Para vencer a tu contrincante es imprescindible que le des batalla.
No se gana escondiéndose.
Tampoco dando excusas.
Ni negando los hechos.
Y hasta donde sé, tampoco fantaseando con victorias es posible.
Es necesaria alguna acción asertiva de tu parte para no ser dominado, exterminado o asimilado por el enemigo.
Estamos hablando de cualquier enemigo, pero en particular del más peligroso de todos: el EGO.
Es una condición que salgas de tu celdita mental, a las que también se la conoce como zona de confort.
Que te atrevas a caminar, aunque sea titubeante.
Que te animes a no regalar más de tu preciosa energía al adversario.
Que le pongas un límite al EGO y entienda que contigo no se mete más. Que está para cumplir su función, muy útil y beneficiosa, pero NO para hacerse cargo de otras cosas en tu vida.
Es tiempo de que te pongas en campaña para ser un triunfador, aunque ya creas estar disfrutando del éxito.
Es hora de salir de la celdita mental, no tiene pasada la llave esa puerta y te aseguro que tú tienes el poder para avanzar por terreno seguro.
Dios está contigo, si tú estás en verdad con Él.
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