Un frecuente lector y comentarista de las enseñanzas que compartimos en SERJUDIO.com, tras leer uno de los últimos posts publicados, tuvo una ocurrente idea: ‘Ser monoteísta no implica creer en un solo dios, sino en no idolatrar nada’.
Vamos a comprender correctamente el asunto.
Monoteísmo es creer en un solo dios, que no necesariamente indica que sea el Uno y Único, el verdadero Dios. Por ejemplo, hay una numerosa religión que con fanatismo extremo adhieren a única deidad, sin embargo ese dios no es en modo alguno EL DIOS. No es más que una construcción imaginaria, desde el EGO, y que toma algunas de las verdades que enseña el judaísmo para formar a su dios.
En modo alguno podemos negarle a estos absolutos leales al único dios que sean monoteístas, y sin embargo no están sirviendo al Uno y Único.
Lo de ellos, por tanto, también es una idolatría.
Pues idolatría es servir dioses que no son Dios, sea uno solo el ídolo o múltiples.
Incluso se llega a encontrar el caso de gente que tiene la creencia en el Dios verdadero, pero terminan siendo idólatras sin tener imágenes o arrodillarse ante ellas. Son de corazón leales al Uno, pero en su Sistema de Creencias anida la corrupción ideológica que los confunde. Dolorosa situación y que por su misma naturaleza de ocultamiento detrás de ropas de santidad se hace más difícil de remediar.
Y están aquellos que, vaya a saber el motivo, se hacen llamar monoteístas pero están decididamente embarcados en la adoración (y/o creencia) en la realidad de múltiples divinidades.
Están los otros que dicen no creer en ninguna deidad, y creen en eso que dicen.
Esos, por más apartados de cualquier idolatría que pudiesen estar, no pueden ser nombrados como monoteístas.
En síntesis, monoteísmo es la creencia en un solo Dios.
La lealtad al Verdadero requiere compromiso por desechar las fantasías del EGO (individuales y/o socializadas) para llevar una vida en donde el servicio se realiza solo a Él.
Por supuesto que además de esto se encuentra el compromiso con su propia identidad espiritual, es decir, el vivir en sintonía con el código ético/espiritual, que indudablemente nos hace tomar conciencia y/o reforzar nuestra conexión inquebrantable con el Señor.
Último detalle, no confundir monoteísmo con monolatría.
El primero es la creencia en una deidad.
El segundo es servir/adorar a una deidad exclusivamente, pero admitiendo la posibilidad de la realidad de otras.