¿Negligente en Torá?

“Dijeron: ‘Si ves una persona que está padeciendo de sufrimientos que le sobrevienen, que revise su conducta. Revisó y no encontró, que se lo atribuya a su negligencia en la Torá’. (TB Berajot 5a).
Pero, ¿cómo puede ser que lo atribuya a la negligencia en la Torá si dijo que revisó su conducta y no encontró nada a lo cual achacarle los males?
Es que, por miedo a ser negligente en el estudio de Torá dejó de cumplir con los mandamientos y de ocuparse de los asuntos de la comunidad. Esto es un pecado grave, porque la Torá fue dada para enseñar a las personas a ser productivas y que beneficien a los demás, y no para hacerse ver o para preocuparse por asuntos egoístas.”
(El Kotzker Rebe, en “Imrei Abraham”, parashat Jaiei Sará, discurso 2, párrafo 11; de R. Abraham Price)

La finalidad de la Torá es que la persona (judía, en principio) aprenda a mejorarse y así mejorar el mundo.
Las palabras que tanto repetimos, “construir shalom”, no son un mero lema para repetir como un mantra banal, o una ingeniosa (¿?) idea que se nos ocurrió una tarde de ocio, sino lo que podemos considerar sustancia medular de la Torá.
Atiende:

“Dijo rabí Elazar, dijo rabí Janina: ‘Los estudiosos Sabios multiplican shalom en el mundo, como está dicho: ‘Y todos tus hijos serán enseñados por el Eterno; y se multiplicará la paz de tus hijos’ (Ieshaiá/Isaías 54:13). No debes leer banaij (hijos), sino bonaij (constructores)…’”
(TB Berajot 64a)

Es decir, los estudiosos de Torá necesariamente deben ser constructores de Shalom, porque se supone obtienen el conocimiento de las sendas del Eterno, lo que Él ha dispuesto. Ellos debieran ser un faro para el resto, los menos afirmados en el estudio de las fuentes sagradas, aquellos que navegan con menos conocimiento del bravo mar, que cruzan sin percatarse de los accidentes y peligros, que están a oscuras. El faro está allí para traer claridad, brindar seguridad, prevenir daños, orientar hacia la ruta segura que lleve al buen puerto.
Así es como debieran ser las cosas.

Pero, ¿qué pasa cuando el faro está sin luz, o si apunta a una dirección incorrecta?
¿Qué ocurre cuando los que están capacitados y aprenden Torá no participan en tareas de bienestar colectivo, no se ocupan de enseñar con su conducta ejemplar acorde a lo que supuestamente conocen de Torá?
¿Que sucede cuando el encargado de hacer vivo el mensaje de la Torá escoge permanecer encerrado en su casa de estudios, solamente tener trato con sus camaradas, evitar absolutamente el contacto con los de fuera?
¿Es esa su misión en el mundo?
¿Están siendo negligentes con la Torá, aunque se excusen diciendo que pasan días enteros repitiendo textos antiguos y conociendo hasta el detalle las opiniones y comentarios de los sabios?
¿Construyen shalom de alguna misteriosa manera mística, que no implica el compartir con el resto de sus hermanos judíos, y con los gentiles, la luz que reciben de la Torá?
Y sus conductas, su modos de actuar, ¿coinciden o contradicen la letra y el espíritu de esa Torá que dicen amar y estudiar día y noche?

Negarse a mirar el mundo para comprenderlo y ayudar a perfeccionarlo, ¿esa es la manera en la que debe vivir un estudioso de Torá?
Ponerse como ejemplos a alcanzar, pero negarse a colaborar con el bienestar común, contribuir con hechos concretos, ser socios con el resto de los hermanos, ¿esa es la tarea del que se supone sigue la senda de la Torá?
¿Se puede ser negligente en Torá al estar enfrascado todo el día en malabarismos intelectuales sin aplicación ni utilidad?
¿Puede ser la Torá usada como una excusa para su propia eliminación?

Y, para el amigo-hermano gentil, noájida: ¿si tanto quieres estudiar Torá, sabes realmente lo que el Eterno pide, quiere y espera de ti?
¿Es tu misión estudiar Torá o ayudar a convertir su mensaje en un paraíso terrenal?
¿Debes aspirar a vestir como hacen algunos judíos, hablar palabras hebreas, repetir frases de rabinos, o tienes una misión sagrada que el Eterno te ha mandado y tú, por adorar al EGO pretendes desobedecer con la excusa de buscar judaísmo?
Recuerda, se es negligente en Torá por hacer de ella un ídolo al cual adorar, negando así lo que realmente Dios desea…

Preguntas, que merecen ser leídas, analizadas y tal vez respondidas con sinceridad… ¿no?

Según entendemos del texto que hemos citado al principio, la Torá no fue entregada para que uno se encierre en sí mismo, en un estudio estéril de materialización, puesto que ello conlleva la anulación de la Torá. De tanto estudio se termina siendo negligente en hacer de la Torá un mensaje vivo, de vida. En las cuestiones cotidianas, de todos los días. No solamente en aquello que atañe a lo ritual, no a lo estrictamente de explicaciones y argumentos “bíblicos” o rabínicos, sino en hacer del mundo un hogar para la divina Presencia.

En palabras del Rav Kook:

“Israel tiene dos misiones: difundir el conocimiento del Eterno y crear un lugar especial en el mundo para que more la divina Presencia”
(Midbar Shur, pp. 312-316)

El estudio debe llevar a la acción, porque, la acción sin conocimiento suele ser defectuosa; pero el conocimiento sin acción es, en palabras que citamos del Kotzker Rebe, un gravísimo pecado.
Cada cual tiene un grado para alcanzar de estudio, no todos estamos capacitados para dedicar muchas horas al estudio de Torá, pero cada granito que adquiramos (que recuperemos) que sea puesto en la práctica, no para actuar “religiosamente”, sino en plenitud espiritual, esto es: construyendo shalom, por medio de acciones de bondad Y justicia, con lealtad al Eterno.