Voy a tratar someramente una cuestión a partir de comentarios recibidos de un texto que hace unos días publiqué (link a ese texto).
¿Qué cosas pudieron haber influido para que Esav fuera un hombre violento, en tanto que su hermano fue adquiriendo dotes positivas?
Tomemos en cuenta el momento del nacimiento de ambos mellizos.
La madre ve salir al primer niño sumamente peludo, con un color rojizo en su vello. Sus dientes formados. Como un fiero hombre adulto en cuerpo de niño.
La reacción materna no fue precisamente de cariño, si no más bien de repulsión.
Sumado a esto, ella había padecido intensísimos dolores y malestares durante la gestación. Recordemos que no había ecografías ni otros estudios para determinar con claridad el motivo o causa de sus penas.
Recibió el diagnóstico y consejo del sabio Shem, uno de sus ancestros, quien le explicó algunas pautas de su complicado embarazo.
Pero, en la fantasía de Rivca no dejaba de aparecer un niño destructor, que la estaba lacerando desde su interior.
¿Cómo se sintió al ver, o creer ver, que sus fantasías eran realidad?
¡Emergía de su seno un niño bestial, como sacado del campo (de ahí el nombre Esav, que se alimenta de «esev» – «pasto»)!
¡Estaba naciendo un niño con aspecto de feroz y brutal adulto (de ahí el nombre Esav, de «asui» – «ya hecho»), lo que explicaba perfectamente sus tormentos y pesadillas durante los meses de gestación!
Para colmo, ella vio como este hijo estaba pisoteando al otro, al segundo, que era todo un bebito, lampiño, lindito, tranquilito.
El dolor de madre se acrecentó al presenciar esto, el brutal gesto de este malvado niño con pinta de facineroso que maltrataba a su bebito.
Ya se pautó una clara identidad para cada niño, Esav era el brutal y rebelde, Iaacov era el pacífico y compañero.
Así fueron tratados por su madre:
«Itzjac [Isaac] amó a Esav [Esaú], porque en su boca tenía caza; mientras Rebeca amaba a Iaacov [Jacob].
«(Bereshit / Génesis 25:28)
Atendamos que no era con intención consciente este menoscabo por parte de la madre, sino mecanismos inconscientes que operaban en la matriarca y la llevaban a actuar de esta manera.
En nuestras épocas, con el conocimiento que contamos, con los consejos de Torá de nuestros Maestros, probablemente Rivca hubiera educado de otra manera a sus hijos.
Pero, la historia que contamos ocurrió hace más de 3500 años atrás.
A su manera Rivca amaba a Esav, era su madre y ella le daba todo lo que estaba a su alcance, pero algo en ella le provocaba apartarlo para dedicarle más tiempo y atención a Iaacov.
Esav fue creciendo con «caza en su boca».
Se deleitaba en la violencia, obtenía fuerza y fortaleza, se identificaba con el dolor.
Es que, sentía que su vida estaba signada por la violencia.
¿No es así?
Esav no perdió oportunidades para hacer daño, ejerció la violencia en todos los planos posibles.
Atención que era consciente de lo que estaba haciendo y lo hacía voluntariamente, como por ejemplo cuando:
«vio Esav que las mujeres de Canaán le parecían mal a Itzjac [Isaac] su padre… y Esav tomó a sus esposas de entre las mujeres de Canaán«
(Bereshit / Génesis 28:8, 36:2)
No lo podemos disculpar, ni hacerlo pasar por una «pobre víctima», ya que él fue instruido correctamente por su madre y padre, además de recibir especial trato y afecto del padre.
No fue violento y rebelde por un craso destino, ni porque la sociedad lo impulsó, no hay excusas, fue violento porque escogió esa senda, tal como acontece con la mayoría de los violentos de la historia.
Son pocos los que padecen de afecciones orgánicas que les imposibilitan el control de sus impulsos negativos, muy pocos.
Si D. quiere, quizás continuemos con esta temática más adelante.