Han enseñado con justicia que debemos apoyar firmemente en tierra nuestra escalera que nos conecta a los Cielos.
Lo que no han dicho es cuantas vueltas y volteretas lleva en su camino ascendente.
Qué tantos tropiezos y caídas son posibles y probables.
Cuánto esfuerzo y dedicación requiere completar la misión de unir lo material con lo espiritual de manera saludable y plena.
No es un ascensor directo, ni contiene atajos ocultos, es la enroscada y compleja escalera de la vida.
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