Venciendo a nuestro Goliat: Lecciones de David y el Poder de uno

En la intersección de la psicología y el judaísmo, encontramos valiosas enseñanzas que nos ayudan a enfrentar los desafíos de la vida. Algunas resultan emerger de ejemplos de inspiración, otras, de acciones oscuras que igualmente aportan instrucción a quien esté dispuesto a aprender.La historia central de la parashá Shelaj Lejá me hace acordar al episodio famoso de David venciendo a Goliat, aunque es justamente lo contrario a primera vista. Sabemos que, una de las historias más emblemáticas del Tanaj es la de David y Goliat, un relato que ilustra cómo el coraje, la convicción y la determinación pueden vencer a los obstáculos más formidables.
Veamos algunos de los mecanismos que permitieron al joven niño vencer al imponente guerrero.

Fortalecer la emuná y la confianza en Dios:

La emuná en Dios es entrenar nuestra mente y corazón para que confiemos en Dios, tras recorrer todas las posibles explicaciones racionales, luego de estudiar a fondo y con sapiencia los asuntos, a posteriori del esfuerzo humano llevado al límite, es cuando llegamos a la emuná.
No se da por tener «fe», como un borrego siguiendo a un pastor hacia el matadero.
Tampoco es la pereza del que responde a todo con su fe, creyendo en un dios mágico y sin poder.
La emuná requiere tanto entrenamiento, que desarrolla el músculo intelectual, el emocional y el de la conciencia espiritual.
Por ello, es pilar fundamental para afrontar los desafíos. David, a pesar de su aparente debilidad física, confiaba plenamente en el poder divino para vencer a Goliat. En la psicología, este concepto se relaciona con la autoconfianza y la autoeficacia, la creencia en nuestra capacidad para lograr metas y superar obstáculos. Para fortalecer nuestra limitación, debemos cultivar una conciencia de conexión espiritual con Dios a través de la oración, el estudio y la práctica de los valores judíos.

Desarrollar la resiliencia:

La resiliencia es la capacidad de adaptarnos y recuperarnos frente a la adversidad. David demostró resiliencia al no dejarse intimidar por el tamaño y la reputación de Goliat. En lugar de ello, se enfocó en sus propias fortalezas y habilidades. Para desarrollar la resiliencia, debemos trabajar en nuestra flexibilidad cognitiva, aprender a manejar el estrés y cultivar una actitud positiva ante los desafíos. Es atrevernos a levantarnos tras habernos caído. Es atrevernos a subirnos a la bicicleta, aunque nunca hubiéramos andado. Es saber que estamos en un mundo limitado y que no las tenemos todas con nosotros, y, sin embargo, Dios confía en nosotros y nos da una tarea exclusivamente a cada uno de nosotros para que cumplamos.

Fomentar la perseverancia:

La perseverancia es la determinación constante para alcanzar nuestras metas, a pesar de los obstáculos y dificultades. David perseveró en su lucha contra Goliat, confiando en su habilidad, con la honda y en la protección divina. Por supuesto que contaba con muchísimo entrenamiento, ya que hacía años se había transformado en experto en el manejo de la roca voladora, entre otras armas no convencionales que empleaba en su trabajo de pastor de ovejas. Por lo cual, la persistencia del carácter venía de la mano del rigor para entrenar y hacerse experto. En la psicología, la perseverancia se asocia con la motivación intrínseca y el crecimiento personal. Para fomentar la perseverancia, debemos establecer metas claras, celebrar nuestros logros y mantener una actitud de aprendizaje continuo. Por supuesto que aceptar nuestras derrotas, no justificarlas, sino encontrar los argumentos para no volver a caer.

Cultivar la humildad:

La humildad es la capacidad de reconocer nuestras limitaciones y fortaleces, para depender de Dios y de los demás en una justa y armoniosa medida. Sin abusar, sin ser abusados.
David, a pesar de su valentía y habilidad, reconoció que su victoria dependía de la voluntad divina. Porque, él pudo ser un experto en lanzar rocas, tener confianza en sí mismo, mostrarse sanamente confiado, pero sabía también que aunque nosotros pongamos todo lo que tenemos a nuestro alcance, si no contamos con el beneplácito divino, no alcanzaremos la victoria. La humildad nos permite aprender de nuestros errores y de nuestros aciertos, pedir ayuda cuando la necesitamos y rechazarla amablemente cuando no la precisamos, valorar las contribuciones de los demás sin desacreditar nuestra propia participación. Para cultivar la humildad, debemos practicar la gratitud, la autocrítica constructiva y el reconocimiento de los méritos ajenos.

Construir una red de apoyo:

David contó con el apoyo de su pueblo y de Dios en su lucha contra Goliat. En la psicología, las redes de apoyo son fundamentales para nuestro bienestar emocional y nuestra capacidad de afrontar los desafíos. Para construir una red de apoyo sólida, debemos cultivar relaciones sanas y significativas, basadas en la confianza, el respeto y la reciprocidad. No olvides la Comunicación Auténtica y la construcción constante de SHALOM.

Te he dado algunos instrumentos fundamentales para una vida de plenitud, espero que los aproveches sanamente.

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