Es triste que aún vivimos en conflicto, imposibilitados de retornar a un estado de vivencia similar al Paraíso Terrenal.
A pesar de que todos somos del mismo océano, no nos sentimos unidos, siendo unidad; por el contrario, nos presentamos y representamos como adversarios, contrincantes, enemigos.
Por ello discriminamos negativamente a los que siendo hermanos terminan siendo extraños.
Padecemos de incomprensión, rencor, guerra, violencia, abusos, incomunicación, rencilla, riñas y una infinidad de contrariedades que nos agobian y consumen nuestras energías.
Es que, vamos por la vida buscando enemigos y encontrándolos, porque pensamos, comunicamos, actuamos desde el EGO y no desde la NESHAMÁ (espíritu, esencia Divina, Yo Esencial).
Mientras no corrijamos esta situación lastimosa…
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