Tienes “la razón”…

En Internet es impresionante la cantidad de textos, imágenes, audio, video, etc. que se encuentran, impresionante.
A lo que se les suma comentarios, notas, refutaciones, apoyos, debates, contradicciones, citas, copipegado, ignorancia activa, una marabunta inmensa de (des) información que fluye en un océano enorme y en apariencia inabarcable e inagotable.
Tantas palabras, tantas opiniones, tantos, conceptos, tanta malicia, tanta degradación, tanta belleza, tanta genialidad, tanto aburrimiento, tanta tontería, tanta pudrición, tanta nobleza… en verdad, se encuentra de todo, hasta lo que ni siquiera imaginamos.

Humildemente resumiré todo esto (que es imposible de resumir) en un breve título: “Yo tengo LA razón y tú no” ((Algo similar ocurre fuera del ciberespacio, sin dudas.)).
Probablemente podrás comentar, notar, refutar, apoyar, debatir, contradecir, citar, copipegar, ignorar, ser parte de la micro masa que por un rato se alborota en esta micro sección de la infinita jungla ciberespacial.
Si tomas tu tiempo y contemplas quizás puedas darte cuenta de que tan errado no está mi titulo (al que siento que habría que añadir algo así como “Desfile interminable de EGO”).

Quiero convencer de mis ideas, de mi sabiduría, de mi delirio, de mi probidad, de mi simpatía, de mi éxito, de mi belleza, de mi lugar, de mi poder, de mi dominio, de mi rareza, de lo mío y ya no basta el reducido espacio de las relaciones interpersonales “tradicionales”, ahora hay que amplificarse al mundo ilimitado de la Internet.
Aunque no me importa en lo más mínimo lo que tú sientes o piensas o crees o te conviene, sino solamente como peón a mi servicio, para confirmarme en mi rol, para aplaudirme, para serme útil de alguna manera.
Quiero convencer-te porque me quiero, necesito, me es imprescindible, convencer-me de que estoy bien, de que sirvo, de que soy potente, de que valgo, de que tengo derecho a…

Así se puebla Internet de su apabullante y angustiante contenido de palabra escrita, música, audio, video, imágenes, “amigos” en redes sociales.
Somos amigos de gente que nunca hemos conocido.
Nos desnudamos para complacer la retina infame de quien detestamos.
Nos hacemos pasar por lo que no somos para ser admirados en sitios de video.
Escribimos para hacernos oír.
Alentamos a nuestro equipo, partido, secta, líder de forma apasionada y carente de cualquier equilibrio o pudor.
Ofrecemos para que se nos quiera o se nos adquiera.
No valemos nada… al menos eso parece…

No importa “la verdad”, de nada vale el bien y la justicia, lo que anhelamos es que se nos aplauda, se nos confirme, se nos cite, se nos quiera, se nos haga sentir poderosos.
Yo tengo la razón, a cualquier precio, y por lo tanto tú no la tienes… eso es todo lo que vale “beibi”.

No me importa si cambias de opinión, porque en verdad de nada me importas tú, solo quiero hacerte sufrir tu impotencia, tu nadería, porque YO tengo la razón…

Así funciona Internet, tristemente, según veo a diario navegando y navegando por regiones, idiomas, colores, sabores, sonidos, ofertas, demandas…
Quizás es una visión subjetiva muy negativa que tú puedas fácilmente refutar, demostrar que me estoy equivocando.

Porque así tú demostrarás que tienes “la razón”…

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hipo

muy bueno.

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