Sará, la primer matriarca de la Familia Judía fallece a la edad de 127 años, así comienza el relato de la parashá Jaié Sará. Su amoroso marido, el patriarca Abraham, se encarga de los preparativos para su sepelio. La Torá hace particular destaque de la adquisición una parcela de tierra, en Cnaan, para darle digna sepultura. Compra, a un altísimo precio, la cueva de Majpelá, junto al terreno a su alrededor.
Abraham sabía que en esa caverna estaban sepultados Adam y Java, por ello la escogió como cementerio familiar, ya que más tarde sería el lugar de reposo terrenal de la mayoría de nuestros patriarcas y matriarcas.
Si bien el Eterno había prometido para el patriarca y toda su descendencia heredera (los judíos) la posesión de la tierra de Israel, Abraham consideró necesario adquirir la parcela, incluso aceptando pagar un precio exorbitante y dejar asentado por escrito la transacción comercial.
¿Qué motivos pudo tener el patriarca para tal decisión?
La sagrada Tradición de Israel registra algunas ideas al respecto:
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Para que Efrón, el anterior ocupante, no tuviera posibilidad legal para quejarse o reclamar nada. Él la había vendido por libre decisión, recibió el importe exagerado que había demandado, y había testigos y un documento para proteger a Abraham de las variaciones de humor de este personaje y sus aliados de turno.
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Para dignificar a Sará en su lugar de reposo terrenal, pues la gente envidiosa y malvada podría haber dicho: “La entierra en donde le dieron gratis, porque no la valoraba ni respetaba”. Si bien las murmuraciones aviesas no deben ser tenidas en cuenta, sabemos el efecto nocivo de las palabras perjudiciales, del lashón hará y cuestiones similares.
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Para actuar de modo pacífico. La tierra era para él y sus descendientes, por siempre, pero todavía no estaba ejerciendo su derecho plenamente. En este momento estaba ocupada por otra gente, pobladores ajenos pero que se creían con autoridad para morar allí. Abraham avinu prefirió tratarlos de manera amable y amistosa, sin avergonzarse de pedir permiso para hacer uso de lo que le pertenecía, y hasta comprando su tierra a un sobreprecio.
¿Se te ocurre algún otro motivo?
De acuerdo a nuestra Tradición “maasé abot siman labanaim” “מעשה אבות סימן לבנים”, los hechos de los patriarcas son símbolos para nosotros. Esto significa que en diferentes generaciones suceden acontecimientos similares, que en gran medida son como ecos de lo que ocurrió a los patriarcas, o siguen patrones similares de comportamiento.
¿Podrías señalar hechos en la historia moderna judía y sionista que resuenan en este relato de Abraham avinu?
¿Cuáles podrían ser las enseñanzas prácticas para la vida cotidiana de lo que estudiamos hoy?