En la Parashá Itró, se relata uno de los momentos más trascendentales de la historia del pueblo judío y de la humanidad: la revelación divina en el monte Sinaí. Este evento único no solo marcó un hito en la relación entre Dios y el pueblo judío, sino que también dejó un legado perpetuo que trasciende el tiempo y afirma la veracidad de la Torá como enseñanza sagrada.
Imaginemos el escenario: el monte Sinaí envuelto en una nube espesa, truenos retumbantes y relámpagos que iluminan el cielo. En ese majestuoso contexto, Dios se revela ante la nación de Israel y pronuncia los (mal llamados) Diez Mandamientos, los 14 mandamientos, que son principios fundamentales que guiarían la vida del pueblo judío y de muchas generaciones venideras.
¿Qué mensaje podemos extraer de esta poderosa revelación? ¿Cómo podemos vincularla con la veracidad de la Torá y su legado perpetuo?
La revelación en el Sinaí fue un evento colectivo, donde todo el pueblo judío fue testigo de la presencia divina. Esta experiencia trascendental no solo fue transmitida de generación en generación a través de la tradición oral, sino que también quedó grabada en la memoria colectiva del pueblo judío. La continuidad y la autenticidad de la Torá se mantuvieron a lo largo de los siglos gracias a la fidelidad del pueblo judío en preservar y transmitir este legado.
La revelación en el Sinaí se convierte en un testimonio vivo de la veracidad de la Torá y su conexión inseparable con el pueblo judío. A través de los siglos, el pueblo judío ha sostenido y estudiado la Torá, encontrando en ella una fuente inagotable de sabiduría, guía moral y enseñanzas espirituales. La Torá ha sido el faro que ha iluminado el camino del pueblo judío en tiempos de alegría y de adversidad, manteniendo vivo el legado de la revelación en el Sinaí.
La trascendencia de la revelación en el Sinaí y la veracidad perpetua de la Torá están intrínsecamente ligadas al compromiso del pueblo judío de preservar su herencia y transmitirla a las generaciones venideras. En cada generación, se renueva el vínculo entre el pueblo judío y la Torá, y se fortalece el compromiso de vivir de acuerdo con sus enseñanzas.
La revelación en el Sinaí y la autenticidad de la Torá son recordatorios constantes de la conexión especial y eterna entre Dios y el pueblo judío. Nos recuerdan que somos portadores de un legado sagrado y nos animan a vivir de acuerdo con los valores y principios que la Torá nos enseña.
Que en cada día de nuestras vidas, recordemos la revelación en el Sinaí y el legado perpetuo de la Torá. Que nos inspire a vivir con integridad, justicia y compasión, y a transmitir este legado a las futuras generaciones. Que la Torá siga siendo una fuente de inspiración y guía para todo el pueblo judío, conectándonos con nuestra identidad y nuestra herencia milenaria.
Shabbat Shalom.
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