Hacer tu milagro

En nuestra parashá de esta semana, Beshalaj, nos encontramos con un relato fascinante de los desafíos que enfrentaron nuestros antepasados israelitas desde el mismo momento en que salieron de Egipto. A medida que avanzaban por el desierto, se enfrentaron a una serie de dificultades que requerían su participación activa para encontrar soluciones.
Hoy veremos algunas de ellas, mañana continuaremos con otras, te invito a leer y compartir ambos estudios (https://serjudio.com/personas/crecimiento/superando-desafios-y-construyendo-un-mundo-mejor).

Tuvieron que confrontar desde la escasez de agua hasta la falta de alimentos, los israelitas rápidamente se dieron cuenta de que no podían simplemente esperar milagros mágicos para resolver sus problemas. En cambio, se les presentaron oportunidades para tomar medidas y responsabilizarse de su propio bienestar.

Por ejemplo, cuando se encontraron sin agua, en lugar de esperar a que Dios les proporcionara de manera sobrenatural, se le instruyó a Moshé que golpeara una roca para obtener el agua que necesitaban. Esta acción simboliza la importancia de buscar soluciones prácticas y utilizar los recursos disponibles a nuestro alrededor para superar los desafíos.
Me puedes decir: ¡pero eso es un milagro!
Ciertamente, pero Dios no hizo brotar el agua en sus jarros, ni les quitó de manera sobrenatural la sed, sino que les indicó conductas a seguir. Uno debía golpear la roca, los otros encargarse de ir recogiendo el agua y llevarla a sus hogares.
Dios hace su parte, mientras cada uno de nosotros nos encargamos de realizar nuestra propia tarea.

Del mismo modo, cuando los israelitas experimentaron la escasez de alimentos, Dios les proveyó el maná, un alimento milagroso. Sin embargo, no fue suficiente simplemente esperar a que el maná cayera del cielo. Se les dio la tarea de recolectarlo diariamente y seguir las instrucciones precisas de cómo usarlo adecuadamente. Esto enfatiza la importancia de la responsabilidad individual y la acción continua para satisfacer nuestras necesidades.
Por si fuera poco, debían respetar ciertas reglas que no tenían razón lógica, sino solamente la voluntad de Dios. Como por ejemplo, no habría maná el séptimo día, por tanto, se debía recolectar doble porción el día anterior. O que si en el resto de la semana alguien hacía acopio más de lo correspondiente, eso se pudría.
Así pues, cada uno tiene su parte en la obra, y esta tiene reglas, que a veces podemos comprenderlas, otras veces deducirlas, pero sin dudas, existen y son necesarias.

Estos ejemplos nos enseñan que, si bien podemos confiar en la ayuda divina, también debemos reconocer que somos socios activos en la resolución de nuestros problemas. Dios nos brinda las herramientas y los recursos, pero está en nosotros utilizarlos sabiamente y asumir la responsabilidad de nuestro propio crecimiento y bienestar.
¿Somos conscientes de los instrumentos a nuestra disposición?
¿Nos hemos encargado de conocerlos y entrenarlos?
¿Desarrollamos las capacidades que tenemos dormidas en nuestro interior?
¿Aprovechamos sanamente las oportunidades que nos está brindando el entorno?
¿Entendemos que no debemos estar pendientes de milagros ni de que vengan de afuera a resolvernos los problemas?

Quiero destacar la relevancia de estos pasajes para nuestra vida moderna. A menudo enfrentamos desafíos y obstáculos en nuestro camino, y es fácil caer en la tentación de esperar que alguien o algo más los resuelva por nosotros. Sin embargo, el mensaje de la parashá Beshalaj es claro: debemos ser proactivos, tomar medidas y ser agentes de cambio en nuestras propias vidas.

Enfrentemos nuestras dificultades con valentía y determinación. Busquemos soluciones prácticas y utilicemos nuestros propios recursos internos y externos para superar los obstáculos que se nos presenten. Recordemos que somos capaces de marcar la diferencia y que nuestra participación activa en la resolución de problemas puede llevar a resultados significativos y duraderos.
Pidamos consejo, formemos equipo, estimulemos a nuestros socios a ser partícipes en nuestro éxito.

Que esta parashá nos inspire a tomar acción, confiar en nuestras capacidades y trabajar en armonía con la ayuda divina para encontrar soluciones a nuestros desafíos. Que seamos conscientes de que nosotros también somos creadores de milagros en nuestra propia vida.

Con bendiciones de fortaleza y sabiduría,

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