Tiempo de fe

Pongamos nada en una habitación al vacío y démosle solamente mucho tiempo.
Mantengamos el vacío como tal, que no entre nada de luz, ni cualquier otra onda electromagnética. Que no penetren esporas ni semillas, ni alguna bacteria o virus decida colonizar el lugar. Incluso hemos tomado el resguardo de quitar todo aire, todo gas para dejar el cuarto vacío perfectamente vacío, pero eso sí, démosle tiempo, mucho tiempo. Permitamos que pasen años, décadas, incluso siglos.
De paso, también si queremos tengamos mucha fe en que algo crecerá con plena vida y sentido dentro de esa habitación perfectamente aislada de todo elemento externo, sellada a toda contaminación de afuera.
Solo tiempo, mucho tiempo para que las cosas sucedan, y mucha fe, para que algún dios (o Dios) decida hacer algún milagro sorprendente allí.

Si pasaron mil años, diez mil, un millón, seguramente que dentro del cuarto seguirá habiendo la misma nada que anteriormente.
¿Cómo lo sabemos?

Bueno, en principio porque nuestros sentidos y razón así lo atestigua.
Desde que el hombre es consciente, desde que la ciencia ha tomado el control sobre el pensamiento, hemos descubierto que no existe “generación espontánea”, nada nace del vacío, ni se producen “saltos cuánticos” que generen algo a partir de la nada.
Sí, los antiguos filósofos a veces compartían la creencia con el pueblo y los brujos de que piojos, moscas, gusanos, ratas y otros bellos animalitos surgían de la nada, pero hace un tiempo bastante largo se demostró que no es así (aunque sigue habiendo gente aferrada a la ceguera que aún insisten en creer que es posible).

Por otra parte, desde el lado de las Fuentes notamos que el Eterno no ha creado nada nuevo a partir de la nada sino solamente al comienzo de la Creación.
Luego todo fue desarrollándose de lo que Él ya había creado.
Sí, hay ciertos escasos hechos milagrosos narrados en el Tanaj que parecen contradecir las leyes de la física, de la conservación de la masa y energía por ejemplo, y sinceramente no lo sé explicar ni encuentro quien lo haga. Tampoco me perturba mucho ser ignorante al respecto.
Lo cierto es que ni siquiera el Eterno hace que surja algo de la nada desde que creó el todo de la nada.

Así pues, ni el infinito tiempo ni la infinita fe lograrán algo por sí mismos.
¿Qué se precisa para que en el cuarto vacío aparezca, por ejemplo, una plantita?

Pues, veamos: una semilla o un retoño, tierra, bacterias (descomponedores que les dicen), gases (oxígeno, dióxido de carbono, nitrógeno, entre otros), materia que abone la tierra, agua, luz y sí también tiempo… y sí, también al Eterno que provea la “vida”.
¿Qué significa esto?

Que ni el tiempo, por sí solo, ni la fe vacía de acción “mueven montañas” ni producen modificaciones en la realidad.

Se escuchan comentarios constructivos.

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Netanel

Conclusión: Si no lo hacemos, solo no se hará.
Hay que poner manos en acción.

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