En el “HaIom Iom” (23 Adar l) nos encontramos con la siguiente frase:
Los rabinos y eruditos son llamados los «ojos de los comunidad «y» jefes de los miles de
Israel «; cuando la cabeza está sana, el cuerpo está también saludable.
El autor de este pensamiento, el Rabbi Menajem Mendel Schneerson, asoció los ojos con la cabeza, porque es sabido que no son los ojos los que ven, sino que la visión depende de todo un complejo sistema, mucho más intrincado que los meros ojos.
En última instancia la información percibida y procesada es interpretada por la mente.
Sin mente, no hay vista.
Esto es así tanto para el ver como para el observar, siendo este último un esfuerzo consciente de enfoque y atención, en tanto que el primero está automatizado.
Por tanto, los ojos como metonimia de la cabeza.
La cabeza como metáfora de la mente (creencia/pensamiento/imaginación/idea/sentimiento).
Y acá se produce un efecto inverso al dicho (de origen pagano): “mente sana en cuerpo sano” (que no está mal, aunque su origen no sea en la Torá); porque el rabino nos está diciendo: “cuerpo sano en mente sana”.
Ambas ideas son evidentes cuando comprendemos que somos un sistema y no partes diferentes que se ensamblan casualmente.
Lo que afecta una parte, está afectando al todo. Para bien, para mal.
Este pensamiento ecosistémico debiera empezar a ser más habitual, para irnos acostumbrando a estilos de vida mucho más beneficiosos individuales y colectivos.
Pero, mientras el EGO siga dominando, difícilmente rompamos la esclavitud del egoísmo.
Por lo cual, el sistema seguirá corrupto, enfermo y provocando lesiones en los diferentes planos de existencia (material, emocional, social y mental).
Atendiendo a la frase que estamos comentando, si llenamos nuestra mente de información distorsionada, desequilibrada, entonces estamos provocando el desbalance mental que afectará negativamente al cuerpo.
¡Aunque comamos mucha manzana y ejercitemos dos horas por día!
Si continuamos existiendo sin un análisis concienzudo de nuestro Sistema de Creencias, con el posterior arreglo de aquello perjudicial, entonces seguiremos estando a merced de voluntades ajenas y que no buscan nuestro bienestar.
Así pues, a poner equilibrio en nuestra vida, llenando la mente y el cuerpo de nutrientes y haciendo que estemos mejor en lo personal y en lo colectivo.
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