¿Viste alguna vez un faro en funciones? Allí está, inconmovible, firme, leal, al pie del acantilado, cumpliendo con regularidad y puntualmente con su misión: alumbrar y dar pautas del camino seguro. De su penetrante luz dependen las embarcaciones para no encallar, no naufragar, no perderse, no cometer atropellos. Su poderosa iridiscencia traspasa la niebla, la voracidad de la noche, la ignorancia oscura, para preservar la vida e integridad. Es un aliado, que desde su lugar y con fidelidad a su tarea auxilia y sostiene a quien en él confía. El faro no precisa navegar para ayudar a los navegantes. No precisa mojar sus pies (por regla general) para cumplir con eficiencia y dignidad su función. No necesita mezclarse con las embarcaciones para comprender cuál es su tarea específica y cuál es la tarea de ellas. Tampoco requiere de conocimientos expertos en cuestiones del mar, sino tan solamente saber qué es lo que tiene que hacer, cuándo hacerlo y cómo. Es que el faro, si bien es excelente aliado y guía para los buques, no es uno de ellos, ni pretende serlo, ni tiene que serlo. Es suficiente y excelente con que el faro sea faro. El Eterno ha decretado que la nación de Israel, los verdaderos judíos, sean “luz para las naciones”. Muchas veces se malinterpreta este concepto, por lo que ahora te diré con breve claridad cómo comprenderlo. Los judíos son “luz para las naciones”, cuando se comportan como los faros. Cuando aprenden, conocen, respetan, cumplen, honran, aman, experimentan, viven a pleno su propia identidad judía, es entonces que alumbran a los gentiles para que ellos hagan lo mismo, pero con su propia identidad espiritual, la noájica. El faro no precisa moverse por las aguas para rescatar a los barcos, ni ser como un barco para ayudarle, ni cambiar su esencia para parecer otra cosa, sino simple y claramente el faro precisa ser un faro. El judío precisa vivir su judaísmo, con ello ya esta sirviendo como “luz para las naciones”. Aunque en su mente jamás se cruce la idea de socializar con gentiles, ni educarles en noajismo, ni rescatarlos del calvario de la religión, ni proveerles de enseñanzas aptas de Torá, ni nada; sino simplemente con ser judío y vivir como un judío debiera vivir, ya con eso está cumpliendo su tarea de ser “luz para las naciones”. Quizás te cueste comprender y compartir esta verdad tan sencilla y tan profunda. Probablemente tu paradigma mental te lleve a pretender que el judío necesariamente debe convertirse en “pastor” de “kehilás” de “goyim” para ejercer realmente su rol de luz para las naciones. Quizás deduzcas, por tu adoctrinamiento religioso, que el judío debe enseñar Torá, llenarse de cuentitos de tal o cual rabino u “hombre santo”, que debe usar una palabrería altisonante hebraica, proferir bendiciones y supuestas rimas “espirituales”, quizás deduzcas eso, debido a tu adiestramiento en las religiones. Tal vez creas que el papel del gentil es someterse en servil humildad a “mi maestro”, y repetir como loro entontecido consignas proferidas por “mi maestro”; sujetarse al manto del judío y negarse toda crítica saludable, pensamiento creativo, pregunta necesaria, etc.. Tales maneras de pensar, sentir, decir y hacer en nada tienen que ver con el rol que Dios ha determinado para los judíos y para los gentiles. La misión de construir shalom en Este Mundo es la principal y nuclear para el gentil. La misión de hacer de su vida (personal, familiar y colectiva) un recipiente y difusor de santidad, es la prioritaria para el judío. El gentil puede y debe hacer su parte, tiene todo lo que tiene que tener, y si le falta algo encontrará alguna “boya” judaica que flota cerca de su nave y que le puede proveer de la puntual y pertinente información que le corresponde. Por supuesto que el judío, preparado e idóneo, que desee encaminar con mayor asiduidad al gentil, puede hacerlo; siempre y cuando cuide con esmero el no violentar los límites, usurpar roles, confundir adrede o por torpeza, y especialmente que no sea para engrosar su EGO o el del gentil que ansioso de servir a su EGO le provea de honores, dinero, poder, etc.. La misión de ser “luz para las naciones”, tiene más que ver con “ser luz”, que con “para las naciones”. Tal como el faro es faro por ser faro, aunque no hayan buques navegando en su entorno. Cada quien a su legado, a su identidad, a construir shalom con la santas herramientas que el Padre Celestial le ha dado a cada uno.
para leer y releer y volver a leer…
Parece increíble que hace casi 5 años al día de hoy que se escribieran estas palabras, y que aun veamos entre los no-judíos casos extrañamente «judaizados». Y precisamente en esos casos donde se evidencia la problemática tan severa que ha producido la religión en sus psiquis. En sus voluntades son no-judíos, pero en sus inconciencias son mezclas. Tan desquiciadas son sus enseñanzas y posiciones que parecen mentira. Es como si yo me autodenominara «!! no creyente, pero casher ¡¡». Y lo peor de todo, es que hay pobres almas que los están siguiendo como «faros de luz para las naciones»..… Read more »