Parashat Nitzavim 5767

Shabbat: Elul 25, 5767; 8/9/07

Un comentario de la Parashá Nitzavim (Devarim 29:9 – 30:20)
*Por la Buena Senda*

Shalom, es grato encontrarnos nuevamente.
Este Shabbat es 25 de Elul, que de acuerdo a la Tradición es el día del comienzo de la Creación.
En pocos días es el primero de Tishrei, cuando cumplimos años como especie, pues fue en este día la aparición de Adam, es decir de la especie humana.

El 1 de Tishrei fue creado el humano, que es la corona de la Creación; y al unísono fue reconocido por vez primera el Eterno como Rey del Universo.
Este acontecimiento marca el primer Rosh HaShaná de la Historia.

Con cada comienzo de año, reafirmamos nuestra condición de súbditos del Eterno y Lo aclamamos como Rey con el sonido del Shofar.

De acuerdo a la antigua costumbre, el Rey juzga los casos importantes el día del aniversario, por tanto, en Rosh HaShaná Él nos juzga por nuestras acciones.
Son abiertos ante Él tres libros, el de los méritos, el de la mediocridad y el de los desvíos. Minuciosamente son sopesados nuestros actos, cada cosa que hemos hecho, para finalmente recibir veredicto divino.
Por este motivo, es costumbre ancestral que dediquemos mayor esfuerzo y energía para encontrar canales en la superarción en TESHUVÁ, TEFILÁ y TZEDAKÁ; pues estos tres elementos son esenciales para doblegar el egoísmo y alivianar el rigor de la sentencia.

Apreciemos un hecho básico, la Teshuvá (arrepentimiento sincero) es un proceso que se centra en el mejoramiento y desarrollo de la propia personalidad. Si bien el perdón se debe pedir del prójimo al que hemos perjudicado, y del Eterno en los pecados que competen a nuestra relación con Él; lo medular de la Teshuvá no radica fuera de la persona, sino en su más profunda esencia.
La Teshuvá nace de uno mismo, perfecciona a uno mismo, y puede beneficiar también a otros.

Por su parte la Tefilá gira en torno a la relación que tenemos con el Eterno. Por supuesto que se pone en juego la personalidad individual, las capacidades, virtudes y defectos. Pero, Tefilá es un acto de reflexión y comunicación intensa y sincera con el Eterno.
En cierto punto puede considerarse válida incluso si no se realiza sin la adecuada concentración, compromiso e intención.

Por último, pero no menos importante, la Tzedaká refiere al acto generoso de uno hacia el prójimo. Se precisa a una persona necesitada que sea el receptor de nuestra Tzedaká, de nuestro dinero, porque no podemos cumplir este precepto simplemente con buenas intenciones o con el Eterno. La Tzedaká siempre es en relación a alguien que será el beneficiado.
A diferencia de las anteriores, es imprescindible que el benefactor se desprenda de algún objeto preciado, que limite su ego, que adopte una actitud altruista, aunque quizás en su fuero íntimo no lo sea.

Estas tres acciones estupendas y constructivas, como hemos mencionado, son de gran importancia en esta época de especial buena voluntad celestial, y no debemos dejar pasar la oportunidad para ponerlas en práctica. No solamente en estos días, pero especialmente en estos días.
¿Se comprende?

En palabras del profeta Ieshaiá:

«¡Buscad al Eterno mientras puede ser hallado! ¡LlamadLe en tanto que está cercano!»
(Ieshaiá / Isaías 55:6)

¿Cuándo es la fecha de mayor buena voluntad celestial?
Pues, estos días, en el entorno de Rosh HaShaná, que es cuando en lo Alto aguardan la rectificación de la conducta personal, el apego a la Buena Senda, el despojarse de falsas identidad que no permiten la expresión de la verdadera esencia personal.

Ahora, ¿cómo vinculamos este mensaje con nuestra parashá?
Contamos con muchas maneras de hacerlo, pero te muestro una, presta atención:

«Si vuelves, tú con tus hijos, al Eterno tu Elokim y obedeces Su voz con todo tu corazón y con toda tu alma, conforme a todo lo que yo te mando hoy, entonces el Eterno tu Elokim también te restaurará de tu cautividad. Él tendrá misericordia de ti y volverá a reunirte de todos los pueblos a donde el Eterno tu Elokim te haya dispersado.»
(Devarim / Deuteronomio 30:2-3)

Está expresando con claridad la Torá en este pasaje que el Eterno está esperando atentamente para mostrarnos Su Misericordia.
Aunque estemos en la peor de la situaciones, aunque estemos sumamente apartados y confundidos, igualmente Él espera paciente por nosotros.
Está a la espera de nuestras acciones, de que corrijamos nuestros errores, que perfeccionemos nuestros defectos, que tengamos el coraje para andar por la Buena Senda, que actuemos correctamente, que nos dejemos de pensar y hacer por motivos egoístas.
No hay imposibles para el Eterno, pero Él se autolimita.
En este aspecto que estamos tratando, Él se limita a juzgar con severidad, pero tiene dispuesta Su Misericordia para ponerla de manifiesto ni bien nosotros hagamos el más pequeño gesto de retorno al canal de lo positivo.

Tal es uno de los mensajes que nuestra parashá nos regala, de manera sumamente oportuna para el espíritu de estas fechas.

¡Te deseo a ti y a los tuyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
Shaná Tová.
¡Qué sepamos construir shalom!

Moré Yehuda Ribco

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Otros comentarios de la parashá, resumen del texto, juegos y más información haciendo clic aquí.

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