El cambio es lo único permanente en este mundo,
pero como no somos filósofos, ni nos interesa la filosofía,
no ahondaremos en se tema desde esa perspectiva.
Simplemente hemos de saber que resistirse al cambio,
es inútil, está destinado al fracaso.
Por eso, aquellos que dicen que existe el miedo al cambio,
quizás debieran reenmarcar sus palabras para llegar a una visión más cierta,
pues lo que atemoriza no es el cambio en sí,
sino la impotencia que implica no saber qué habrá en esa nueva realidad que trae el cambio.
Pero, como te dije y es cierto, el cambio es constante y el cambio es inevitable.
A cada instante sucede el cambio, quizás a nivel imperceptible,
tal vez no te das cuenta, pero estás viajando en el flujo del cambio, estás cambiando.
Entonces, no te resistas a la idea del cambio y enfócate hacia dónde quieres ir y qué es bueno alcanzar.
Prepara tu mente y ponte en marcha, para que seas en algún modo socio de tu cambio y que éste sea para bien,
sabiendo que el control que tenemos es bastante pequeño,
pero es en esa pequeñez donde debemos ejercerlo.
Sé voz positiva, que refleja tu mente positiva.
Sé manos activando para construir un mundo de SHALOM.
Alumbra desde tu NESHAMÁ (espíritu, Yo Esencial), para que la LUZ
del Creador sea reflejada en todas tus obras
y confía con plena EMUNÁ (convicción) de que el cambio es para bien.
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