Anti-consejos para hacer infeliz a tus hijos

Te daré unos cuantos anti-consejos, para que puedas criar al hijo más infeliz y revoltoso posible.

Dar consejos es de lo más barato, por eso hay tantos consejeros amateurs dispuestos a regalarte su supuesta sabiduría.

Proponer un post para mejorar la armonía en la familia y construir personalidades saludables, es muy corriente.

Por eso hoy nos dedicaremos a los anti-consejos, para destruir y amargar a quienes se supone amas, cuidas, valoras y encaminas para su bienestar. Serán solo unos pocos, no todo el arsenal a disposición, pero espero que te sirvan.

Por supuesto que el resultado no depende de estos anti-consejos, ni tampoco de tu actuación, sino de lo que el chico o chica harán con esta enseñanza adversa que compartiremos ahora.

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1. Desconoce el buen comportamiento

Todo lo que tu hijo haga agradable, correcto, edificante… ¡no le prestes atención!
Ni siquiera pierdas el tiempo viéndolo, mucho menos haciendo un comentario favorable y que demuestre tu aprecio por su conducta.
No sirve engordar la autoestima en formación de los pequeños si tu objetivo es criar personas fracasadas, sin poder, atrapadas en creencias de propia derrota y humillación.
Por ello, cero entusiasmo, nada de reconocimiento, no apoyarlo en lo bueno.

  1. Enfócate en el mal comportamiento

Pon tu energía y ánimo en mencionar todo lo que tu hijo haga por fuera de la norma, lo molesto, lo perturbador, lo que no ayuda a una vida saludable.
Está pendiente de cada detalle perturbador para traerlo a la luz, para estar dando vueltas en torno a él durante horas y días.
Para que a tu hijo le quede bien en claro que obtiene tu atención portándose mal, que no tenga dudas de ello y por ello refuerce las conductas improductivas ya que obtiene beneficios secundarios.
Y cuando estén en medio de alguna rabieta, ¡haz todo a tu alcance para que se dé cuenta que te tiene bajo su pata de esa manera!

  1. Educa a tus hijos a los gritos

Cuando ya te sientas al límite de tu aguante, o quizás mucho antes, recuerda que tú eres más fuerte y más grande, por lo tanto grita, grita lo más fuerte que puedas.
Claramente no le pondrás un dedo encima, no está bien ni es legal el maltrato a los niños, pero unos buenos gritos aquí y allá son mágicos para ir arruinando la vida de los pequeños.
Explota de rabia, demuestra tu ineptitud, manifiesta tu impotencia, deja bien en claro que no sabes cómo encaminar a tus hijos ni enseñarles respeto y valores.

  1. No disciplines, o hazlo fuera de tiempo

Castiga sin necesidad.
Premia las malas conductas.
Pospón la disciplina para cuando ya no tenga relevancia ni se asocie con las cosas que se supone quieres corregir.
También recurre a la imaginación para inventar justificaciones a las conductas negativas de tus hijos, no sea cosa que otros te juzguen como mal padre por criar hijos así.
Por supuesto que tú debes ser el primero en romper los límites y no decir nada cuando tus hijos también lo hacen. No sostengas tu palabra, o sea, si castigaste y el castigo no se cumple, tú mira para otro lado. Sí, esa es una excelente estrategia para tener a mano siempre, mirar para otro lado.
No te compliques queriendo corregir cosas, enderezar lo doblado, educando en buenos valores… si al fin y al cabo todo se termina arruinando.
Por último, no dejes de chantajear y de entrar en jueguitos de manipulación, donde te manipulan o eres tú el que trata de hacerlo.

  1. Llénalos de supersticiones

Nada mejor para perturbar la mente y emoción de tus hijos que hacerles creer en cualquier superstición y magia que esté de moda. Que crean que con palabras raras pueden controlar el universo; que se sientan merecedores de todos los premios a cambio de poco y nada; que no aprendan a ser responsables ni comprometidos, sino solamente gente de la fe que mueve montañas.
Amenaza también con fantasmas y castigos terribles provenientes de mundo metafísicos, que no sepan tus hijos dónde están parados y qué les puede dañar. Pero que sí tengan bien en claro que lo importante es adorar a los dioses, que son todos representaciones del EGO.

  1. Contradícete

No seas leal a tu palabra y cambia de parecer a cada rato, ¡a quién le importa!
Propón algo y sé el primero en olvidarlo o rechazarlo.
Delimita tareas para cada uno, y no las cumplas, ni impongas orden para que las cumplan.
Que para todos sea evidente que están sin reglas claras e imperan los gritos, el caos, el maltrato y solo los vivillos pueden tener alguna ventaja.

  1. No son errores, son maldades

No hay que hacerles creer a los niños que se pueden equivocar, sino afirmar y confirmar que cuando hacen algo indebido es porque así lo han planificado, porque quisieron hacerlo.
Como tampoco hay que meterles la extraña idea de hacerse responsables, pedir perdón, solucionar los que problematizaron.
Mejor es que sepan desde chicos que son malos y que no hay otra opción para ellos.

  1. Así me criaron a mí

Si tus hijos se quejan, si no te comprenden, si pareciera que estás tú equivocándote, no te preocupes.
Siempre puedes defenderte diciendo que fue así como te criaron, que esa es la forma en que siempre se hicieron las cosas y se seguirán haciendo.
Tú confía en que hicieron bien las cosas contigo y no tienes derecho a cambiar las cosas de la tradición familiar.

  1. Maltrato fraternal

Los hijos no se están maltratando entre sí, simplemente juegan. O tal vez es un recurso evolutivo para que aprendan que no se consiguen las cosas de manera gratis y es necesario luchar.
Que se dan palo entre los hermanos, que compitan, que sientan que solo el ganador se merece el cariño de los padres, o tú fíjate qué hacer para que no haya paz en la casa sino competición, celos, envidia, etc.

  1. Favoritismo

Siguiendo con el anti-consejo anterior, no dejes de tener alguno preferido entre sus hijos y hacer lo posible para que todos lo sepan y no quedan dudas.
No hay nada más bonito para un hijo que saberse despreciado porque en cambio se favorece a un hermano.

  1. No pedir perdón a los hijos

De más está decir que jamás pediremos disculpas ni reconoceremos errores, eso no está bien para quien quiere arruinar la vida de sus hijos.
De hecho, lo más probable es que no te equivoques y por tanto no tengas nada por lo que pedir perdón.

  1. Pobreza

Que les quede claro que no tienen un futuro luminoso, sino solamente obstáculos y pobreza por delante.
Que aspiren a poco y nada, para no defraudarse. O mejor aún, que aspiren a mucho e imposible, para que fracasen fuertemente y se hagan trizas cada vez.
Ya de paso se les puede informar que difícilmente lleguen a ser queridos, respetados o al menos tenidos en cuenta por alguien valioso para ellos. Pobreza en todas las áreas de la vida, también en la de las relaciones interpersonales, ¿cómo puede ser de otra manera?

  1. Nacieron por error

¿Cómo perder la oportunidad de decirles que no fueron buscados ni queridos, sino que fueron concebidos por accidente?
Más fuerte si se les dice que no se animaron al aborto, sino los hubieran extirpado y no estarían causando tantos líos y malgastando tanta plata en ellos.

  1. Hablarles pestes del otro padre

No se puede dejar de hablar mal del otro padre, sea que estén casados, divorciados, separados o hasta sean viudos. Si fue un desconocido, también sirve.
La cuestión es que el chico se sienta una piltrafa, no querido, no cuidado, sin relación poderosa con nadie.

  1. Pelotita de ping pong

Si los padres tienen desavenencias entre sí, estén casados o no, es indispensable que el niño se sienta en medio, jaloneado, tironeado, presionado, maltratado de una y otra parte.
Que se lo use de puchimbol, que se envíen mensajes a través de él, que se lo maltrate psicológicamente, pero ojo y lo repito, no se le puede poner un dedo encima para pegarle jamás.

Para finalizar y como supongo que hay personas a las que les cuesta entender la sorna, este post evidentemente fue hecho con mucha de la misma.
Las personas centradas y saludables tomarán los anti-consejos y los transformarán, si gustan, quieren y pueden en su contrario para contribuir favorablemente en el desarrollo de sus hijos.

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