Te sientes atrapado…

Es frecuente que la persona sienta que está en el lugar equivocado para ella en ese momento.
Sea en el trabajo.
La relación de pareja.
El estilo de vida.
La gente con la que se relaciona.
El vecindario.
La carrera que está cursando.
A qué dedica el tiempo libre.
Y aquí sigue un etcétera más o menos extenso.
¿Podrías pensar algún ejemplo de tu propia vida?

En ocasiones uno se siente atrapado, llevando una vida carente de sentido, que no emociona positivamente, o quizás no rinde materialmente, o con alguien a nuestro lado que ya no amamos, ni nos atrae ni tan siquiera soportamos.
Cualquiera sea el motivo, en común encontramos que la emoción es negativa.
¿Te ha pasado?

Y por ahí tampoco llegamos a identificar qué nos está provocando el desasosiego.
Como que nos sentimos enojados, desubicados, angustiados, echando culpas, añorando otras experiencias que hayamos tenido o que estemos fantaseando… pero no nos damos cuenta exactamente qué nos está provocando este estado. O no queremos tomar conciencia, porque queremos creer que más vale malo conocido que bueno por conocer.
Porque nos aterra el cambio.
Porque damos excusas para seguir encerrados en esa celdita mental.
En la zona mal llamada de confort, porque de confortable tiene poco y nada.

Entonces por ahí nos llenamos de adicciones, de cosas que nos anestesien la consciencia.
Nos mentimos, justificamos, inventamos futuros mágicos que nos aguardan por estar soportando esto.
O cualquier otro recurso mental/emocional que nos paraliza a cambiar, a al menos intentar realizar alguna modificación que consideremos positiva.

Así permanecemos sufriendo, atormentados, pero anestesiados, como drogados (o literalmente drogados), paralizados, aguantando o a punto de explotar.
¿Te ha pasado?

Tal vez te atreviste a hacer una retrospectiva, echar una mirada para atrás, y encontrar aquello que te llevó a esta relación de pareja insoportable, o este trabajo mediocre, o este lo que sea que es la ocasión para encerrarte en tu impotencia.
O quizás no te dio el coraje para evaluar con los ojos abiertos tu estado actual, y por eso idealizas el presente, aunque lo que sientes te obliga a mentirte mucho para no explotar.
¿Lo has sentido alguna vez?

Entonces, no das pasos en la dirección que valoras correcta ahora.
No te animas a plantear tu disgusto o alternativas.
Y cuando estallas, no es el momento ni el modo para realmente cambiar o conversar para encontrar respuestas y cambios.

Con el paso de los minutos la pérdida de la confianza en ti mismo, de tu valoración propia, va en caída.
Lo cual hace que parezca más lejano e improbable vivir mejor, sentirte mejor.
Y hasta la fantaseada magia ya parece insuficiente para darte paz y bienestar.
¿Te pasó?

Quizás fuera hora de dejar de lado las reacciones provocadas por el miedo y comenzar a reconocer cosas.
Poner en la balanza con la mayor objetividad posible tu situación de vida y las alternativas que pudieras manejar.
Enfrentar el miedo y con ello salir aunque sea un poco de la impotencia, rumbo a un cambio favorable.
Para lo cual, es necesario saber que no se está bien, que no se siente bien, y proponer un sentido a tu vida.
Algo que quieras alcanzar y que sea posible hacerlo.
Sin esperar magia, aunque puedes rezar al Todopoderoso y solamente a Él, para que se abra tu mente y te des cuenta del tremendo apoyo que recibes constantemente de Su parte.
Por supuesto que conseguir ayuda, pero no de pastores o cualquier otro clérigo, sino de personas con preparación en psicología para que te den una mano en resolver dudas, despejar la mente, desatar los nudos del corazón, plantear las preguntas necesarias y ayudarte a avanzar en la medida que quieras y puedas hacerlo.
Depende de ti, solamente de ti.

Si este estudio te parece valioso, ayúdanos a continuar nuestra tarea de liberación: https://belev.me/apoyo

Gracias.

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