Las pequeñas elecciones

De pequeñas elecciones se hace nuestra vida.
Son esos ínfimos momentos, tan breves que hasta parecen insignificantes, que forman nuestra existencia.
Los grandes eventos, las festividades, las bodas, los divorcios, las despedidas, pueden tener un enorme impacto, pero no sostienen el esqueleto central de nuestro ser (por regla general).
Parece paradójico, que esa palabrita que impensadamente pronuncias, sea para bien o para mal, devenga en un torrente de alegrías y logros, o en una avalancha de reproches y sufrimientos.
Parece de cuento, que esa oportunidad de hacer (o no hacer) ese simple gesto, fuera la que precipitara un acontecimiento insospechado.
Tus decisiones, las más pequeñas, las constantes, las cotidianas, son las que marcan como eres y como serás.

Si llenas tu pantalla (conciencia) de pensamientos amargos, imágenes tortuosas, deseos reprobables, ácidas aficiones, no te quejes si luego te sientes invadido por ideas siniestras, sentimientos angustiosos, pesadas cadenas.
Si te dedicas al chisme, la envidia, el menosprecio, la desvergüenza, después no reproches si tu alma está solitaria, desamparada, falta de energías vitales para encarar el desafío diario.
Si te enojas, te ofuscas, reprendes incendiariamente, eres quejicoso, no aprendes a saciarte con tu buena porción, ¿cómo pretendes estar en armonía contigo mismo, con el prójimo, con la existencia?

Son pequeñas decisiones, esas que sin darte cuenta vas tomando, aunque hasta creas que no decides nada.

Te invito a que comiences el día eligiendo la vida, la salud, el bienestar, la bendición, la bonhomía.
Toma en cuenta el primer rezo que la tradición ancestral judía ofrece para comenzar a nutrir el alma desde que despierta: “Te reconozco y agradezco, rey que vive y existe, el que me hayas devuelto a la vida consciente, con suma amabilidad, pues tú posees enorme confianza (en mí)”.
Ni bien despiertes haz carne estas palabras, saboréalas, siéntelas, víbralas, hazlas realidad.
Siente el gozo, la plenitud, la satisfacción, el real orgullo de saberte amado y respetado por el Creador, quien confía en ti y por eso te ha entregado el precioso tesoro de vivir un día más.
Tienes otra oportunidad para aprovechar y conquistar nuevos territorios para el imperio del Bien.
Tienes la chance de reforzar tus conductas nobles.
Tienes la ocasión de revertir los actos negativos y reconstruir las sendas que te llevan al Shalom.
En ti está el poder para hacerlo.
Depende de ti.
De lo que escojas para ti.

Llénate de pensamientos de justicia y bien, enfila tus pasos hacia lo que es bueno, entonces notarás que tus ideas son luminosas, tus sentimientos agradables, las molestias como si no existieran, los problemas como trampolines para alcanzar nuevas y mejores alturas.
Depende de lo que escojas, de cómo vayas ubicándote en el entorno, de lo que asocies para ti.
Cuanto más te vincules con lo que es vida, más vital serás.

No hay magia, ni secretos, sino simplemente voluntad y confianza.
Recuerda que no hay momento despreciable, decisión inútil, cada cuestión es de peso y puede ser la que depare tu futuro.


Nota sobre la imagen que acompaña el texto.
Ambas elipses de la izquierda son rojas, en tanto que ambas de la derecha son cyan.
De acuerdo al entorno parecieran ser de colores diferentes, cuando en esencia no lo son.
De acuerdo a lo que vamos poniendo alrededor de nuestra conciencia, se van creando ilusiones ópticas, pensamientos erróneos, sentimientos penosos, que nos apartan de la senda del bien.
Cuando escogemos vivir con honestidad, pureza, simpleza, agradecimiento, vamos depurando nuestro entorno, posibilitando que destaque con nitidez nuestra verdadera esencia celestial, nuestro espíritu luminoso que requiere una conexión saludable con nuestro cuerpo para manifestar plenitud, gozo y bendición.
De ti depende, en buena medida.
Tenlo presente.

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