Las estafas funcionan porque hay algún hábil vendedor de ilusiones y algún ingenuo con dinero para comprar lo que sea.
Las estafas religiosas funcionan porque existen personas que ofrecen:
- esperanza hacia el futuro
- a la vez que llenan de culpas por el pasado
- y terrores por lo que vendrá
si el “comprador” no cuenta con la protección que ellos ofrecen.
Por supuesto que estos mercaderes se complementan con los ingenuos que:
- sienten culpas (reales pero la más de las veces fantaseadas),
- tienen miedos diversos y no hacen nada saludable para solucionarlos,
- y se angustian por lo que no existe,
por lo cual se desesperan para conseguir –al precio que sea- ese remedio milagroso que el traficante de la fe les ofrece.
Si el remedio no funciona, la culpa siempre es del comprador, del que no tiene suficiente fe, que no ha dado suficiente dinero, que sigue siendo poco fiel al gurú de turno y su sistema de creencias.
Si el remedio funciona, vaya uno a saber porque cosa ajena al mismo, entonces el exitoso responsable es el gurú y sus doctrinas.
Algunos de estos comerciantes religiosos dicen venir en nombre, protegidos, enviados, escogidos, por dioses, ángeles, fuerzas místicas, maestros ascendidos, espíritus, rabinos famosos, entre otros cuentos irreales pero que el comprador quiere creer.
Dicen tener poderes, aunque son reservados para momentos privados.
Dicen contar con cartas de recomendación dadas de puño y letras por tal autoridad, pero nunca nadie las vio.
Dicen tener contactos importantes en gobiernos, empresas, rabinatos, instituciones, pero no se encuentra jamás evidencia de ello.
Dicen contar con el aval de tal o cual ilustre personaje, pero lamentablemente falleció, o está en el extranjero, o es imposible contactarlo.
Dime, ¿te suena conocido?
Tu líder “noájico”, jasideo, cabalistero, místico, carismático, pentecostal, mesiánico, judaico, o lo que fuera, ¿te dijo algo parecido?
¿Se maneja contigo a través de amenazas de lo que te pasará si lo dejas, si crees otras cosas diferentes, si te vas para otro grupo, si lees otros textos, si no crees en lo que te ordenan, si no asistes puntualmente a TODAS las reuniones que él proponga?
¿Te hace dar dinero, aunque no tengas ni para comer, con la excusa de que eso te hará más rico, serás consagrado, será usada en “tzedaká”, algún enfermo secreto la recibirá, es tu diezmo obligatorio, le estás robando al “señor”, te irás al infierno si no lo das, te irás al paraíso y tendrás muchas bendiciones aquí si lo das?
¿Te hace sentir culpas por cosas que ni siquiera son malas, ni siquiera hiciste, pero igualmente debes sentirte culpable y sin otra forma de solucionarlo que seguir los rituales y creencias que este líder te demanda?
¿Pretende controlar cada aspecto de tu vida, hasta las cosas íntimas y que nada tienen que ver con la esfera lógica para su consejería?
¿Se hace pasar por “espiritual”, “sagrado”, se viste de modo “diferente”, te predica muchas cosas razonables y un montón más que son incomprensibles, pero a la hora de la hora demuestra que no es ni tan puro, ni tan bueno, ni tan cuerdo?
Si alguna de estas cosas te suenan conocidas, si es lo que estás viviendo con tu “rabino”, “líder noájico”, gurú, pastor o lo que fuera, debes saber que probablemente estás metido en una secta o en un grupo con características de tal. Ese líder es un traficante de la fe, te vende mentiras, te lleva al desastre multidimensional.
Ahora que lo sabes, lo más probable es que no vuelvas a ingresar ¡AQUÍ!
Porque la Luz te duele, la verdad te hace temblar, te sientes mal contigo mismo por reconocerte un tonto, un esclavo, un sometido, un estafado. Entonces… tu EGO te doblegará, negarás la realidad, inventarás excusas, borrarás de tu mente las incongruencias de tu líder y volverás a repetir lemas, levantar manos, adorar dioses, seguir como borrego las malas enseñanzas que has hecho parte de tu vida.
Como sea, te deseo lo mejor.