Apreciados todos,
Con el corazón lleno de esperanza y gratitud, nos encontramos en el umbral de un nuevo año. Rosh Hashaná se acerca, y con él llega la oportunidad de reflexionar, renovarnos y trazar nuevos caminos en nuestras vidas.
En este tiempo sagrado, recordemos que cada día es una página en blanco, una oportunidad para crecer, aprender y buscar la conexión con lo divino y con nosotros mismos. Es un momento para dejar atrás las cargas del pasado y mirar hacia adelante con determinación y emuná.
En esta ocasión, quiero compartir con ustedes un cuento que nos invita a la reflexión:
Había una vez un pequeño pájaro que anhelaba alcanzar las alturas del cielo. Pero batía sus alas sin lograr volar muy alto. Un día, decidió buscar la guía de un sabio y anciano pájaro. Éste le dijo: «Pequeño, la fuerza para volar no se encuentra solo en tus alas, sino también en tu espíritu. Debes creer en ti mismo y en tu capacidad para superar cualquier obstáculo. Solo entonces podrás alcanzar las alturas que tanto anhelas y a las que estás llamado a alcanzar». Con estas palabras, el pájaro comprendió que el verdadero poder residía dentro de él, y con renovada confianza, alzó el vuelo hacia los cielos.
Por su parte, el Talmud nos enseña que el propósito de la creación del mundo es para dar alegría a los que lo habitan. ¡Qué hermosa idea! Pero, ¿cómo podemos aplicarla en nuestras vidas diarias? Mi respuesta es que debemos aprender a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, a apreciar la belleza del momento presente y a encontrar la alegría en los momentos más cotidianos.
Por ejemplo, cuando nos despertemos por las mañanas, podemos hacer una breve reflexión sobre las cosas por las que estamos agradecidos, como el aire que respiramos, el sol que brilla, el sonido de los pájaros cantando. ¿Cómo puede ser que a veces nos damos por descontados estos tesoros cotidianos?
En este Rosh Hashaná, recordemos que la capacidad de transformación y superación está en nuestras manos. Podemos encontrar fuerza en nuestra emuná, en nuestra comunidad y en nosotros mismos. Aprovechemos este nuevo año para poner al día nuestros compromisos, cultivar nuestras relaciones y acercarnos a nuestras metas más elevadas. Miremos objetivos altos y hagamos lo necesario para alcanzarlos, con agradecimiento y humildad.
Concluyo esta nota con un saludo tradicional: «¡Shana Tova umetuka! ¡Un dulce y buen año nuevo! Que este año nuevo sea lleno de bendiciones, salud y éxito para todos ustedes. Que las bendiciones de Dios los acompañen en cada paso del camino. ¡El año que viene en la Jerusalén reconstruida y unificada!
Con cariño y gratitud,
Yehuda Ribco
https://youtube.com/yehudaribco