En la parashá de esta semana:
«Sucedió que por la mañana su espíritu estaba perturbado, por lo que mandó llamar a todos los magos de Egipto y a todos sus sabios. El faraón les contó sus sueños, pero no había quien se los interpretase al faraón.»
(Ber. 41:8)
Y la semana anterior:
«Por la mañana Iosef [José] vino a ellos y los vio, y he aquí que ellos estaban tristes.
Preguntó a los funcionarios del faraón que estaban con él bajo custodia en la casa de su señor, diciendo: –¿Por qué están tristes vuestras caras hoy?
Ellos le dijeron: –Hemos tenido un sueño, y no hay quien nos lo interprete. Entonces Iosef [José] les dijo: –¿Acaso no son de Elohim las interpretaciones? Por favor, contádmelo a mí.»
(Bereshit / Génesis 40:6-8)
En ambos relatos encontramos gente que ha quedado perturbada por sus sueños.
No dieron la justificación que los sueños son solamente eso, retazos mal cosidos de imaginaciones y fragmentos de percepciones.
Por el contrario, para estas personas (tal como para nosotros) los sueños tienen una presencia que no puede ser obviada, que no debe ser omitida.
Sí, quizás encontramos sueños para los cuales no hallamos alguna interpretación; pero otros son cartas escritas para nosotros a la espera de ser leídas, entendidas y con su mensaje tomar alguna decisión. No porque sean necesariamente aportes de la divinidad, aunque pudieran ser formas muy disminuidas y parciales de profecía, sino porque nosotros mismos nos estamos hablando. Lo hacemos en un idioma simbólico, que no emplea generalmente los mecanismos racionales; pero igual así está presente (probablemente) alguna revelación de nuestro ser que es oportuno que conozcamos.
El asunto es que si tomamos los sueños de la manera incorrecta, terminamos inventado una historia que nada tiene que ver con el mismo y por tanto derivamos a zonas que no son las que precisamos conocer de acuerdo al mensaje del sueño. O, seamos manipulados por “interpretadores”, que más que terapeutas o sabios son comerciantes, piratas de la fe, astutos timadores que usan trucos y palabrería para obtener satisfacción para sus EGOs.
Pueden ser “interpretadores” religiosos y/o “profesionales”, pero que no llenan las condiciones que debe tener un guía te ayude a caminar por el camino que abre ante ti el sueño.
Como explica Iosef en lo citado, las interpretaciones son de “Elohim”, que no necesariamente quiere decir Dios, ni tampoco dioses. Puede querer decir también: gente con poder. Personas que hacen del trabajo de interpretación un arte/ciencia que combina lo ético (espiritual), intelectual, racional, emocional, imaginativo, experiencial para dar como resultado una reestructura del mensaje, una que sea comprensible y aplicable prácticamente.
Uno que funciona como guía hábil y eficiente.
Cuando el guía ubica los elementos del sueño, ve la imagen mayor, capta el mensaje que tú emitiste para ti, te podrá ayudar a darle sentido, uno que te permita conocer alguna faceta de tu vida y por ello mejorarla.
Es necesario tener al intérprete adecuado, uno que sirva como maestro, aquel que te muestra el paisaje… pero recuerda, eres tú el encargado de verlo y de caminar por él.
Si deseas conocer más, tener la experiencia de que tus sueños te sean revelados en su LUZ te recuerdo que parte de mi trabajo es hacerlo: http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/interpretacin-de-sueos
Otro asunto relacionado.
La Torá también nos enseña algo muy importante para tu salud psicosocial.
Cuando haya algo que te perturba mental-emocional-socialmente, es necesario recurrir al terapeuta apropiado.
En estos relatos de la Torá fue Iosef.
Para ti, ¿quién es?
la ignorancia del propio inconsciente (sueños, habitos, creencias) nos esta costando caro. Estamos existiendo como si el yo vivido contiviera todo lo que somos, alejándonos en descubrir más lo que nos constituye. El no sentir perturbación por los sueños (por ejemplo) y restarles importancia, es una evidencia de tal desconecte.