Buenos dias estimado maestro Yehuda.
Tengo entendido que en el sagrado libro de Job en su capítulo 33 y verso 29 es confirmada la reencarnación como instrumento de justicia divina.
Tiene usted informes al respecto? Gracias por su fina atención a mi humilde pedido.
Shalom, buen día.
Comencemos citando el párrafo en su contexto más cercano:
«Él libró mi alma de pasar a la fosa, y mi vida verá la luz.’
He aquí, Elokim hace todas estas cosas con el hombre, dos y tres veces, para restaurar su alma de la fosa y para iluminarlo con la luz de la vida.»
(Iyov / Job 33:28-30)
Al respecto un grupo de nobles eruditos creen comprobar la realidad del sistema de la reencarnación, entre ellos Najmánides (RambaN).
(Ver referencia de esta cita en Zohar Jadash, folio 1, Parashat Itró, 56a).
Pero, otro grupo de nobles eruditos interpretan (entre ellos Rashi y Metzudat David) que se están indicando las terribles situaciones, desgracias personales, pérdidas graves, sufrimientos varios (tales como le ocurrieran a Job/Iyov), que mueven a la persona a confrontar su forma de vida para inducirlo a escoger libremente el camino del Bien y de esa forma apartarse del mal y que al llegar a la fosa su posteridad sea de dicha y luz.
El Eterno da oportunidades para el arrepentimiento en esta vida, la única que contamos.
(Ver referencnia de esta cita en Shemot Raba 7:7).
Ahora bien, ambas posturas interpretativas del pasaje citado NO son contradictorias, sino complementarias.
Una no obtura la otra, sino que sirven para dar claridad sobre diversos aspectos de la realidad humana.
Como ya hemos señalado en otras ocasiones, la creencia en la reencarnación es sujeto de debate entre las grandes autoridades de Torá. Si bien en la actualidad la corriente «mística» (llamémosle) está teniendo mayor visibilidad, más amplitud de alcance, no por ello es menos cierto que está la otra corriente, la que no admite la reencarnación, o la considera a una luz diferente a lo que generalmente se comprende.
Queda en usted escoger la vida siempre, tal como ordena la Torá explícitamente.
¿Cómo se escoge la vida?
Conociendo los mandamientos que le competen y cumpliéndolos con integridad.
El resto, estar seguro si usted fue Cleopatra o algún niñito judío ignoto de la antigüedad, es secundario a su misión trascendental, que es servir al Eterno con integridad, con inocencia de espíritu, con todo su ser.
Sea que tenga solamente este pasaje por el mundo terreno, o estemos en ciclos de reingresos, nuestra tarea no cambia, pues es crecer en Torá y mitzvot.
Shalom y bendición.
Moré Yehuda Ribco