Queridos amigos,
Hoy quiero compartir con ustedes una poderosa inspiración que podemos extraer del sueño de la escala de Iaacov, un sueño que nos enseña cómo aceptar y abrazar las dificultades como trampolines para nuestro crecimiento personal.
Imaginen a Iaacov, en su viaje hacia una tierra desconocida, agotado y enfrentando un futuro incierto. En ese momento de vulnerabilidad, Dios le muestra una escalera que conecta la tierra con el cielo, poblada por ángeles subiendo y bajando. Este sueño nos revela una verdad profunda: incluso en medio de nuestras pruebas y tribulaciones, hay un camino que puedes andar hacia la elevación espiritual.
A menudo, cuando enfrentamos dificultades en nuestra vida, nos sentimos abrumados y desanimados. Pero la lección aquí es que esos desafíos son en realidad oportunidades disfrazadas. Cada paso que damos en esa escalera simbólica nos acerca más a nuestra verdadera esencia y propósito.
Aceptar las dificultades requiere una mentalidad resiliente. En lugar de resistir o huir de ellas, podemos elegir enfrentarlas con valentía y determinación. Es a través de estas pruebas que desarrollamos nuestras fortalezas internas y descubrimos nuestro potencial oculto.
No tenemos que buscar esas dificultades, vienen solas.
No debemos desearlas, sino saber que están ahí, listas para aparecer en cualquier momento y la huida no siempre es la mejor respuesta.
El crecimiento personal no se logra evitando los obstáculos, sino superándolos. Al igual que Iaacov, debemos aprender a escalar la escalera de nuestras dificultades con emuná y confianza en Dios y en nosotros mismos. Cada paso que damos nos acerca a una versión más fuerte, sabia y compasiva que podemos llegar a ser.
Recuerden, mis queridos amigos, que todos enfrentamos desafíos en nuestro diario vivir. Estas pruebas no definen quiénes somos, sino cómo elegimos responder ante ellas. Podemos permitir que nos consuman y nos debiliten, o podemos utilizarlas como trampolines para nuestro crecimiento y transformación.
Así que los invito a abrazar las dificultades con gratitud, sabiendo que cada prueba nos moldea y nos fortalece. No teman la escalera que se presenta ante ustedes, sino miren hacia arriba con determinación y den ese primer paso. Con cada desafío superado, se acercarán más a su verdadero yo y experimentarán una elevación espiritual que los transformará.
Que el sueño de Iaacov les inspire a aceptar las dificultades como oportunidades de crecimiento y a dar lo mejor de sí mismos en cada paso de su viaje personal.
Con bendiciones y ánimo,
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