Celebración formal

Llegan las fiestas nacionales, como por ejemplo hoy que se conmemoró el nacimiento del prócer patrio (uruguayo), Don José Artigas, y en los colegios se hacen celebraciones.
Entran las banderas, acompañadas por los compases de rigor.
Se entona el himno patrio.
Ambas situaciones, por supuesto, que de pie.
Se oyen aburridos, pomposos, interminables discursos de las “autoridades” escolares de turno.
Los niños hacen su parte del “show”.
Cantan, viejas canciones recordando al héroe de la nación. Músicas desacompasadas con nuestro tiempo y las vivencias cotidianas de los pequeños.
Entonan sincopados poemas, rimbombantes, también aburridos, en un léxico incomprensible, saturado de simbolismo para el cual la tele no los prepara y los chateos del Facebook/Twitter aún menos.
Y bailan, ritmos anacrónicos, de los 1700s, 1800s, principios de nuestra bella y pequeña nación a un costadito del Atlántico. Muy triste, muy campestre con sabor a rancio y falso, muy antiguo, muy extraño para sus vidas, ajeno a lo que hacen, saben, sienten. Pero que tuvieron que ensayar durante meses, una y otra vez, para esos tres minutos de “esplendor” ante la familia, los congragados. En unción con el pasado que desde el “olimpo de la historia” los observa.
Se les hace girar en remolinos exóticos, rememorando antepasados que probablemente no son propios, en pericones, valsecitos, vidalitas, minués, gatos con relaciones, todo muy extraño, pero que aprenden a instancias de sus maestros de canto, de baile, de idioma español, de historia. Y deben manifestarlo ante el ávido público, padres, abuelos, hermanos, el tío, aquel y aquella, que están presentes, que filman, que toman fotos, que comentan, que aplauden y se aburren igual que yo pero no lo confiesan. ¿Para cuántos de ellos todo esto tiene un sentido real, práctico, de identidad, de compromiso? Por ejemplo, el bello himno nacional repite en su estribillo “libertad o con gloria morir”… ¿en serio los que lo cantan se comprometen con esas estrofas? ¿Si llegara el caso cumplirían con ello?
O, por ejemplo, en esta fecha patria se les hace prometer a los pequeños de 6 años y jurar a los de 12 la “fidelidad a la bandera”, y entre el compromiso se cuelan las palabras: “¿Juráis … defender con sacrificio de vuestra vida, si fuere preciso, la Constitución y las Leyes de la República, el honor y la integridad de la Nación y sus instituciones democráticas, todo lo cual simboliza esta Bandera?”.
¿Esos niños entienden lo que se les está requiriendo? ¿Lo aprueban de corazón? ¿Pueden negarse? ¿Pueden? (Sin el comprobante del acto, no pueden realizarse luego ciertos trámites legales. Así, que poder pueden… pero…)
¿Es de corazón? ¿Es con compromiso? ¿Es real o un espectáculo?
¿O es un mero formulismo, algo más como esos anodinos bailes, insípidas cancioncitas, estrafalarios poemas, rebuscados discursos, escenificaciones extravagantes? ¿Solo el ritual, cumplido con el rictus que se repite generación tras generación y cada vez pierde más noción y realidad?
No faltan los aplausos acaramelados, los gritos de “viva la patria”, las exteriorizaciones de un orgullo nacional o por el nene que tan lindo recitó-bailó-cantó-estuvo parado como momia-juró la bandera o lo que sea que la criatura haya hecho.
La gente luego se pone de pie. Salen las banderas nuevamente con el público respetuosamente de pie. Luego, cada cual sale disparado para sus vidas. Es que es un día feriado pero laborable, hay muchos que tienen que regresar a la vida cotidiana, sin emblemas, sin rituales, sin conexión con ese ajeno pasado, sin palabras incomprensibles, sin tanto formalismo vacío, con otras vaciedades…
Pero están también los que van a celebrar con los recientes comprometidos a morir por la patria y lo que algún político loco o avivado se le ocurra.
Y los que celebran, también hoy, el día del abuelo. Entonces, se reúnen en familia y por ahí vuelven a entonar el himno a Artigas, o “A Don José” de los olimareños, o qué puedo yo saber…

A todo esto, ¡qué tan parecido a muchísimas celebraciones de bar y bat mitzvá de niños y niñas judías!
Tan parecido a judíos y noájidas que llegados el caso, actúan su parte, dicen los lemas, reproducen movimientos, se mimetizan con rituales, para luego despojarse de todo ello y hacer otra cosa…

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weitzmann2

verdad… lo increíble que este procer murío en el exilio traicionado por sus mismos compatriotas… y que el surgimiento de Uruguay país surgió lejos del ideario Artigista… de que valen los homenajes y los rituales… cuando la esencia de su ideal jamás fue llevado a la práctica… solo formas sin un contenido real..

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