En la comunidad judía, hay una variedad de prácticas y tradiciones que nos guían en nuestra forma de vida. Una de las razones por las que un judío puede optar por no celebrar Halloween se basa en la importancia de preservar y honrar nuestras propias festividades y rituales colectivos.
Halloween es una festividad de origen pagano que se ha vuelto popular en muchos países, especialmente en Occidente. Aunque para muchos puede ser simplemente una celebración lúdica de disfraces y dulces, hay aspectos de Halloween que pueden entrar en conflicto con los valores y creencias judías.
En primer lugar, Halloween tiene sus raíces en prácticas de origen pagano, como el culto a los muertos y la veneración de espíritus. Desde una perspectiva judía, estas prácticas se consideran contrarias a los principios monoteístas y al mandato de adorar solo a Dios.
Además, la festividad a menudo involucra símbolos y decoraciones asociadas con lo macabro, como calaveras, brujas y monstruos. La tradición judía valora la santidad de la vida y nos enseña a enfocarnos en la búsqueda de la justicia y la bondad. Por lo tanto, algunos judíos pueden optar por no participar en una celebración que glorifica elementos que contradicen estos valores.
Otro aspecto a considerar es el énfasis en el consumo excesivo de dulces y golosinas. Si bien disfrutar de dulces en ocasiones especiales es común en muchas culturas, el enfoque principal de las festividades judías está en la conexión con la espiritualidad, la familia y la comunidad, más que en los aspectos materiales. No se le enseña a los niños a amenazar para conseguir dulces, o cualquier otra cosa, ni se pone en primer plano el obtener el placer por sobre valoraciones éticas.
Sin dudas que debemos tener mucho cuidado en preservar nuestra identidad, por lo cual, aquello que es netamente ajeno y no tiene sentido incorporarlo, es mejor mantenerlo fuera.
Hoy es extremadamente difícil hacerlo, cuando se tiende a desdibujar límites nacionales, a borrar identidades culturales, a infravalorar la historia de las naciones en pos de una fingida cultura global. Hay que tener en cuenta que detrás de muchos eslóganes de paz y fraternidad, se esconden intereses políticos y de poder, que no son compatibles con la sacralidad de la vida espiritual.
Es importante destacar que la decisión de no celebrar Halloween puede variar entre judíos y familias, ya que cada individuo tiene la libertad de elegir cómo vivir su identidad espiritual y qué prácticas adoptar. Algunos pueden optar por participar en eventos comunitarios o adaptar la festividad a su contexto judío, centrándose en temas de alegría, amistad y unidad.
En última instancia, cada judío tiene la responsabilidad de discernir qué prácticas y celebraciones son coherentes con sus valores espirituales y culturales. A través de la reflexión y el estudio de nuestras tradiciones, podemos encontrar significado y conexión en nuestras festividades judías, fortaleciendo así nuestra identidad y nuestra relación con lo sagrado.
Tenga un excelente día con la Luz del Eterno brillando sobre su vida, shalom y bendición.
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A mí personalmente no me gusta el Halloween, es más lo detesto, me quedo con el Día de Todos Los Santos.
tan idolatrico y letal para el alma una como otra festividad pagana, de hecho, halloween es menos toxico, ya que ha perdido todo sentido religioso y paso a ser un nuevo carnaval popular….