Resp. 6174 – Conversión al judaísmo

Shalom, muchas gracias por sus consultas.

El tema de la conversión lo hemos trabajado en nuestro sitio cientos de veces, así que les pido disculpas por la brevedad de la respuesta, es que ciertamente no tengo mucho para añadir a lo que ya explique repetidamente y recomiendo tengan a bien buscar en el sitio y leer.

El judaísmo no rechaza a los gentiles que quieran honestamente ser parte de la nación judía, pero tampoco está abierto para que cualquiera sea parte.
La persona interesada tiene que estar bien consciente de lo que implica la conversión, cuáles serán sus nuevos deberes ante Dios y la familia a la que se integrará, qué cosas deberá cambiar de su vida como gentil, cómo podría afectar a su estado actual de vida la conversión, entre otras cosas imprescindibles de ser conocidas y trabajadas.

Luego, hay que analizar también la motivación de la persona, para entender qué le está moviendo a dar este paso tan importante e irrevocable; para darse cuenta de qué no hay intenciones que no cuadran con lo que implica la conversión.

Así pues, no se procede a la conversión de un día para el otro, ni porque a la persona se le ocurre sin más.
La conversión es el final de un proceso que requiere estudio, reflexión, diálogo, acercamiento a una comunidad judía activa, participación, muchísima humildad y paciencia, respeto, entre otras cuestiones necesarias de transitar.

Por tanto, el paso necesario no se encuentra en internet, sino en pedir una cita con un rabino (¡ojo, mucho cuidado! Hay pastores cristianos que se hacen pasar por judíos y rabinos, como un tal Celorio, un tal ben Abraham, entre otros cientos de taimados idólatras. ¡Mucho cuidado!).
La cita con el rabino, quizás por la continuación de la pandemia sea de forma virtual, pero debe ser presencial, «cara a cara», aunque sea por medio de la pantallita. Es importante entender que no se está ante un producto que se vende masivamente, sino ante un evento personal y familiar muchas veces, que tiene una implicancia enorme y que se debe andar con cuidado, atención, humildad y respeto.
En la reunión con el rabino se espera que el aspirante se presente, proponga su interés, explique sus motivaciones, converse con honestidad y sin tapujos para ayudar al rabino a comprender la situación y de esa forma poder ayudar al aspirante a andar el mejor de los caminos posibles. A veces ese mejor camino resulta el de no convertirse, aunque quizás uno emocionalmente lo rechace a priori, por ello es necesaria la madurez, la humildad, la reflexión, el ánimo positivo, el diálogo.
Ya iniciada el vínculo con el rabino, irán viendo cómo se continuará con el proceso de conversión y los pasos siguientes a dar.

Al menos deberán dedicar un año, muchas veces dos o hasta más, para estudiar, aprender, desaprender, participar, experimentar, trabajar en tareas comunitarias, ayudar en lo que fuera necesario para que el aprendizaje no sea meramente intelectual, sino que implique toda la multidimensionalidad del aspirante y que vaya integrándose a la vida comunitaria judía.
Nuevamente, habrá que ser humilde, paciente, respetuoso, abierto, dispuesto al cambio.

Eventualmente, llegará el momento de tomar la prueba ante un tribunal de conversión. Probablemente haya antes exámenes preparatorios.
Si es varón, deberá ser circuncidado.
Luego habrá que sumergirse en la mikve tras lo cual será recibido como un nuevo participante de la gran familia de Israel.
Pero, no termina allí el proceso, pues la conversión no es recibir una camiseta para sacarse la anterior, sino comenzar a vivir a pleno el judaísmo como corresponde, en cada ocasión posible.

Pero, tiempo al tiempo.
Así pues, lo primero será pedir cita con el rabino de su ciudad, con paciencia, respeto, humildad, buen ánimo y mente/corazón abiertos.

Tengan un excelente día, shalom y bendición.

Enviar una pregunta Ver otras preguntas