Según aprendemos de los sabios de la Verdad,
la fe (EMUN BeH’) está más allá de la razón,
más allá de los sentimientos,
es una certeza absoluta espiritual.
Pero, para llegar a ella se ha de pasar por el sentir,
y exhaustivamente por la poderosa herramienta de la mente;
pues si no pasa por ambas,
particularmente por el pensamiento racional conciente,
entonces la fe
es una cáscara vacía,
quizás una vana ilusión del Otro Lado.
Quien tiene fe ciega,
no es más que un ciego.
Quien tiene certeza absoluta,
ha machacado con sabiduría y entendimiento,
ha sentido en lo profundo,
entonces alcanza el grado de la fe.