Mishpatim son sentencias, lo que se entiende como leyes de naturaleza racional, accesibles a la comprensión por la mente humana.
En el caso de nuestra parashá, abundan los que entregó el Creador y en esta oportunidad tratan principalmente de leyes relacionadas con el orden social y la justicia para individuos y sociedades.
Al inicio de la parashá nos encontramos con reglas referidas a esclavos, porque recordemos que en el contexto que la Torá fue entregada y hasta muchos siglos más tarde, la esclavitud era una realidad presente.
Por ello, la Torá impone aquí su presencia, para poner límites a las pretenciones del «dueño», pero también a la del esclavo. Porque la Torá no solamente legisla, sino también educa.
En la parashá nos dice qué hacer con el esclavo hebreo, en diferentes situaciones. Según la Torá, un esclavo debe ser liberado después de seis años, a menos que se niegue a ser liberado. En ese caso, se le hace una perforación en una oreja.
Tras las leyes de la esclavitud, la Torá promulga muchas leyes relacionadas con la violencia entre seres humanos, para evitar que esos hechos lamentables sucedan, y en caso de ocurrir, cómo se debe proceder.
Como dijimos, tiene una intención que también es educativa, para ir corrigiendo a las personas y con ello a las sociedades, para hacernos evolucionar de manera activa, llevando nuestra existencia a que sea el mejor reflejo de nuestra NESHAMÁ (espíritu).
Con esa intención, entre otras reglas encontramos las penas para aquel que maldice a su padre y a su madre.
Posteriormente, se aprueba una disposición para discutir casos de negligencia, robo o casos en los que la intención maliciosa ha resultado en lesiones corporales o daños a la propiedad. Por ejemplo, ¿qué pasa si un ladrón roba una oveja y cómo se diferencia del robo de un toro? ¿Qué se hace cuando una persona quema fuego en el campo de un granjero inocente, o cuando alguien finge que un vecino no le dejó a su cuidado herramientas valiosas y comete esta forma de robo? Esto puesto como ejemplo, pues abundan las leyes y los detalles son innumerables. Libros enormes se han codificado luego a partir de las líneas de esta parashá.
Más allá de las leyes penales, encontramos también la preocupación por el indefenso social, el extranjero, la viudad, el huérfano, el levita, todo aquel que está empobrecido. Porque la espiritualidad requiere de acciones concretas y que éstas mejoren nuestra existencia y la de nuestro prójimo.
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