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Para ciertas ideologías, la conexión con el plano espiritual implica la máxima desconexión con lo que implica este mundo. Por tanto, desechan al cuerpo, detestan la materialidad, rehúyen el placer, condenan al fracaso eterno todo lo que no tiene un aura de sobrenaturalidad.
Sigue habiendo gente que se mueve dentro de esos parámetros, a veces son ascetas, en otras oportunidades no filosofan sino que simplemente temen a experimentar las circunstancias de este mundo, atrapados por el EGO que los domina y les llena de creencias religiosas y supersticiosas.
Entre estos están aquellos que tienen la creencia que conexión espiritual es una especia de exilio del cuerpo, como si el espíritu pudiera desprenderse a voluntad de la carne y flotar fuera. Tal como si hubiera una configuración etérea, idéntica a la cárnica, que tiene el poder de desplazarse por los aires, atravesar muros, romper las leyes naturales, ya que es un cuerpo energético.
Hasta imparten cursos para desencarnar y ser seres alados que no dependen de la corporalidad, aunque continúan vinculados por un hilo por medio del cual retornan al cuerpo material.
Hay otro grupo de personas que desconocen el plano espiritual y se enfocan exclusivamente en la materialidad. Pueden estar adoctrinados bajo dogmas de ateísmo, o imbuidos de alguna religión o esoterismo; pero lo que los une es su apego impactante al mundo material. Por supuesto que acá también está el EGO a cargo, obturando la conciencia espiritual para así mantener en la impotencia a sus súbditos.
La creencia correcta, ¿cuál es?
Aquella que está en el corazón de la Torá que nos enseña que el camino adecuado es el de elevar la materialidad hacia la trascendencia, en tanto que nos guiamos por la espiritualidad para lograrlo. Es trabajar para perfeccionar este mundo, nuestra personalidad, para que sea reflejo más afín a la identidad espiritual.
No se reniega ni de la materia ni del espíritu, ya que ambos son importantes y necesarios, en tanto somos pasajeros y participantes en este mundo.
Lo que Adam no pudo hacer, revelar la espiritualidad a través del cuerpo, expresar la NESHAMÁ por medio del materialismo elevado espiritualmente; queda como tarea para cada uno de nosotros.
Al final de nuestro paseo por este mundo, cuando regresamos a ser esencia espiritual, el viaje no debe haber sido en vano, sino pleno de experiencias, de manifestación de Dios en el mundo.
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