a electriciad bioquímica (Nefesh). Es posible que ciertas cargas energéticas influyan en las percepciones individuales, y se crea haber visto fantasmas.
Tal como en ocasiones tu receptor de radio capta ondas que hacen chisporrotear los parlantes y hasta se puede creer advertir cierta coherencia en esos chasquidos.
Por supuesto el tema es complejo y da para más, pero no en este momento.
Reencarnación
Otro tema, que es bastante recurrente, y en el cual no habría que perder tiempo indagando ni suponiendo, es el de la reencarnación.
Es un concepto por completo diferente al anterior que mencionamos, al de la resurrección.
Por reencarnación se comprende la adhesión del espíritu de una persona que ha fallecido en otro cuerpo, con otra personalidad , con otras condiciones de vida, en una cadena mística incomprensible.
Para un caudal poderoso dentro el judaísmo tradicional la reencarnación NO existe. Sabios de impresionante altura como Saadia Gaon o Maimónides, entre otras decenas, no admiten esta creencia. Si bien hay otro grupo de sabios que si la sostienen. Es interesante hacer notar que hasta la Edad Media no hay registros de esta creencia dentro del judaísmo. (Si bien es cierto que muchos judíos tradicionales en la actualida adscriben a esta idea, y hay afamados rabinos desde la Edad Media mencionaron este concepto y lo emplearon para comprender el mundo y sus vicisitudes).
Lo único que puedo añadir ahora, es que nuestro deber celestial NO es indagar en supuestas otras vidas anteriores, ni imaginar quién pudimos haber sido o haber hecho, sino concentrarnos y dedicarnos de lleno a vivir en el aquí y ahora, debemos hacer de este momento la diferencia para que prevalezca el bien, la justicia y la verdad. Debemos ser constructores del Shalom ahora, en este momento, al ser íntegros con el Eterno, sin dedicar tiempo o energía a ideas que en nada contribuyen a nuestra salud e identidad, ni nos acercan al Eterno.
Recuerda:
«Serás íntegro para con el Eterno tu Elokim.»
(Devarim / Deuteronomio 18:13)
Precisamente este versículo, con su clara y explícita orden, se inscribe en la temática de los que consultan adivinos, recurren a espiritistas, quieren entrometerse en la comunicación con seres muertos o con el conocimiento de supuestas vidas pasadas.
El Eterno indica que NO hagamos eso, que seamos íntegros para con Él. Que nos dediquemos con integridad a nuestra tarea de ser constructores de Shalom, a través del cumplimiento de Sus mandamientos, sin involucrarnos en ideas o corrientes que podrían apartarnos de Él.
Por otra parte, todo lo que se cree vislumbrar al supuestamente recordar «vidas pasadas», se puede explicar perfectamente sin recurrir al concepto de la reencarnación u otros similares. Pero, éste no es el momento para explicarlo, por lo que te invito a continuar nuestro texto juntos.
Otra forma de ver el Olam HaBá
Hay algunas personas a las que les cuesta aceptar el Olam HaBá como dimensión espiritual y prefieren reconocerla como la perpetuación en el recuerdo de familiares y de amigos. También la pueden percibir como las obras, o la influencia sobre otras personas, que permanecen en el Mundo luego de la desaparición física de la persona.
Esta forma de pensar, puede ser compartida por el creyente, que además posee la «ventaja» de saberse merecedor del Mundo Venidero.
Sin embargo, recordemos que es uno de los fundamentos del judaísmo el reconocer la existencia y veracidad de ese estado del ser, de esa dimensión espiritual, que es trascendente y no se restringe exclusivamente a las limitaciones de nuestro mundo material.
Los que quedan
Según algunos sabios, también las acciones de las personas allegadas al difunto tienen repercusiones en la ascensión o descenso de categoría de su alma.
Por lo cual, la manera judía de relacionarse con el fallecido es predicando buenas acciones, cumpliendo mitzvot, estudiando Torá, haciendo todas las acciones que elevan nuestras almas, y por ende, sirven como mérito para el alma de la persona que habiendo partido de este mundo, ya nada puede hacer.
Las influencias que el difunto ha dejado en Este Mundo sirven también como defensores o acusadores ante el Eterno. Por ejemplo, cuando el hijo hace Kaddish por su padre, el Eterno lo considera a favor del difunto.
Cuando se hace obras de caridad, tzedaká, etc. en nombre del difunto, también se está proveyendo de un bálsamo o de mayor elevación al espíritu de aquel que ya nada puede hacer por sí mismo.
muy bueno ,yehuda!
agrego q’ shabes es 1/60 de olam aboh,y el q’ lo cuida segun la halaja ,puede experimentar parte de los placeres espirituales de este
bekitzur,el q’ prepara beerev shabes comera en shabat..
alucion a este mundo y el otro…si te preparaste aqui bien,disfrutaras de tu labor alli..si no cuando? asi como cuando llega shabes es tarde p/ cocinar y si no cocinaste antes te quedas sin comer ..lo mismo si no viviste como se debe. . una vez alli arriba,ya no se arregla nada,solo se juzga y recive segun lo merecido exacto
b’sd me olvide unas cositas.. hay muchos psukim q’ nos hablan de la recompensa del justo en este mundo tbn ,no solo en el otro.. por ej ma rav tubja asher tzafanta leireja,paalta lajosim baj negued bnei adam la primera parte se refiere en alusion a olam aboh,..paalta lajosim baj..etc..a este mundo..jovot alevavot es como el tren a su destino final..todos lo toman a la larga.. el q’ llego primero,agarra un lugar comodo,relaxing quiza con musica ,en first class jeje a meida q’ pasa el tiempo el tren se llena mas..y los q’ lo tomen muy tarde van a viajar… Read more »
muy interesante este tema enserio y gracias por su ayuda muchas gracias moreh
Muy interesante,pero ,¿que explicacion judia puede ofrecer sobre las xincofonias? De acuerdo al Discovery Channel,en su programa :Secretos de Ultratumba,hay evidencia de supuestos espiritus descarnados desde hace siglos que moran en ruinas,y antiguos edificios e inclusive estacionamientos,como ej,Abraham Lincon,ex presidente de EU,etc. Segun el Discovery,somos halos de luz aprisionados en un cuerpo.
Muy similar a la vision judia.
Hola Elena, creo que en este caso se está hablando que los años para Dios no son lo mismo que para nosotros por un principio de proporcionalidad. Entonces un día vendría siendo como el equivalente a mil años nuestros. Moré me gustaría que me corrigiera, si fuera tan amable? Abrazo a ambos!
estoy orgullos de aprender de ud tan loable tarea de enseñar, transmitir las portentosas palabras de sus enseñanzas que conmuhco apego y tradicion los sabios de israel le añaden, sasona y clarifican los misterios. mi plano existencia se hace mas grande al recolectar información tan grande. gracias ribco, y le repito quedo con la pena de no poder contruibir economicamente hasta el dia de hoy a estos hogares fulvida yserjudio con donde mi alma alla pleno gose. Di´s lo siga bendiciendo!
Tengo una duda. No hace falta que la conteste pero se la quiero hacer llegar. si en el mundo venidero no hay visión, ni hambre ni frío. ¿Cómo puede ser que el alma despues de la muerte pueda sentir gozo o estar atormentada? Es simplemente una duda que me planteo.
Ante la falta de sensación, de visión, de hambre, de penurias, ¿Cómo puede un alma sentir gozo? Es algo que nunca sabre o que no me entrará en la cabeza.
Yehuda,He leido su texto acerca de la muerte. Pero sigo pensando que todo esto me da miedo. Si tuviera en frente a alguien que se tuviera que enfrentar a la muerte. ¿Que esperanzas le darías?¿Rezarías para que su alma descansara en paz? ¿Rezarías para que no tuviera miedo?
Me refiero a que ¿Cómo lo daría esperanzas para que no tuviera miedo a la muerte con palabras más sencillas? Gracias Moré.
y pq tendria miedo?
Porque tendría miedo a morir sola, porque tendría miedo a lo desconocido y porque piensa que como ha llevado una vida idólatra piensa que su destino es el de morir solo.
Porque tendría miedo a morir sola,
ENTONCES NO ES MIEDO A LA MUERTE, SINO A UNA VIDA EN SOLEDAD.
porque tendría miedo a lo desconocido
ENTONCES POR MIEDO A LO Q NO PUEDE SABER, DEJARA DE DISFRUTAR LOQ SI PUEDE CONOCER Y HACER?
y porque piensa que como ha llevado una vida idólatra
PORQUE NO CONOCE EL ARREPENTIMEINTO SINCERO, Q ES UNA CAUSA PARA OTRO EFECTO, UNO MAS PODEROSO Q EL PECADO.
piensa que su destino es el de morir solo.
COMO EL DE TODOS, COMO EL DE TODOS…
Que yo tenga miedo a lo desconocido no implique que me quede parada y no disfrute de lo que tengo.
Tengo miedo del sufrimiento o del dolor físico. El no respirar. Pero solamente buscaba unas palabras de esperanza.
palabras de esperanza? q es eso?
trato de entender todo pero solo me confundo mas. creia que al convertirme al cristianismo ya era perdonado. me siento bien con mi religion pero tengo muchas dudas, me gusta esta explicacion del mas alla pero tambien ya habia aceptado la otra idea del descanso momentaneo y del arrebato.. en fin señor quiero saber mas y que Dios me de sabiduria para entender
Pues como persona, yo le diría a una persona que fallece y más si es jóven que intente cumplir con los preceptos mandados por D’s. Que lo ame con todas su fuerzas. Que no iba a estar sola. Que tiene a su familia. Que rezaría por ella para que desaparecieran sus miedos que no la dejan ver las cosas con claridad.
pues yo le diria cosas parecidas a cualquier persona, y no solo a aquella «q fallece joven».
todos, para llevar una vida plena aqui, en la medida de lo posible.
no poner la mirada «alla», para q? por q? no por AMOR seguramente.
pero tneer la vision puesta aca, la accion aca, la «esperanza» aca, sin negar q puede haber un «alla», eso da suficiente como para comenzar a andar por la vida con animo positivo.
Yo también se lo diría a cualquier persona. Gracias Maestro Yehuda. Ya me puedo ir tranquila.
A veces las palabras de ánimo son un refuerzo para desear mejorar el mundo.
En cuanto a lo del feto no lo veo tan claro que sea una comparación, puesto que el ser humano puede repetir códigos de comportamiento que adquirió en la placenta. El feto también puede sentir hambre dentro del vientre materno, también tiene sueño.
Aclaro, no quiero decir que esté equivocado, pero no lo veo del todo claro que la vida dentro del vientre materno se compare con el mundo venidero.
Excelente, simplemente excelente. Esto me ha ayudado a entender muchos cosas! Gracias amigo!
C
Con razón es que un psiquiatra recomendaba que para tener una gran memoria y agilidad mental aparte de capacidad asociativa se necesita comenzar a poner atención a los estímulos externos.