Cuídate mucho de la dulce mentira que te mantiene prisionero.
Las trampas del EGO se extienden,
se diversifican,
cambian de rostros y lugares,
pero no de intención.
Usan la manipulación emocional,
la experiencia religiosa,
el engaño,
y cualquier artefacto para conservar su dominio oscuro.
Pero, se suele vestir de luz,
de mensajeros de la fe,
de portadores de la llama del amor;
porque no hay nada más peligroso que la oscuridad disfrazada de luz.