Escuché rumorear por ahí que murmuran maliciosamente diciendo que FULVIDA no es espiritual, pues no aturde con rezos, ni enseña bailoteos con banderitas y trompetas, no se barbotean palabrejas en jeringoso seudo cabalístico, no se realizan volteretas y malabarismos para acomodar los textos a gustos del consumidor, no se reclama diezmos y otras ofrendas para engrosar el ego de algún maestro, no se citan textos bíblicos cada media frase, no se amenaza ni decretan maldiciones y padecimientos en el infierno y no se dice “amén levanta tu mano derecha que en nada serás avergonzado” para causar efectos intimidatorios en la audiencia.
Se nos acusa de no ser espirituales, aunque dudosamente se declara qué significa ser espiritual, especialmente de acuerdo al criterio del Rey de reyes y no al advenedizo parecer de cualquier patán que predica “la palabra” (vaya uno a saber cuál).
Gracias a Dios, amigo mío, amigo que anhelas ser fiel al Eterno, que amas al Padre Celestial y a tu prójimo, en FULVIDA estamos rebosantes de verdadera espiritualidad.
Regalamos a diario buen pan espiritual, sin hacer aspavientos, sin demandar ni exigir dinero o regalías.
Te ofrecemos luz espiritual, plenitud, bendición, sanidad, santidad, eternidad, de acuerdo al sagrado patrón eterno que Dios ha marcado para los gentiles.
Para corroborarlo, te ofrezco ahora un breve pasaje, en el cual Dios delimita con absoluta claridad y precisión qué significa ser espiritual y por tanto, como ha de vivir un verdadero gentil justo (noájida).
Presta mucha atención y no retires tu entendimiento de estas palabras de luz:
«Porque Yo [Dios] le he escogido [a Avraham] y sé que mandará a sus hijos y a su casa después de él que guarden el camino del Eterno,
que practiquen la justicia y la bondad,
para que el Eterno haga venir sobre Avraham [Abraham] lo que ha hablado acerca de él.»
(Bereshit / Génesis 18:19)
Comprendamos juntos:
Dios afirma aquí cual es SU camino,
SU camino santo para los gentiles,
Su camino para que viva el hombre y todos sus descendientes y todos aquellos que residen con él.
Dios delimita con precisión qué es ser espiritual para el noájida (recuerda que el patriarca hebreo también era noájida).
Y no habla de estudiar Torá,
ni de citar pasajes del Talmud,
ni de atiborrarse de palabrejas de supuesta Cabalá,
ni de usar ropajes del Medio Oriente antiguo o de la renacentista Europa Oriental,
ni de rezar,
ni de parlotear en hebraico,
ni de ponerse a los pies de un rabino,
ni de congregarse,
ni de tener fe,
ni de guardar el Shabat,
ni de celebrar fiestas judías,
ni de convertirse a judío (de hecho, ni existían los judíos en aquella época),
ni de decir amén aleluya,
ni mil cositas y cosotas que los que reclaman espiritualidad
(y nos acusan de no tenerla)
predican que es ser espiritual.
Espiritual es,
según Dios, el que no cambia ni se confunde ni miente,
espiritual es
vivir practicando el bien y la justicia.
Es decir,
lo que a cada rato enseñamos desde este santo hogar,
una y otra vez declaramos y vivimos: construir shalom, por medio de hacer lo justo y bueno, siendo leales al Eterno.
Eso es ser espiritual,
y ningún rufián de Venezuela, o de Cuba, o de Perú, o de asociaciones de supuestos mesiánicos o de cualquier otro lado pueden declarar lo contrario, y quien les admite sus patrañas, se convierte en un cobarde, protector del malhechor, cómplice de los que llevan el caos y la corrupción, de los que son enemigos de Dios y del hombre.
Así pues, amigo mío, si estás en El Táchira o en Santo Domingo, en Lima o en Cancún, la verdad es simple y una: ser espiritual significa que vivas haciendo lo que es justo y bueno.
Si haces otra cosa, no estás siendo espiritual, sino parodiando algo que no es lo que te pertenece.
De paso, quien vive de acuerdo al plan de Dios,
pues se dedica a construir shalom,
obtiene la promesa de que el Eterno lo recompensa ricamente,
tal y cual el mismo texto que te he citado afirma.
En conclusión, te regalo nuevamente la salvación, la sanidad, la santidad, el paraíso.
Puedes tú ahora volver a escoger entre el maná celestial que está a tu disposición aquí, o seguir comiendo el estiércol que te venden a altísimo precio aquellos que anteayer eran pastores evangélicos, ayer rabinos mesiánicos, hace un rato líder noájico y ahora vaya uno a saber qué.
Puedes escoger entre ser leal a Dios y ser espiritual, o seguir engañándote con bribones que se hacen pasar por rabino o haham, como el tal personaje que reniega de su apellido Hernández y su patota de inescrupulosos y el resto de la caterva que pregonan falsas espiritualidades muy bien envueltas para engañar al ojo y al alma.
Tienes tu camino espiritual ante ti, tu hogar abierto para tu retorno.
FULVIDA sigue en pie, alumbrando tu senda de vida.